Capítulo 20
“La mano de Jehová no se ha acortado”
1. ¿En qué situación se encuentra Judá, y qué se preguntan muchos?
EL PUEBLO de Judá dice tener un pacto con Jehová, pero aun así surgen problemas por doquier. Escasea la justicia; prolifera el delito y la opresión, y las esperanzas de alivio se ven frustradas. En efecto, algo anda muy mal. Muchos contemporáneos de Isaías se preguntan si Jehová remediará algún día la situación. No obstante, la crónica que el profeta hace de su época no es simple historia antigua, pues encierra una advertencia para todo el que, afirmando adorar a Dios, desobedezca Sus leyes. Además, en el capítulo 59 de Isaías hallamos una profecía inspirada que alienta a cuantos se afanan por servir a Jehová pese a vivir en tiempos difíciles y peligrosos.
Alejada del Dios verdadero
2, 3. ¿Por qué no tiene Judá la protección divina?
2 El pueblo del pacto divino ha caído nada menos que en la apostasía. Al volverle la espalda a su Hacedor se han alejado de su mano protectora, y ahora la angustia los acosa. ¿Echarán a Jehová la culpa de sus dificultades? Isaías les dice: “¡Miren! La mano de Jehová no se ha acortado demasiado, de modo que no pueda salvar, ni se ha hecho su oído demasiado pesado, de modo que no pueda oír. No, sino que los mismos errores de ustedes han llegado a ser las cosas que causan división entre ustedes y su Dios, y los propios pecados de ustedes han hecho que sea ocultado de ustedes el rostro de él para no oír” (Isaías 59:1, 2).
3 Palabras francas, pero verdaderas. Jehová sigue siendo el Dios de la salvación. Es el “Oidor de la oración”, y como tal, escucha las súplicas de sus siervos fieles (Salmo 65:2). Sin embargo, no bendice a pecadores. El culpable de haberse distanciado de Jehová es el pueblo, y su propia maldad lleva a Dios a ocultar su rostro de ellos.
4. ¿De qué se acusa a Judá?
4 De hecho, el historial de Judá es espantoso. La profecía de Isaías enumera varias acusaciones que pesan sobre la nación: “Las propias palmas de las manos de ustedes se han contaminado con sangre, y sus dedos con error. Sus propios labios han hablado falsedad. Su propia lengua siguió hablando entre dientes pura injusticia” (Isaías 59:3). Abundan la mentira y los comentarios injustos. La alusión a las “palmas [...] [que] se han contaminado con sangre” indica que hay quienes han llegado hasta el extremo de convertirse en homicidas y, por tanto, en una deshonra para Dios, cuya Ley no solo prohíbe asesinar, sino también ‘odiar a un hermano en el corazón’ (Levítico 19:17). El desenfreno de los habitantes de Judá y sus inevitables consecuencias deberían recordarnos que tenemos que reprimir los sentimientos e ideas impropios. De otro modo podríamos acabar cometiendo actos malvados que nos alejarían de Dios (Romanos 12:9; Gálatas 5:15; Santiago 1:14, 15).
5. ¿Hasta qué punto ha llegado la corrupción de Judá?
5 La profecía muestra que el pecado infecta a toda la nación: “No hay nadie que clame en justicia, y absolutamente nadie ha ido al tribunal en fidelidad. Ha habido un confiar en irrealidad, y un hablar de inutilidad. Ha habido un concebir lo gravoso, y un dar a luz lo que es perjudicial” (Isaías 59:4). Nadie habla lo que es justo, e incluso en los tribunales es raro encontrar a alguien fidedigno o leal. Judá le ha dado la espalda a Jehová y ha confiado en alianzas con otras naciones y hasta en ídolos sin vida, en cosas que son una “irrealidad”, totalmente inútiles (Isaías 40:17, 23; 41:29). La palabrería que suscitan no vale nada, y los planes que se forjan solo acarrean problemas y perjuicio.
6. ¿Por qué puede decirse que el historial de la cristiandad se asemeja al de Judá?
6 La injusticia y la violencia de Judá encuentran un sorprendente paralelo en la cristiandad (véase el recuadro “La Jerusalén apóstata: paralelo de la cristiandad”, en la pág. 294). Países “cristianos” han intervenido en dos atroces guerras mundiales, y hasta este mismo día, la religión que practican ha sido incapaz de poner coto a la limpieza étnica y las matanzas intertribales que perpetran sus adeptos (2 Timoteo 3:5). Jesús enseñó a sus discípulos a confiar en el Reino de Dios, pero las naciones de la cristiandad se amparan en arsenales militares y pactos políticos (Mateo 6:10). De hecho, algunas son las mayores productoras mundiales de armamento. Al basar sus expectativas de un futuro seguro en iniciativas e instituciones humanas, la cristiandad también confía en una “irrealidad”.
Una cosecha amarga
7. ¿Por qué son siempre dañinas las intrigas de Judá?
7 La idolatría y la falta de honradez no pueden originar una sociedad próspera, y hacen que los judíos infieles cosechen los problemas que ellos mismos han sembrado: “Los huevos de una culebra venenosa son lo que ellos han empollado, y siguieron tejiendo la mera tela de una araña. Cualquiera que comía algunos de sus huevos moría, y el huevo que era aplastado producía una víbora” (Isaías 59:5). Desde que se conciben hasta que se llevan a cabo, las intrigas de Judá no dan ningún fruto que valga la pena. Sus ideas erróneas solo los perjudican, como los huevos de una serpiente venenosa, de los que solo nacen más serpientes venenosas. Y mientras tanto, la nación sufre.
8. ¿Qué revela el modo de pensar erróneo de Judá?
8 Algunos habitantes de Judá quizá recurran a la violencia para protegerse, pero de nada les servirá. Tal como la telaraña no sustituye al buen tejido a la hora de resguardarse de los elementos, tampoco la fuerza física es sustituto de la confianza en Jehová y las obras de justicia. Isaías lo expresa así: “Su mera telaraña no servirá de prenda de vestir, ni se cubrirán con sus obras. Sus obras son obras perjudiciales, y la actividad de la violencia está en las palmas de sus manos. Sus propios pies siguen corriendo a simple maldad, y tienen prisa para derramar sangre inocente. Sus pensamientos son pensamientos perjudiciales; despojo violento y quebranto se hallan en sus calzadas” (Isaías 59:6, 7). Judá se equivoca al pensar que resolverá sus problemas por la fuerza, y con ello revela su impiedad, pues poco le importa que muchas de sus víctimas sean inocentes ni que entre ellas haya siervos verdaderos de Dios.
9. ¿Por qué no alcanzarán la paz verdadera los dirigentes de la cristiandad?
9 Estas palabras inspiradas evocan el sangriento historial de la cristiandad, a la cual, sin duda, Jehová le pedirá cuentas por su trágica distorsión del cristianismo. Como los judíos de tiempos de Isaías, ha seguido un proceder de perversión, pues es el único que consideran práctico sus dirigentes, quienes con manifiesta hipocresía hablan de paz mientras cometen injusticias. Puesto que no abandonan esa táctica, nunca alcanzarán la paz verdadera, como pasa a decir la profecía: “El camino de la paz han pasado por alto, y no hay derecho en sus senderos trillados. Sus veredas ellos han torcido para sí. Nadie en absoluto que pise en ellas realmente conocerá la paz” (Isaías 59:8).
Vagan en oscuridad espiritual
10. ¿Qué confiesa Isaías en nombre de Judá?
10 Jehová no puede bendecir las tortuosas y destructivas sendas de Judá (Salmo 11:5). Por consiguiente, Isaías habla en nombre de toda la nación y confiesa la culpa del pueblo: “El derecho ha llegado a estar lejos de nosotros, y la justicia no nos alcanza. Seguimos esperando que haya luz, pero, ¡miren!, oscuridad; resplandor, pero en tinieblas continuas seguimos andando. Seguimos palpando el muro justamente como ciegos, y como los que no tienen ojos seguimos palpando. Hemos tropezado en pleno mediodía tal como en la oscuridad del atardecer; entre los fornidos somos justamente como muertos. Seguimos gimiendo, todos nosotros, justamente como osos; y como palomas seguimos zureando tristemente” (Isaías 59:9-11a). Los judíos no han utilizado la Palabra de Dios como lámpara para su pie y luz para su vereda (Salmo 119:105). Debido a ello, la oscuridad parece invadirlo todo: en pleno mediodía andan a tientas, como si fuera de noche. Es como si estuvieran muertos. En su anhelo de encontrar alivio aúllan como osos hambrientos o heridos, y algunos gimen lastimeramente cual palomas solitarias.
11. ¿Por qué son vanas las esperanzas de justicia y salvación que abriga Judá?
11 Muy al tanto de que las dificultades de Judá se deben a la rebelión de esta contra Dios, Isaías dice: “Seguimos esperando que hubiera derecho, pero no lo hubo; salvación, pero se ha mantenido lejos de nosotros. Pues nuestras sublevaciones han llegado a ser muchas enfrente de ti; y en cuanto a nuestros pecados, cada uno ha testificado contra nosotros. Porque nuestras sublevaciones están con nosotros; y en cuanto a nuestros errores, los conocemos bien. Ha habido transgresión y negación de Jehová; y hubo un movernos hacia atrás de estar con nuestro Dios, un hablar de opresión y sublevación, un concebir y un hablar entre dientes palabras de falsedad desde el corazón mismo” (Isaías 59:11b-13). Los habitantes de la nación no se han arrepentido, así que sus pecados aún los condenan. La justicia dejó el país cuando ellos dejaron a Jehová. Han demostrado lo falsos que son, llegando hasta el punto de oprimir a sus hermanos. ¡Cuánto se les parecen los miembros de la cristiandad actual! Muchos de estos no solo pasan por alto la justicia, sino que también toman parte activa en la persecución de los testigos fieles de Jehová, quienes procuran cumplir la voluntad divina.
Jehová ejecuta su sentencia
12. ¿Cuál es la actitud de los responsables de administrar justicia en Judá?
12 Parece que el derecho, la justicia y la verdad han desaparecido de Judá. “El derecho se vio obligado a moverse hacia atrás, y la justicia misma se quedó parada simplemente a lo lejos. Porque la verdad ha tropezado aun en la plaza pública, y lo que tiene derechura no puede entrar.” (Isaías 59:14.) Los ancianos de Judá se reúnen para dirimir litigios en las plazas públicas situadas tras las puertas de sus ciudades (Rut 4:1, 2, 11). Deberían juzgar y proceder con justicia, sin aceptar sobornos (Deuteronomio 16:18-20). Sin embargo, dictan fallos que evidencian su egoísmo. Peor aún: consideran presa fácil a quien sinceramente trata de hacer el bien, pues leemos: “La verdad resulta estar ausente, y cualquiera que se aparta de la maldad está siendo despojado violentamente” (Isaías 59:15a).
13. ¿Qué hará Jehová en vista de la negligencia de los jueces de Judá?
13 Quienes no denuncian la perversión moral olvidan que Dios no es ciego, ignorante ni impotente. Isaías escribe que “Jehová vio por fin, y fue malo a sus ojos el que no hubiera derecho. Y cuando vio que no había hombre alguno, empezó a mostrarse pasmado de que no hubiera quien se interpusiera. Y su brazo procedió a salvar para sí, y su propia justicia fue la cosa que lo sostuvo” (Isaías 59:15b, 16). La negligencia de los jueces nombrados provocará que Jehová intervenga en la cuestión, y cuando así sea, lo hará con justicia y poder.
14. a) ¿Qué actitud es común en nuestro tiempo? b) ¿Cómo se prepara Jehová para entrar en acción?
14 La situación es similar en nuestro tiempo, pues en el mundo actual mucha gente vive “más allá de todo sentido moral” (Efesios 4:19). Son pocos los que creen que Jehová erradicará algún día la maldad de este planeta. No obstante, la profecía de Isaías indica que Él vigila muy de cerca los asuntos humanos, que dicta sentencias y que, en el momento que estima oportuno, procede en consecuencia. ¿Son justos sus veredictos? Isaías muestra que sí. En el caso de la nación de Judá, escribe lo siguiente: “Entonces [Jehová] se puso la justicia como cota de malla, y el yelmo de la salvación sobre la cabeza. Además, se puso las prendas de vestir de la venganza como vestido y se envolvió de celo como si fuera una vestidura sin mangas” (Isaías 59:17). Estas palabras proféticas representan a Jehová como un guerrero que se prepara para la batalla, decidido a salvar la causa por la que lucha y seguro de que actúa con absoluta e indisputable justicia. Además, ejecutará sus sentencias con celo y denuedo. El triunfo de la rectitud está garantizado.
15. a) ¿Qué proceder seguirán los cristianos verdaderos cuando Jehová ejecute sentencia? b) ¿Qué caracteriza a los juicios de Jehová?
15 Hoy, en algunos países, los enemigos de la verdad recurren a propaganda mentirosa y difamatoria en su afán por obstaculizar la labor de los siervos de Jehová. Los cristianos verdaderos no vacilan en defender la verdad, pero jamás tratan de vengarse (Romanos 12:19). Los adoradores terrestres de Jehová no colaborarán en la destrucción de la apóstata cristiandad, ni siquiera cuando él le ajuste las cuentas. Saben que Dios se ha reservado el derecho de vengarse de ella y que, llegada la hora, lo ejercerá. La profecía nos garantiza: “En conformidad con los tratos, él recompensará correspondientemente: furia a sus adversarios, el debido tratamiento a sus enemigos. A las islas pagará el debido tratamiento” (Isaías 59:18). Tal como en tiempos de Isaías, los juicios de Jehová no solo serán justos, sino también exhaustivos. Llegarán incluso “a las islas”, a zonas remotas. Nadie se hallará tan apartado o aislado que quede fuera del alcance de los actos judiciales divinos.
16. ¿Quiénes sobrevivirán a los juicios de Jehová, y qué lección aprenderán de ello?
16 Jehová juzga con justicia a quienes procuran hacer lo correcto, e Isaías predice que tales personas sobrevivirán desde un horizonte hasta el otro, por todo el globo. Disfrutar de Su protección reforzará notablemente la reverencia y el respeto que le tienen (Malaquías 1:11). Así lo revela la profecía: “Desde la puesta del sol empezarán a temer el nombre de Jehová; y desde el nacimiento del sol, la gloria de él, porque vendrá cual río angustioso, que el mismísimo espíritu de Jehová ha impelido” (Isaías 59:19). Como un poderoso vendaval que empujara un muro de agua y asolara todo a su paso, el espíritu de Jehová barrerá cuanto se oponga al cumplimiento de Su voluntad, pues supera a cualquier fuerza que los hombres puedan emplear. Cuando Dios lo utilice para ejecutar su sentencia contra estos y contra las naciones, Su triunfo será total e inexorable.
Esperanza y bendición para los arrepentidos
17. ¿Quién es el Recomprador de Sión, y cuándo la recompra?
17 La Ley mosaica estipulaba la posibilidad de que un recomprador redimiera a un israelita que se hubiera vendido como esclavo. El libro profético de Isaías ya ha representado antes a Jehová como el Recomprador de quienes se arrepienten (Isaías 48:17). Ahora lo hace de nuevo. El profeta pone por escrito la promesa divina: “‘A Sión ciertamente vendrá el Recomprador, y a los que se vuelven de la transgresión en Jacob’, es la expresión de Jehová” (Isaías 59:20). Esta tranquilizadora promesa se hizo realidad en el año 537 a.E.C., pero aún tendría otro cumplimiento. Citando de la Septuaginta, el apóstol Pablo la aplicó a los cristianos cuando escribió: “De esta manera todo Israel será salvo. Así como está escrito: ‘Saldrá de Sión el libertador y apartará de Jacob las prácticas impías. Y este es el pacto de parte mía con ellos, cuando les quite sus pecados’” (Romanos 11:26, 27). De hecho, la profecía de Isaías tiene una aplicación mucho más amplia, tanto que se extiende hasta nuestros días y aún más allá. ¿A qué nos referimos?
18. ¿Cuándo y cómo dio existencia Jehová al “Israel de Dios”?
18 En el siglo primero, un pequeño resto de la nación de Israel aceptó a Jesús como el Mesías (Romanos 9:27; 11:5). El día de Pentecostés del año 33, Jehová derramó su espíritu santo sobre unos ciento veinte de tales creyentes y así los introdujo en un nuevo pacto del que Jesucristo fue mediador (Jeremías 31:31-33; Hebreos 9:15). En aquel momento nació “el Israel de Dios”, una nueva nación cuyos integrantes no se caracterizan por ser descendientes carnales de Abrahán, sino por haber sido engendrados por el espíritu de Jehová (Gálatas 6:16). Luego, comenzando por Cornelio, se incorporaron a ella incircuncisos de origen gentil (Hechos 10:24-48; Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10). De ese modo, Jehová Dios los adoptó y los convirtió en sus hijos espirituales y en coherederos junto con Jesús (Romanos 8:16, 17).
19. ¿Qué pacto establece Jehová con el Israel de Dios?
19 Jehová establece ahora un pacto con el Israel de Dios: “‘En cuanto a mí, este es mi pacto con ellos’ [...]. ‘Mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que he puesto en tu boca... no serán quitadas de tu boca ni de la boca de tu prole ni de la boca de la prole de tu prole [...], desde ahora en adelante aun hasta tiempo indefinido’” (Isaías 59:21). Sea que estas palabras se cumplieran o no en Isaías, no hay duda de que se realizaron en Jesús, a quien se le garantizó que ‘vería su prole’ (Isaías 53:10). Este habló las palabras que había oído de Jehová, y el espíritu santo descansó sobre él (Juan 1:18; 7:16). Es apropiado, pues, que sus hermanos y coherederos, miembros del Israel de Dios, reciban ese mismo espíritu y prediquen un mensaje que han aprendido de su Padre celestial, pues todos ellos son “personas enseñadas por Jehová” (Isaías 54:13; Lucas 12:12; Hechos 2:38). Por medio de Isaías, así como de Jesús —a quien el primero representa en sentido profético—, Jehová se compromete a no reemplazarlos nunca, a emplearlos como testigos suyos hasta tiempo indefinido (Isaías 43:10). Entonces, ¿quiénes componen la “prole” de ellos, que también es beneficiaria de este pacto?
20. ¿Cómo se cumplió en el siglo primero la promesa que Jehová hizo a Abrahán?
20 En tiempos antiguos, Jehová prometió a Abrahán: “Mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz” (Génesis 22:18). En consonancia con estas palabras, el pequeño resto de israelitas naturales que aceptaron al Mesías llevó a muchas naciones las buenas nuevas acerca del Cristo. Cornelio fue el primero de los numerosos gentiles incircuncisos que ‘se bendijeron’ mediante Jesús, la Descendencia de Abrahán. Estos llegaron a integrarse en el Israel de Dios y en la parte secundaria de la descendencia de Abrahán, así como en la “nación santa” de Jehová, cuya comisión consiste en “‘que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa” (1 Pedro 2:9; Gálatas 3:7-9, 14, 26-29).
21. a) ¿Qué “prole” ha tenido en tiempos modernos el Israel de Dios? b) ¿De qué modo reconforta a la “prole” el pacto, o contrato, que Jehová ha establecido con el Israel de Dios?
21 En la actualidad, parece que ya se ha recogido la totalidad de los componentes del Israel de Dios. Aun así, las naciones siguen bendiciéndose en gran escala, pues el Israel de Dios ha tenido una “prole” de discípulos de Jesús que abrigan la esperanza de vivir eternamente en una Tierra paradisíaca y que también son enseñados por Jehová y aprenden sus caminos (Salmo 37:11, 29; Isaías 2:2-4). Aunque no se les considera partícipes del nuevo pacto ni se les bautiza con espíritu santo, este los fortalece para superar los obstáculos que pone Satanás a su predicación (Isaías 40:28-31). Ya se cuentan por millones, y siguen en aumento a medida que producen su propia prole. El pacto, o contrato, de Jehová con los ungidos infunde a dicha “prole” confianza en que Dios también utilizará a sus miembros como Sus voceros hasta tiempo indefinido (Revelación 21:3, 4, 7).
22. ¿Qué confianza podemos tener en Jehová, y cómo debería influir en nosotros?
22 Por consiguiente, mantengamos viva nuestra fe en Jehová, quien tiene tanto el deseo como el poder de salvarnos. Su mano nunca será tan corta que no pueda liberar a su pueblo fiel. Todos los que en Él confían llevarán Sus buenas palabras en la boca “desde ahora en adelante aun hasta tiempo indefinido”.
[Recuadro de la página 294]
La Jerusalén apóstata: paralelo de la cristiandad
Jerusalén, la capital de la nación escogida de Dios, prefigura Su organización celestial de criaturas espirituales y también el conjunto de cristianos ungidos que resucitan en el cielo y componen la novia de Cristo (Gálatas 4:25, 26; Revelación 21:2). Sin embargo, sus habitantes a menudo fueron infieles a Jehová, por lo que fue asemejada a una prostituta y a una adúltera (Ezequiel 16:3, 15, 30-42). En esta última caracterización, la ciudad constituyó un modelo adecuado de la cristiandad apóstata.
Jesús la llamó “la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella” (Lucas 13:34; Mateo 16:21). Como la Jerusalén infiel, la cristiandad afirma servir al Dios verdadero al tiempo que se desvía muchísimo de Sus sendas justas. Podemos confiar en que Jehová la juzgará con las mismas normas rectas que aplicó a Jerusalén.
[Ilustración de la página 296]
Los jueces deberían juzgar y proceder con justicia, sin aceptar sobornos
[Ilustración de la página 298]
Como un río crecido, los juicios de Jehová barrerán cuanto se oponga al cumplimiento de su voluntad
[Ilustración de la página 302]
Jehová garantiza con su pacto que los miembros de su pueblo jamás perderán el privilegio de ser sus testigos