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Un imperio perdido que desconcertó a los críticos de la BibliaLa Atalaya 1993 | 1 de junio
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EL HISTORIADOR griego Diodoro Sículo vivió hace dos mil años. Dijo que Nínive era una ciudad cuadrada, y que los cuatro lados sumaban 480 estadios de longitud: un perímetro de 96 kilómetros. La Biblia la describe de modo similar, como una gran ciudad “con distancia de tres días de camino”. (Jonás 3:3.)
Los críticos de la Biblia del siglo XIX no podían aceptar que una ciudad desconocida del mundo antiguo pudiera haber sido tan grande. También dijeron que si Nínive había existido alguna vez, tenía que haber sido parte de una civilización antigua anterior a Babilonia.
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Un imperio perdido que desconcertó a los críticos de la BibliaLa Atalaya 1993 | 1 de junio
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Entretanto, otro arqueólogo, Austen Henry Layard, empezó a excavar las ruinas de un lugar llamado Nimrud, a unos 42 kilómetros al suroeste de Jorsabad. Las ruinas resultaron ser Cálah, una de las cuatro ciudades mencionadas en Génesis 10:11. Más tarde, en 1849, Layard desenterró las ruinas de un palacio grandioso en un lugar llamado Quyunjik, entre Cálah y Jorsabad. El palacio resultó ser parte de Nínive. Entre Jorsabad y Cálah se encuentran las ruinas de otros asentamientos, entre ellos un montículo llamado Karamles. “Si tomamos los cuatro grandes montículos de Nimrud [Cálah], Quyunjik [Nínive], Jorsabad y Karamles como las esquinas de un cuadrado —observó Layard—, se verá que los cuatro lados corresponden con bastante exactitud a los 480 estadios, o 96 kilómetros, del geógrafo, que equivalen al camino de tres días del profeta [Jonás].”
De modo que Jonás al parecer se refiere a todos estos asentamientos como una “gran ciudad”, y los llama por el nombre de la ciudad que figura en primer lugar en Génesis 10:11, a saber, Nínive. Lo mismo se hace en la actualidad. Por ejemplo, a la ciudad original de Londres y sus suburbios se le llama también el “gran Londres”.
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