¿Reconocemos la organización de Jehová?
“Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Los cielos son mi trono, y la tierra es el escabel de mis pies’.” (ISAÍAS 66:1.)
1, 2. a) ¿Qué prueba visible de la organización de Jehová podemos presentar? b) ¿Dónde mora Jehová?
¿CREEMOS que Jehová tiene una organización? Si así es, ¿por qué? Posiblemente digamos: “Pues bien, disponemos de un Salón del Reino. Tenemos una congregación organizada con un cuerpo de ancianos. Un superintendente de circuito nombrado nos visita periódicamente. Asistimos a asambleas de circuito y de distrito. Hay una sucursal de la Sociedad Watch Tower en el país. Todo esto y mucho más prueba que Jehová tiene una organización en funcionamiento”.
2 Todo lo mencionado demuestra la existencia de una organización. Pero si todo lo que vemos y reconocemos está aquí en la Tierra, no entendemos bien el verdadero alcance de la organización de Jehová. Dios dijo a Isaías que la Tierra es tan solo el escabel de sus pies, mientras que los cielos son su trono (Isaías 66:1). ¿A qué “cielos” se refería Jehová? ¿A la atmósfera? ¿Al espacio sideral? ¿A algún otro nivel de vida? Isaías habla de la “excelsa morada de santidad y hermosura” de Jehová, y el salmista dice que esos cielos son “el lugar establecido donde él mora”. Así que los “cielos” de Isaías 66:1 se refieren al ámbito espiritual invisible en el que Jehová ocupa la posición suprema (Isaías 63:15; Salmo 33:13, 14).
3. ¿Cómo podemos superar las dudas?
3 Por tanto, si queremos entender bien el alcance de la organización de Jehová, tenemos que dirigir la atención a los cielos. Y ahí radica el problema de algunos. Puesto que la organización celestial de Jehová es invisible, ¿cómo saber que en realidad existe? Hay quien hasta ha llegado a dudar y preguntarse: “¿Cómo puedo estar seguro?”. De modo que, ¿cómo puede la fe vencer a la duda? Dos claves son: el estudio personal intenso de la Palabra de Dios y la asistencia regular a las reuniones cristianas con participación en ellas. De ese modo nos es posible ver la luz de la verdad al final del túnel. Otros siervos de Dios del pasado también han tenido dudas. Repasemos el caso del servidor de Eliseo cuando el rey de Siria atacó a Israel (compárese con Juan 20:24-29; Santiago 1:5-8).
Alguien que vio las huestes celestiales
4, 5. a) ¿Qué problema tuvo el servidor de Eliseo? b) ¿Cómo respondió Jehová a la oración de Eliseo?
4 El rey de Siria mandó una gran fuerza militar de noche a Dotán para capturar a Eliseo. Cuando el servidor de este se levantó temprano por la mañana y salió afuera, posiblemente para tomar el fresco sobre el tejado llano de su casa oriental, se horrorizó. Un ejército completo de sirios con caballos y carros de guerra rodeaba la ciudad, esperando capturar al profeta de Dios. El siervo gritó a Eliseo: “¡Ay, amo mío! ¿Qué haremos?”. Eliseo respondió, al parecer con calma y convicción: “No tengas miedo, porque hay más que están con nosotros que los que están con ellos”. El servidor debió preguntarse: “¿Dónde están? No veo a nadie”. A veces, posiblemente este también sea nuestro problema: no ver con los ojos del entendimiento y no percibir las huestes celestiales (2 Reyes 6:8-16; Efesios 1:18).
5 Eliseo pidió a Dios que le abriera los ojos a su siervo. ¿Qué sucedió a continuación? “Inmediatamente Jehová abrió los ojos al servidor, de manera que él vio; y, ¡mire!, la región montañosa estaba llena de caballos y carros de guerra de fuego todo en derredor de Eliseo.” (2 Reyes 6:17.) Sí, vio las huestes celestiales, los ejércitos angelicales preparados para proteger al siervo de Dios, y así pudo entender la confianza de Eliseo.
6. ¿Cómo podemos conocer la organización celestial de Jehová?
6 ¿Tenemos a veces un problema de percepción similar al del servidor de Eliseo? ¿Tendemos a ver solo el lado físico de las situaciones que nos amenazan a nosotros o a la obra cristiana en algunos países? Si así es, ¿podemos esperar que nos ilumine una visión especial? No, porque poseemos algo que no poseía el servidor de Eliseo: un libro completo, la Biblia, que contiene muchas visiones y que puede ayudarnos a conocer la organización celestial. La Palabra inspirada de Dios también suministra principios que nos orientan para que pensemos y actuemos con rectitud. Sin embargo, tenemos que esforzarnos por conseguir discernimiento y reconocer la organización de Jehová, lo que es posible lograr mediante el estudio personal, la oración y la meditación (Romanos 12:12; Filipenses 4:6; 2 Timoteo 3:15-17).
El estudio ayuda a la percepción
7. a) ¿Qué problema tienen algunos con el estudio personal? b) ¿Por qué vale la pena el estudio personal?
7 El estudio personal no les resulta necesariamente agradable a muchas personas, como aquellas a quienes nunca les gustó estudiar en la escuela o nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, si queremos entender bien el alcance de la organización de Jehová con los ojos del entendimiento, debemos cultivar el deseo de estudiar. ¿Podemos disfrutar de una buena comida sin preparación? Como cualquier chef de cocina diría, preparar una buena comida supone mucho trabajo, aunque luego esta quizá se consuma en media hora o menos. Los beneficios del estudio personal, en cambio, pueden durar toda la vida. Es posible que el estudio personal se convierta en un gusto adquirido cuando veamos cómo contribuye a nuestro progreso. El apóstol Pablo dijo que deberíamos prestar constante atención a nosotros mismos y a nuestra enseñanza, y seguir aplicándonos a la lectura pública. Para ello se necesita esfuerzo constante, pero los beneficios pueden ser eternos (1 Timoteo 4:13-16).
8. ¿Qué actitud recomienda Proverbios?
8 Un sabio de la antigüedad dijo: “Hijo mío, si recibes mis dichos y atesoras contigo mis propios mandamientos, de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al discernimiento; si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios” (Proverbios 2:1-5).
9. a) ¿Qué comparación hay entre el valor del oro y el del “mismísimo conocimiento de Dios”? b) ¿Qué instrumentos necesitamos para conseguir conocimiento exacto?
9 ¿Se da cuenta de quién es la responsabilidad? Se habla en segunda persona del singular: “si tú”. Y fíjese en la idea ‘si sigues buscándolo como a tesoros escondidos’. Piense en los mineros que por siglos excavaron el terreno en busca de plata y oro en Bolivia, México, Sudáfrica y otros países. Trabajaron arduamente, a pico y pala, para excavar la roca de donde extraerían los metales preciosos. Valoraban tanto el oro que, para hallarlo, en una mina de California excavaron 591 kilómetros de túneles, hasta una profundidad de un kilómetro y medio. Ahora bien, ¿podemos comernos el oro? ¿Podemos bebérnoslo? ¿Nos sostendría en un desierto si estuviéramos hambrientos y sedientos? No, su valor es artificial y arbitrario, y fluctúa de día en día en los mercados internacionales. No obstante, los hombres han muerto por él. Entonces, ¿cuánto esfuerzo merece hallar el oro espiritual, “el mismísimo conocimiento de Dios”? Piénselo: el mismísimo conocimiento del Señor Soberano del universo, su organización y sus propósitos. Para ello podemos emplear picos y palas de naturaleza espiritual. Estos son las publicaciones bíblicas que nos ayudan a cavar en la Palabra de Jehová y a entender su significado (Job 28:12-19).
Cavemos para conseguir conocimiento
10. ¿Qué vio Daniel en una visión?
10 Cavemos un poco en sentido espiritual para empezar a conseguir el mismísimo conocimiento de la organización celestial de Jehová. La visión que tuvo Daniel del Anciano de Días en su trono nos ofrece una información fundamental. Daniel escribe: “Seguí contemplando hasta que se colocaron tronos y el Anciano de Días se sentó. La ropa de él era blanca justamente como la nieve, y el cabello de su cabeza era como lana limpia. Su trono era llamas de fuego; sus ruedas eran un fuego ardiente. Había una corriente de fuego que fluía y salía de delante de él. Había mil millares que seguían ministrándole, y diez mil veces diez mil que seguían de pie directamente delante de él. El Tribunal tomó asiento, y hubo libros que se abrieron” (Daniel 7:9, 10). ¿Quiénes eran esos miles de seres que servían a Jehová? Las referencias marginales de la Traducción del Nuevo Mundo, usadas a modo de “picos” y “palas”, nos dirigen a pasajes como Salmo 68:17 y Hebreos 1:14. Efectivamente, los que ministraban eran ángeles celestiales.
11. ¿Cómo puede ayudarnos la visión de Daniel a entender las palabras de Eliseo?
11 El relato no dice que Daniel viera a todos los ángeles fieles que Dios tiene a su mando. Es posible que haya millones más. Pero ahora podemos entender mejor las palabras de Eliseo: “Hay más que están con nosotros que los que están con ellos”. El ejército del rey de Siria, aunque respaldado por ángeles inicuos, los demonios, era muy inferior a los ejércitos celestiales de Jehová (Salmo 34:7; 91:11).
12. ¿Cómo podemos saber más de los ángeles?
12 Posiblemente queramos saber más sobre estos ángeles, como el papel que desempeñan en el servicio a Jehová. La palabra griega que se traduce por “ángel” significa “mensajero”, de lo que se deduce que actúan en calidad de mensajeros. Sin embargo, sus deberes son mucho más amplios. Para conocerlos debemos cavar más. Podemos estudiar el artículo “ángeles” de la obra Perspicacia para comprender las Escrituras o repasar artículos anteriores de La Atalaya que trataban sobre los ángeles. Nos sorprenderá lo mucho que podemos aprender de estos siervos celestiales de Dios y percibiremos mejor cómo nos apoyan (Revelación [Apocalipsis] 14:6, 7). Ahora bien, en la organización celestial de Dios, algunas criaturas espirituales cumplen propósitos especializados.
La visión de Isaías
13, 14. ¿Qué vio Isaías en una visión, y cómo lo afectó?
13 Cavemos ahora un poco en la visión de Isaías. Lo que leemos en el Isa capítulo 6, versículos 1 a 7, es impresionante. Isaías dice que “[vio] a Jehová, sentado en un trono” y “había serafines de pie por encima de él”. Proclamaban la gloria de Jehová y ensalzaban su santidad. La simple lectura de este relato nos deja perplejos. Ahora bien, ¿cómo reaccionó Isaías? “Procedí a decir: ‘¡Ay de mí! ¡Pues puedo darme como reducido a silencio [en el Seol], porque hombre inmundo de labios soy, y en medio de un pueblo inmundo de labios moro; pues mis ojos han visto al mismo Rey, Jehová de los ejércitos!’.” ¡Cuánto le impresionó esa visión! ¿Nos impresiona también a nosotros?
14 Pero, ¿cómo pudo soportar Isaías esta gloriosa visión? Él explica que un serafín acudió en su ayuda y le dijo: “Tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado” (Isaías 6:7). Isaías podía confiar en la misericordia de Jehová y prestar atención a Sus palabras. ¿No nos gustaría saber más sobre estas criaturas espirituales de alto rango? En tal caso, ¿qué debemos hacer? Seguir cavando para conseguir más detalles. Una herramienta útil es el Índice de las Publicaciones Watch Tower, que nos remite a muchas fuentes de información esclarecedora.
¿Qué vio Ezequiel?
15. ¿Qué indica que la visión de Ezequiel es confiable?
15 Dirijamos nuestra atención ahora a otro tipo de creación espiritual. Ezequiel tuvo el privilegio de recibir una animadora visión mientras todavía estaba cautivo en Babilonia. Abra la Biblia por el capítulo 1 versículos 1-3 de Ezequiel y lea los tres primeros versículos. ¿Cómo empieza el relato? ¿Dice: “Érase una vez, en un país distante...”? No, este no es un cuento de hadas en un marco cronológico imaginario. El versículo 1 especifica: “Ahora bien, en el año treinta, en el mes cuarto, en el día cinco del mes, mientras yo estaba en medio del pueblo desterrado junto al río Kebar, aconteció que se abrieron los cielos, y empecé a ver visiones de Dios”. ¿Qué observamos en este versículo? Nos da una fecha exacta y un lugar preciso, a saber, el quinto año del exilio del rey Joaquín, el año 613 a.E.C.
16. ¿Qué vio Ezequiel?
16 La mano de Jehová llegó a estar sobre Ezequiel, y este recibió una imponente visión de Jehová sobre un trono en un gigantesco carro celestial con enormes ruedas que tenían ojos alrededor de las llantas. El detalle que nos interesa es que había cuatro criaturas, una al lado de cada rueda. “Esto era lo que parecían: tenían la semejanza del hombre terrestre. Y cada una tenía cuatro caras, y cada una de ellas cuatro alas. Y en cuanto a la semejanza de sus caras, las cuatro tenían una cara de hombre con una cara de león a la derecha, y las cuatro tenían una cara de toro a la izquierda; las cuatro también tenían una cara de águila.” (Ezequiel 1:5, 6, 10.)
17. ¿Qué representan las cuatro caras de los querubines?
17 ¿Quiénes eran estas cuatro criaturas vivientes? Ezequiel mismo nos dice que eran querubines (Ezequiel 10:1-3, 14). ¿Por qué tenían cuatro caras? Para representar los cuatro atributos sobresalientes del Señor Soberano Jehová. La cara del águila era un símbolo de sabiduría penetrante (Job 39:27-29). ¿Qué representaba la cara del toro? Se sabe que algunos toros han elevado por los aires a un caballo y su jinete con la tremenda fuerza de su cuello y hombros. El toro es ciertamente un símbolo del poder ilimitado de Jehová. El león se usa como símbolo de la justicia valerosa. Finalmente, el rostro del hombre es una buena representación del amor de Dios, ya que el hombre es la única criatura terrestre que puede manifestar inteligentemente esta cualidad (Mateo 22:37, 39; 1 Juan 4:8).
18. ¿Qué añade el apóstol Juan a nuestro conocimiento de la organización celestial?
18 Hay otras visiones que pueden ayudarnos a completar el cuadro. Entre ellas se cuentan las visiones de Juan relatadas en el libro bíblico de Revelación. Juan, al igual que Ezequiel, ve a Jehová en un trono glorioso acompañado de querubines. ¿Qué hacen esos querubines? Se hacen eco de la proclamación de los serafines del capítulo 6 de Isaías y dicen: “Santo, santo, santo es Jehová Dios, el Todopoderoso, que era y que es y que viene” (Revelación 4:6-8). Juan también ve a un cordero junto al trono. ¿A quién representa? Al mismo Cordero de Dios, Jesucristo (Revelación 5:13, 14).
19. ¿Qué hemos percibido acerca de la organización de Jehová en este estudio?
19 ¿Qué percibimos en estas visiones? Que la organización celestial tiene en su cenit a Jehová Dios entronizado, acompañado por el Cordero, Jesucristo, que es la Palabra o Logos. Luego hemos visto a una hueste celestial de ángeles, entre ellos a serafines y querubines. Forman parte de la grandiosa organización unida que labora en pro de los propósitos de Jehová. Y uno de esos propósitos es la predicación mundial de las buenas nuevas en este tiempo del fin (Marcos 13:10; Juan 1:1-3; Revelación 14:6, 7).
20. ¿Qué pregunta se contestará en el próximo artículo?
20 Finalmente, tenemos a los testigos de Jehová en la Tierra, que se reúnen en los Salones del Reino para aprender a efectuar la voluntad del Señor Soberano. Ahora podemos comprender mejor que hay más con nosotros que con Satanás y los enemigos de la verdad. Sin embargo, cabe preguntar: ¿Qué tiene que ver la organización celestial con la predicación de las buenas nuevas? El siguiente artículo examinará este y otros asuntos.
Preguntas de repaso
◻ ¿Qué tenemos que percibir para reconocer la organización de Jehová?
◻ ¿Qué experiencia tuvo el siervo de Eliseo, y cómo lo animó el profeta?
◻ ¿Cómo deberíamos ver el estudio personal?
◻ ¿Qué detalles nos ofrecen Daniel, Isaías y Ezequiel sobre la organización celestial?
[Ilustraciones de la página 13]
Los beneficios del estudio personal son muy superiores a los de una comida bien preparada
[Ilustración de la página 15]
Jehová respondió a la oración de Eliseo con una visión de las huestes celestiales