Capítulo 26
“Estén gozosos para siempre en lo que voy a crear”
1. ¿Qué palabras tranquilizadoras escribió el apóstol Pedro, y qué pregunta surge?
¿VEREMOS algún día el fin de las injusticias y el sufrimiento? Hace más de mil novecientos años, el apóstol Pedro escribió las tranquilizadoras palabras: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa [divina], y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Como tantos fieles de todos los tiempos, Pedro esperaba con ilusión el gran día en que desaparecieran el delito, la opresión y la violencia, y triunfara la justicia. ¿Podemos estar seguros de que se cumplirá esa promesa?
2. ¿Qué profeta había hablado de “nuevos cielos y una nueva tierra”, y qué cumplimientos tiene esa profecía antigua?
2 Por supuesto que sí. Pedro no fue el primero en hablar de “nuevos cielos y una nueva tierra”. Unos ochocientos años antes, Jehová había pronunciado palabras similares por boca del profeta Isaías. Esa promesa anterior se cumplió a pequeña escala en el año 537 a.E.C., cuando los judíos fueron liberados del cautiverio babilónico y regresaron a su tierra. Pero la profecía de Isaías tiene un cumplimiento mayor en nuestros días, y esperamos con ansias un cumplimiento aún más emocionante en el nuevo mundo. En efecto, la animadora profecía transmitida mediante Isaías nos permite entrever las bendiciones que Dios tiene preparadas para quienes lo aman.
Jehová tiende la mano a “un pueblo terco”
3. ¿Qué pregunta nos contesta el capítulo 65 de Isaías?
3 Recordemos que Isaías 63:15–64:12 contiene la oración profética de Isaías en nombre de los judíos desterrados en Babilonia. Como muestran las palabras del profeta, muchos de ellos no están adorando a Dios con devoción, pero otros se han arrepentido y han vuelto a él. ¿Restablecerá Jehová a la nación por causa de ese resto arrepentido? El capítulo 65 de Isaías nos da la respuesta. Pero antes de hacer una promesa de liberación para los fieles, Dios menciona el castigo que les espera al gran número de judíos sin fe.
4. a) ¿Quién buscará a Jehová, en contraste con su pueblo rebelde? b) ¿Qué aplicación hizo el apóstol Pablo de Isaías 65:1, 2?
4 Jehová ha soportado la rebeldía persistente de su pueblo, pero llegará el momento en que lo entregará al enemigo y con gusto extenderá su favor a otro grupo. Mediante Isaías le revela: “Me he dejado buscar por los que no habían preguntado por mí. Me he dejado hallar por los que no me habían buscado. He dicho: ‘¡Aquí estoy, aquí estoy!’, a una nación que no invocaba mi nombre” (Isaías 65:1). La gente de las naciones acudirá a Jehová, pero la obstinada nación de Judá se negará a hacerlo, lo cual dice muy poco en favor del pueblo del pacto divino. Isaías no es el único profeta en predecir que Dios terminaría escogiendo a un pueblo al que antes no reconocía (Oseas 1:10; 2:23). El apóstol Pablo citó Isaías 65:1, 2 de la Septuaginta para demostrar que gente de las naciones alcanzaría “la justicia que resulta de la fe”, aun cuando los judíos naturales no quisieron hacerlo (Romanos 9:30; 10:20, 21).
5, 6. a) ¿Qué deseo sincero ha manifestado Jehová, pero cómo ha respondido su pueblo? b) ¿Qué aprendemos de la relación de Jehová con Judá?
5 Jehová explica por qué permitirá que su propio pueblo sufra calamidades: “He extendido mis manos todo el día a un pueblo terco, a los que están andando en el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos” (Isaías 65:2). La acción de tender la mano denota una invitación o una súplica. Dios ha extendido sus manos, no por un rato, sino todo el día, porque desea sinceramente que Judá regrese a él. Con todo, su testarudo pueblo no le ha respondido.
6 Estas palabras encierran un mensaje alentador: Jehová desea que nos acerquemos a él porque es accesible (Santiago 4:8). También nos enseñan que es humilde (Salmo 113:5, 6), pues sigue tendiendo la mano a su pueblo para suplicarle que vuelva a él, aunque lo hayan “herido” con su obstinación (Salmo 78:40, 41). Durante siglos exhorta con ruegos a los judíos, hasta que finalmente los entrega en manos de sus enemigos; pero ni siquiera entonces les cierra la puerta a quienes se muestran humildes.
7, 8. ¿De qué maneras ha provocado a Jehová su terco pueblo?
7 Los tercos judíos han provocado a Jehová en repetidas ocasiones con su conducta vergonzosa. Él describe así sus actos ofensivos: “El pueblo compuesto de los que constantemente me ofenden a mi misma cara, sacrificando en los jardines y haciendo humo de sacrificio sobre los ladrillos, sentándose entre las sepulturas, que también pasan la noche hasta en las chozas de guarda, que comen la carne del cerdo, y en cuyas vasijas se halla hasta el caldo de cosas viciadas; los que están diciendo: ‘Apégate a ti mismo. No te acerques a mí, porque ciertamente te comunicaré santidad’. Estos son un humo en mis narices, un fuego que arde todo el día” (Isaías 65:3-5). Estos judíos parecen devotos pero ofenden a Jehová ‘a su misma cara’, expresión que puede implicar insolencia o falta de respeto. No hacen ningún esfuerzo por ocultar sus abominaciones. Son particularmente censurables por cometer pecados en presencia de Aquel a quien deben honrar y obedecer.
8 Por sus actos, esos pecadores santurrones vienen a decir a otros judíos: “No se me acerquen porque soy más santo que ustedes”. ¡Qué hipócritas! Violan la Ley divina ofreciendo sacrificios a dioses falsos y quemándoles incienso (Éxodo 20:2-6). Se sientan entre las sepulturas, volviéndose así ceremonialmente impuros (Números 19:14-16). Además, comen carne de cerdo, que es un alimento inmundoa (Levítico 11:7). Sin embargo, creen que sus prácticas religiosas los hacen más santos que otros judíos; por tanto, no quieren que nadie se les acerque, no sea que con solo relacionarse con ellos se santifiquen, por así decirlo, o se vuelvan limpios. Pero el Dios que exige “devoción exclusiva” no comparte su opinión en absoluto (Deuteronomio 4:24).
9. ¿Cómo considera Jehová a los pecadores pagados de su justicia?
9 Jehová no considera santos a estos judíos pagados de su justicia, pues dice: “Son un humo en mis narices”. La palabra hebrea para “nariz” o “narices” suele referirse de modo figurado a la ira, y el humo también se relaciona con la cólera ardiente (Deuteronomio 29:20). La idolatría repugnante en la que ha caído el pueblo ha provocado la cólera ardiente de Jehová.
10. ¿Qué castigo impondrá Dios a Judá en pago por sus pecados?
10 Como Jehová es justo, no puede dejar impunes a tales pecadores obstinados. Isaías escribe: “¡Miren! Está escrito delante de mí. No me quedaré callado, sino que ciertamente haré el pago; sí, hasta haré el pago en su propio seno, por sus propios errores y por los errores de sus antepasados a la misma vez —ha dicho Jehová—. Porque han hecho humo de sacrificio sobre las montañas, y sobre las colinas me han vituperado, yo también ciertamente les mediré su salario en primer lugar en su propio seno” (Isaías 65:6, 7). Los judíos han causado oprobio a Jehová con sus cultos paganos. Han hecho que la adoración del Dios verdadero parezca equivalente a la que rinden las naciones vecinas. “Por sus propios errores”, entre ellos la idolatría y el espiritismo, Jehová les pagará “en su propio seno”. La palabra “seno” se refiere por lo visto al pliegue de la parte superior de la vestidura, que formaba una bolsa y en el que los vendedores vertían una medida del producto (Lucas 6:38). El significado es claro para los judíos apóstatas: Jehová medirá “el pago” que corresponde a cada uno, es decir, su castigo. El Dios de la justicia les dará su merecido (Salmo 79:12; Jeremías 32:18). Como Jehová no cambia, podemos estar seguros de que en el momento señalado dará también a este sistema inicuo la medida de castigo que merece (Malaquías 3:6).
“Por causa de mis siervos”
11. ¿Cómo indica Jehová que salvará a un resto fiel?
11 ¿Tendrá Dios misericordia de los judíos fieles? Isaías explica: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Del mismo modo como se halla el vino nuevo en el racimo y alguien tiene que decir: “No lo arruines, porque hay una bendición en él”, así haré yo por causa de mis siervos para no arruinarlos a todos. Y ciertamente haré salir de Jacob una prole; y de Judá, el poseedor hereditario de mis montañas; y mis escogidos tienen que tomar posesión de ella, y mis propios siervos residirán allí’” (Isaías 65:8, 9). Al compararlos con un racimo, Jehová utiliza una ilustración que les resulta fácil de entender. En su tierra abundan las uvas, cuyo producto, el vino, es una bendición para la humanidad (Salmo 104:15). Quizás se quiera transmitir la imagen de un racimo con algunos granos buenos, pero no todos, o de un solo racimo bueno acompañado de otros verdes o podridos. Sea como sea, el viñador no destruye las uvas buenas. Jehová asegura de este modo a la nación que no la aniquilará, sino que le perdonará la vida a un resto fiel. Afirma que este resto favorecido poseerá las “montañas” de Dios, es decir, Jerusalén y la tierra de Judá, el país montañoso que Él tomó para sí.
12. ¿Qué bendiciones aguardan al resto fiel?
12 ¿Qué bendiciones aguardan a este resto fiel? Jehová explica: “Sarón tiene que llegar a ser una dehesa para ovejas, y la llanura baja de Acor un descansadero para ganado vacuno, para mi pueblo que me habrá buscado” (Isaías 65:10). El ganado lanar y el vacuno desempeñan un papel importante en la vida de muchos judíos, y la abundancia de pastos contribuye a la prosperidad en tiempos de paz. Jehová menciona dos extremos del país para pintar un cuadro de paz y bonanza. Al oeste, en la costa mediterránea, se extiende la llanura de Sarón, célebre por su belleza y fertilidad, y el valle de Acor forma parte del límite nordeste de la tierra (Josué 15:7). Durante el destierro, ambas regiones yacerán desoladas, junto con el resto del país. No obstante, Jehová promete que, tras el exilio, se convertirán en hermosas dehesas para el resto repatriado (Isaías 35:2; Oseas 2:15).
Confían en “el dios de la Buena Suerte”
13, 14. ¿Qué prácticas demuestran que el pueblo ha dejado a su Dios, y cuáles serán las consecuencias?
13 La profecía de Isaías se centra de nuevo en quienes han dejado a Jehová y continúan con sus ritos idolátricos. Dice así: “Ustedes son los que dejan a Jehová, los que olvidan mi santa montaña, los que arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte y los que llenan vino mezclado para el dios del Destino” (Isaías 65:11). Al poner una mesa con alimento y bebida ante “el dios de la Buena Suerte” y “el dios del Destino”, estos judíos incorregibles han caído en las prácticas idolátricas de las naciones paganas.b ¿Qué será de los que confían ingenuamente en tales dioses?
14 Jehová les advierte sin rodeos: “Ciertamente los destinaré a la espada, y todos ustedes se encorvarán para ser degollados; por razón de que llamé, pero no respondieron; hablé, pero no escucharon; y siguieron haciendo lo que era malo a mis ojos, y escogieron la cosa en que no tuve deleite” (Isaías 65:12). Jehová les dice, valiéndose de un juego de palabras con el nombre hebreo del dios del Destino, que a los adoradores de esta deidad falsa los “destinar[á] a la espada”, es decir, a la destrucción. Mediante Sus profetas, los ha instado una y otra vez a arrepentirse, pero ellos no le han hecho caso y han escogido tercamente la conducta que saben que le desagrada, demostrando un gran desprecio por Dios. En cumplimiento de la advertencia divina, la nación sufrirá un azote terrible en el año 607 a.E.C., cuando Jehová permita que los babilonios destruyan Jerusalén y su templo. En ese momento, “el dios de la Buena Suerte” no protegerá a sus devotos que vivan en Judá y Jerusalén (2 Crónicas 36:17).
15. ¿Cómo prestan atención los cristianos verdaderos a la advertencia de Isaías 65:11, 12?
15 En la actualidad, los cristianos verdaderos escuchan la advertencia de Isaías 65:11, 12. No creen en la “buena suerte”, como si esta fuera una especie de fuerza sobrenatural capaz de conceder favores. Se niegan a despilfarrar sus recursos económicos tratando de apaciguar al “dios de la Buena Suerte”, por lo que evitan todo tipo de juegos de azar. Están convencidos de que los devotos de este dios terminarán por perderlo todo, pues Jehová les dice: “Ciertamente los destinaré a la espada”.
“¡Miren! Mis propios siervos se regocijarán”
16. ¿Qué bendiciones concederá Jehová a sus siervos fieles, pero qué les sucederá a quienes lo han abandonado?
16 Como parte de la censura profética a quienes han abandonado a Jehová, se establece un contraste entre el futuro de los adoradores sinceros y el de los hipócritas: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘¡Miren! Mis propios siervos comerán, pero ustedes mismos padecerán hambre. ¡Miren! Mis propios siervos beberán, pero ustedes mismos padecerán sed. ¡Miren! Mis propios siervos se regocijarán, pero ustedes mismos sufrirán vergüenza. ¡Miren! Mis propios siervos clamarán gozosamente a causa de la buena condición de corazón, pero ustedes mismos darán alaridos a causa del dolor de corazón y aullarán a causa de puro quebranto de espíritu’” (Isaías 65:13, 14). Jehová bendecirá a sus siervos fieles, y estos clamarán con corazones jubilosos. El empleo de los verbos comer, beber y regocijarse da a entender que Jehová satisfará con creces las necesidades de sus adoradores. En cambio, los que han optado por abandonarlo padecerán hambre y sed espirituales; no verán remediadas sus carencias. Gritarán y aullarán a causa de las angustias y calamidades que les sobrevendrán.
17. ¿Por qué tiene el pueblo de Dios toda razón para clamar gozosamente?
17 La declaración de Jehová describe bien el estado espiritual de quienes hoy sirven a Dios tan solo de palabra. Los millones de miembros de la cristiandad sufren quebranto de espíritu. En contraste, los adoradores de Jehová claman gozosamente. Y con razón, pues están bien nutridos en sentido espiritual. Mediante publicaciones basadas en la Biblia y las reuniones cristianas, Jehová les suministra alimento espiritual en abundancia. Sin duda alguna, gracias a las verdades edificantes y las promesas consoladoras de la Palabra de Dios, tenemos una “buena condición de corazón”.
18. ¿Qué es lo único que quedará de quienes han abandonado a Jehová, y qué puede dar a entender el que su nombre sirva para proferir juramentos?
18 Jehová sigue diciendo a quienes lo han abandonado: “Ustedes ciertamente reservarán su nombre para un juramento por mis escogidos, y el Señor Soberano Jehová realmente les dará muerte a ustedes individualmente, pero a sus propios siervos los llamará por otro nombre; de manera que cualquiera que se bendiga en la tierra se bendecirá por el Dios de la fe, y cualquiera que haga una declaración jurada en la tierra jurará por el Dios de la fe; porque las angustias anteriores realmente serán olvidadas, y porque realmente serán ocultadas de mis ojos” (Isaías 65:15, 16). Lo único que quedará de quienes abandonan a Jehová es su nombre, que solo servirá para proferir juramentos, es decir, maldiciones. El pasaje tal vez quiera decir que los que asuman un compromiso solemne mediante un juramento dirán, en esencia: “Que reciba el mismo castigo que aquellos apóstatas si no cumplo esta promesa”. O quizá signifique que se usará su nombre, al igual que los de Sodoma y Gomorra, para ilustrar el castigo que Dios inflige a los perversos.
19. ¿En qué sentido llamará Dios a sus siervos por otro nombre, y por qué confiarán estos en el Dios de la fidelidad? (Véase también la nota a pie de página.)
19 ¡Qué diferente será la situación para los siervos de Dios! A ellos los llamará por otro nombre, que simboliza las bendiciones y los honores de que disfrutarán una vez que regresen a su hogar patrio. No procurarán que los bendiga ningún dios falso ni jurarán por ningún ídolo inerte, sino que cuando invoquen una bendición sobre sí o realicen un juramento, lo harán por el Dios de la fidelidad (Isaías 65:16, nota). Los habitantes de la tierra tendrán razones para confiar de lleno en Jehová, pues habrá demostrado que es fiel a sus promesas.c Cuando se encuentren sanos y salvos en su país, los judíos olvidarán enseguida las angustias del pasado.
“Voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra”
20. ¿Cómo se cumplió en 537 a.E.C. la promesa de Jehová de unos “nuevos cielos y una nueva tierra”?
20 Jehová aporta ahora más detalles sobre su promesa de restaurar al resto arrepentido tras su regreso del destierro babilónico. Mediante Isaías revela: “¡Miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón” (Isaías 65:17). Esta promesa se cumplirá con toda seguridad, razón por la que en hebreo, tal acción futura de restaurar se expresa con una forma del verbo crear (“creo”) que da a entender que ya está sucediendo. La profecía tuvo un cumplimiento inicial en el año 537 a.E.C., cuando el resto judío regresó a Jerusalén. ¿Qué constituyeron los “nuevos cielos” en aquel entonces? La gobernación de Zorobabel, apoyada por el sumo sacerdote Josué y con sede en Jerusalén. El resto judío restablecido fue la “nueva tierra”, la sociedad limpia que se sometió a dicha gobernación y ayudó a restaurar la adoración pura en el país (Esdras 5:1, 2). El gozo de esa restauración compensó con creces todos los sufrimientos pasados e hizo que ni siquiera se recordaran (Salmo 126:1, 2).
21. ¿Qué nuevos cielos se establecieron en 1914?
21 Tengamos presente, sin embargo, que Pedro aludió a un cumplimiento futuro de la profecía de Isaías. Escribió: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Los tan esperados nuevos cielos se establecieron en 1914 con el nacimiento del Reino mesiánico, que gobierna desde el cielo y al que Jehová ha concedido autoridad sobre toda la Tierra (Salmo 2:6-8). Esta administración, en manos de Cristo y 144.000 cogobernantes, constituye los nuevos cielos (Revelación [Apocalipsis] 14:1).
22. ¿Quiénes compondrán la nueva tierra, y cómo se está preparando aun hoy a muchas personas para ser el núcleo de dicha sociedad?
22 ¿Y qué puede decirse de la nueva tierra? En consonancia con el cumplimiento antiguo, se compondrá de personas de buena disposición que se sometan con gusto al nuevo gobierno celestial. Aun ahora, millones de ellas, de toda nacionalidad, lengua y raza, se esfuerzan por seguir las leyes de ese gobierno, expuestas en la Biblia, y sirven unidas al Rey entronizado, Jesucristo (Miqueas 4:1-4). Cuando desaparezca el actual sistema malvado, este grupo será el núcleo de la nueva tierra, la sociedad mundial de seres humanos temerosos de Jehová que heredarán el ámbito terrestre del Reino de Dios (Mateo 25:34).
23. ¿Qué predicción encontramos en el libro de Revelación sobre “un nuevo cielo y una nueva tierra”, y cómo se cumplirá?
23 El libro de Revelación describe una visión que tuvo el apóstol Juan acerca del venidero día de Jehová, en el que se aniquilará este sistema de cosas. Después seguirá el abismamiento de Satanás (Revelación 19:11–20:3). Tras esa descripción, Juan escribió, aludiendo a las palabras proféticas de Isaías: “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra”. Los versículos subsiguientes del relato de esta gloriosa visión hablan del día en el que Dios mejorará radicalmente las condiciones de esta Tierra (Revelación 21:1, 3-5). Está claro que la promesa de Isaías de unos “nuevos cielos y una nueva tierra” tendrá un cumplimiento maravilloso en el nuevo mundo de Dios. Bajo los nuevos cielos gubernamentales, la nueva sociedad terrestre disfrutará de un paraíso, tanto físico como espiritual. La garantía de que “las cosas anteriores [enfermedades, sufrimiento y demás penalidades humanas] no serán recordadas, ni subirán al corazón”, es todo un consuelo. Prescindiendo de qué recuerdos conservemos entonces, ninguno de ellos nos causará el dolor profundo que ahora aflige a muchos corazones.
24. ¿Por qué se regocijará Jehová por la restauración de Jerusalén, y qué no se oirá más en sus calles?
24 La profecía de Isaías dice a continuación: “Alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear. Porque, ¡miren!, voy a crear a Jerusalén una causa para gozo y a su pueblo una causa para alborozo. Y ciertamente estaré gozoso en Jerusalén y me alborozaré en mi pueblo; y ya no se oirá más en ella el sonido de llanto ni el sonido de un lastimero clamor” (Isaías 65:18, 19). Cuando los judíos retornen a su tierra, no solo se regocijarán ellos, sino también Dios, pues embellecerá la ciudad de Jerusalén al convertirla de nuevo en el centro de la adoración verdadera en la Tierra. Ya no se oirán en sus calles llantos por las calamidades, como sucedió décadas antes.
25, 26. a) ¿Cómo hace Jehová “a Jerusalén una causa para gozo” hoy en día? b) ¿Para qué fin se valdrá Jehová de la Nueva Jerusalén, y por qué podemos alborozarnos?
25 Hoy en día, Jehová también hace “a Jerusalén una causa para gozo”. ¿En qué sentido? Como ya hemos visto, los nuevos cielos que se establecieron en 1914 finalmente contarán con 144.000 cogobernantes que participarán en el Reino celestial. El conjunto de todos ellos recibe el nombre profético de “Nueva Jerusalén” (Revelación 21:2). Es de esta de quien Dios dice: “¡Miren!, voy a crear a Jerusalén una causa para gozo y a su pueblo una causa para alborozo”. Él se valdrá de la Nueva Jerusalén para colmar de indecibles bendiciones a la humanidad obediente. Ya no se oirán llantos ni clamores lastimeros, pues Jehová satisfará “las peticiones de [nuestro] corazón” (Salmo 37:3, 4).
26 Verdaderamente tenemos motivos más que suficientes para alborozarnos. Dentro de poco, Jehová santificará su glorioso nombre destruyendo a todos sus enemigos (Salmo 83:17, 18). Los nuevos cielos asumirán entonces el control total. Sin duda son magníficas razones para alborozarnos y estar gozosos para siempre en lo que Dios va a crear.
La promesa de un futuro seguro
27. ¿Cómo describe Isaías la seguridad de que disfrutarán los judíos repatriados?
27 En el primer cumplimiento, ¿cómo será la vida para los judíos repatriados que vivan bajo los nuevos cielos? Jehová dice: “Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días; porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él” (Isaías 65:20). ¡Qué cuadro tan hermoso de la seguridad de que disfrutarán en su tierra ancestral restaurada! Ya no sufrirán muerte prematura los recién nacidos, de solo unos cuantos días de edad, ni los viejos que no hayan vivido la cantidad de años considerada normal.d Las palabras de Isaías infunden una gran tranquilidad a los judíos que van a regresar a Judá. En su tierra se hallarán a salvo, de modo que no tendrán que preocuparse de que los enemigos se lleven a sus bebés o sieguen la vida de sus hombres.
28. ¿Qué aprendemos de las palabras de Jehová sobre cómo será la vida en el nuevo mundo, bajo su Reino?
28 ¿Qué nos enseñan las palabras de Jehová sobre la vida en el nuevo mundo venidero? Bajo el Reino de Dios, todo niño tendrá ante sí un futuro seguro, y la muerte no arrebatará a más hombres devotos que se encuentren en sus mejores años. Al contrario: los seres humanos obedientes estarán totalmente a salvo y gozarán de la vida. ¿Y qué pasará con quien opte por rebelarse contra Dios? Perderá el privilegio de la vida. Aunque el pecador rebelde tenga “cien años de edad”, morirá, y en ese momento será un “simple muchacho” en comparación con lo que podría haber sido: un hombre de longevidad sin límites.
29. a) ¿Qué satisfacciones tendrá el pueblo obediente de Dios en la tierra restaurada de Judá? b) ¿Por qué son los árboles un buen ejemplo de longevidad? (Véase la nota.)
29 Jehová prosigue la descripción de las condiciones que imperarán en la tierra restaurada de Judá: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal” (Isaías 65:21, 22). Tras su retorno a la desolada tierra de Judá —sin duda desprovista de casas y viñas—, el pueblo obediente de Dios tendrá la satisfacción de habitar en sus propias casas y comer el fruto de sus propias viñas. Jehová bendecirá su labor, y tendrán vidas largas —como los días de un árbol— en las que disfrutarán del producto de su trabajo.e
30. ¿De qué feliz situación gozan hoy los siervos de Jehová, y de qué disfrutarán en el nuevo mundo?
30 En nuestros días ha tenido lugar un cumplimiento de esta profecía. El pueblo de Jehová salió de su destierro espiritual en 1919 y empezó a restaurar su “tierra”, es decir, su ámbito de actividad y adoración. Fundó congregaciones y cultivó frutos espirituales y, como resultado, aun ahora goza de un paraíso espiritual y de la paz divina. Podemos estar seguros de que tal paz continuará cuando se instaure el Paraíso físico. Ni siquiera nos imaginamos lo que Jehová logrará en el nuevo mundo con los corazones y manos dispuestos de sus adoradores. ¡Qué placer será construir nuestra propia casa y habitarla! El Reino brindará un sinfín de ocupaciones satisfacientes. Será muy gratificante ‘ver siempre el bien’ por el fruto de nuestro trabajo (Eclesiastés 3:13). ¿Dispondremos de suficiente tiempo para disfrutar plenamente del producto de nuestras manos? Claro que sí. La vida sin fin de los seres humanos fieles será “como los días de un árbol”: de miles y miles de años de duración.
31, 32. a) ¿Qué bendiciones recibirán los judíos repatriados? b) ¿Qué perspectiva tendrán ante sí los seres humanos fieles en el nuevo mundo?
31 Jehová menciona otras bendiciones reservadas para los judíos que regresen a su tierra: “No se afanarán para nada, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos” (Isaías 65:23). Tendrán la bendición de Dios, de modo que no se afanarán en vano. Los padres no engendrarán hijos para que sufran una muerte prematura. Así pues, los repatriados no serán los únicos que se beneficiarán de la restauración; su prole también lo hará. Tan deseoso está Dios de remediar las necesidades de su pueblo, que promete: “Realmente sucederá que, antes que ellos clamen, yo mismo responderé; mientras todavía estén hablando, yo mismo oiré” (Isaías 65:24).
32 ¿Cómo cumplirá Jehová estas promesas en el venidero nuevo mundo? Tendremos que esperar para saberlo, ya que no nos ha dado todos los pormenores. Pero de lo que sí podemos estar seguros es de que los seres humanos fieles nunca más “se afanarán para nada”. La gran muchedumbre de sobrevivientes del Armagedón y los niños que les puedan nacer tendrán ante sí la perspectiva de disfrutar de una existencia larga y remuneradora: vida eterna. Los que resuciten y opten por obedecer las normas divinas también vivirán dichosos en el nuevo mundo. Jehová escuchará sus peticiones y colmará sus necesidades; incluso se adelantará a ellas. En efecto, abrirá su mano y satisfará “el deseo [apropiado] de toda cosa viviente” (Salmo 145:16).
33. ¿En qué sentido serán pacíficos los animales cuando los judíos regresen a su tierra?
33 ¿Qué alcance tendrán la paz y la seguridad prometidas? Jehová concluye así esta profecía mediante Isaías: “‘El lobo y el cordero mismos pacerán como uno solo, y el león comerá paja justamente como el toro; y en cuanto a la serpiente, su alimento será polvo. No harán daño ni causarán ruina en toda mi santa montaña’, ha dicho Jehová” (Isaías 65:25). Cuando el resto judío fiel regrese a su tierra, estará bajo el cuidado divino. Por así decirlo, el león comerá paja como el toro, pues no les hará daño ni al pueblo ni a sus animales domésticos. Sabemos que esta promesa es segura porque finaliza con la expresión “ha dicho Jehová”, y su palabra siempre se hace realidad (Isaías 55:10, 11).
34. ¿Qué emocionante cumplimiento tiene la declaración de Jehová en la actualidad y en el nuevo mundo?
34 Esta declaración de Jehová tiene un cumplimiento emocionante entre los adoradores verdaderos de la actualidad. Dios ha bendecido la tierra espiritual de su pueblo desde 1919, transformándola en un paraíso espiritual. Los que entran en este efectúan cambios notables en su vida (Efesios 4:22-24). Con la ayuda del espíritu de Dios, personas que se comportaban como fieras —que, por ejemplo, explotaban a su semejante o lo maltrataban de cualquier otra forma— van dominando sus características indeseables. Como consecuencia, disfrutan de paz y unidad de adoración con sus compañeros cristianos. Las bendiciones que recibe ahora el pueblo de Jehová en su paraíso espiritual continuarán en el Paraíso físico, donde reinará la paz no solo entre los hombres, sino también entre estos y los animales. Podemos estar seguros de que en el momento determinado por Dios se llevará a cabo la comisión que dio en un principio a la humanidad: “Sojúzguenla [la tierra], y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28).
35. ¿Por qué tenemos razones de sobra para “est[ar] gozosos para siempre”?
35 ¡Cuánto agradecemos la promesa divina de crear “nuevos cielos y una nueva tierra”! Tanto su cumplimiento del año 537 a.E.C. como el actual señalan hacia un futuro glorioso para la humanidad obediente. Jehová ha tenido la bondad de darnos, mediante la profecía de Isaías, un anticipo de lo que tiene preparado para los que lo aman. Verdaderamente tenemos razones de sobra para prestar atención a las palabras de Jehová: “Estén gozosos para siempre en lo que voy a crear” (Isaías 65:18).
[Notas]
a Muchos comentaristas piensan que estos pecadores acudían a las sepulturas para comunicarse con los muertos. La ingestión de carne de cerdo pudiera relacionarse con el culto idolátrico.
b Al comentar este versículo, el traductor bíblico Jerónimo (nacido en el siglo IV E.C.) mencionó una costumbre antigua que seguían los idólatras en el último día del último mes de su calendario: “Ponen una mesa colmada de manjares diversos y una copa con una mezcla de vino endulzado para agradecer la fertilidad del año pasado o propiciarla para el venidero”.
c El texto hebreo masorético dice en Isaías 65:16 que Jehová es “el Dios del Amén”. La palabra amén significa “así sea; seguro”. Con ella se afirma o garantiza que algo es cierto o se va a realizar sin falta. Jehová cumple todas sus promesas, demostrando de este modo que cuanto dice es cierto.
d La versión Levoratti-Trusso traduce Isaías 65:20 así : “Ya no habrá allí niños que vivan pocos días ni ancianos que no completen sus años”.
e Los árboles son un buen ejemplo de longevidad porque figuran entre los organismos que más tiempo viven. Por ejemplo, el olivo da fruto durante siglos y llega a vivir mil años.
[Ilustración de la página 389]
En el nuevo mundo de Dios dispondremos de suficiente tiempo para disfrutar del producto de nuestras manos