Carta del Cuerpo Gobernante
“DIOS es amor.” (1 Juan 4:16.) En efecto, Jehová es el amor personificado. Vivimos en tiempos muy emocionantes, pues vemos un sinfín de manifestaciones de su cariño y pruebas de que su amoroso propósito avanza inexorablemente hacia su cumplimiento.
Los miembros del pueblo de Dios tenemos el privilegio de ser testigos del Altísimo (Isa. 43:10-12). Respecto al que en su día fue el pueblo para Su nombre, Jehová dijo lo siguiente: “Debido al hecho de que has sido precioso a mis ojos, se te ha considerado honorable, y yo mismo te he amado” (Isa. 43:4). Estas palabras también aluden actualmente al Israel espiritual. Además, Jehová ama a todos los componentes de la gran muchedumbre, quienes tienen la esperanza de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. ¡Imagínese! Él dice: “Yo mismo te he amado”. ¿Puede oír mentalmente a Jehová dirigiéndole estas palabras a usted?
Pese al desánimo que nos produce a veces vivir rodeados de un mundo en el que ‘se ha enfriado el amor’ de muchas personas, ¡cuánto nos anima saber que Jehová nos quiere! (Mat. 24:12.) Como testigos suyos, también somos testigos de su inmenso amor, pues lo palpamos en nuestra vida cotidiana. Por el cariño que nos tiene, Jehová bendice nuestra labor personal y colectiva de predicar las buenas nuevas. Cabe señalar que el Cuerpo Gobernante redujo no hace mucho el requisito mensual de horas para los precursores —setenta para los regulares y cincuenta para los auxiliares—, lo cual ha resultado en un considerable incremento en el número de precursores. Durante el pasado año de servicio hubo un promedio de 738.343 Testigos que sirvieron de precursores especiales, regulares o auxiliares. La cifra total supuso un aumento del 5,7% sobre el promedio del año anterior. Gracias al entusiasmo con que predicaron los hermanos y a la bendición de Jehová, cada semana se formó un promedio de 45 congregaciones. Todos los fines de semana se efectúan bautismos en diversas partes del mundo. El año pasado se bautizó semanalmente un promedio de 6.220 nuevos discípulos en símbolo de su dedicación a Jehová y como muestra de que lo aman. La cantidad mundial de predicadores de las buenas nuevas ha alcanzado ya un máximo de 5.912.492 (Mat. 24:14).
Meditar en el amor de Dios nos lleva a quererlo más. Podemos demostrarle nuestro cariño leyendo la Biblia (o escuchándola en una grabación) todos los días. Normalmente dedicamos tiempo a quienes amamos. Si amamos a Jehová, procuraremos hacer hueco en nuestro horario cotidiano para la lectura de la Biblia. Además, al reflexionar en lo que leemos, nuestro amor por Él crecerá. Como el amor y el conocimiento exacto van de la mano, es bueno abundar en ambos y no descuidar ninguno. Filipenses 1:9 dice: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento” (véase Salmo 119:97).
Ahora bien, no solo amamos a Jehová, sino también a nuestros hermanos del mundo entero. Tenemos “amor a toda la asociación de hermanos” (1 Ped. 2:17). A principios del año de servicio, los hermanos que asistieron a las asambleas internacionales disfrutaron del afectuoso compañerismo de los representantes extranjeros, y los restantes recibieron también edificación espiritual en las asambleas de distrito.
El año pasado hubo guerras civiles y catástrofes que afectaron a decenas de miles de hermanos. Para ayudar a los damnificados, se organizaron campañas de socorro de las que incluso se beneficiaron, en muchos casos, vecinos que no eran Testigos. Dicha ayuda es una manifestación del amor que sentimos por las personas del mundo, pues los cristianos ‘amamos al prójimo’ (Mat. 22:39). No obstante, debemos recordar que nuestra misión principal consiste en participar con ahínco en la obra salvadora de predicar y enseñar, una obra mucho más importante que cualquier labor humanitaria (Mat. 28:19, 20).
Como vivimos en un mundo en el que se están generalizando las diversiones de carácter violento e inmoral y se pondera el ansia de riquezas, tenemos que intensificar nuestro amor por Jehová a fin de resistir las tentaciones (1 Juan 2:15). Para ello nos será de gran ayuda la asistencia regular a las reuniones. El salmista David ‘amaba la morada de la casa de Dios’ y deseaba bendecir a Jehová “entre las multitudes congregadas” (Sal. 26:8, 12).
Cuanto más profundo sea nuestro amor por Jehová, más fuerzas tendremos para permanecer firmes ante la persecución. Algo que también nos fortalece es el convencimiento de que nada “podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor” (Rom. 8:39).
Nos complace comunicarles que, tal como se anunció en la reunión anual, desde octubre de 1999 hay otros cuatro hermanos ungidos en el Cuerpo Gobernante. La edad media de los miembros recién nombrados es de 57 años, y su promedio de años en el servicio de tiempo completo, de treinta y uno. Sus nombres son: Samuel F. Herd, M. Stephen Lett, Guy H. Pierce y David H. Splane.
Cuenten todos —ancianos, de mediana edad, jóvenes y niños— con el profundo amor del Cuerpo Gobernante (1 Juan 3:23; 2 Juan 1).
“Manténganse en el amor de Dios”, y “que misericordia y paz y amor les sean aumentados” (Jud. 2, 21).
Sus hermanos,
Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová