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Vista de Cristo en su gloria realLa Atalaya 1988 | 1 de enero
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JESÚS se ha detenido en camino a Cesarea de Filipo, y está enseñando a una muchedumbre y a sus apóstoles. Les hace este sorprendente anuncio: “En verdad les digo que hay algunos de los que están en pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean al Hijo del hombre viniendo en su reino”.
‘¿Qué querrá decir Jesús?’, probablemente se preguntan los discípulos. Aproximadamente una semana después Jesús sube con Pedro, Santiago y Juan a una montaña elevada. Puede que sea de noche, pues los discípulos tienen sueño. Mientras Jesús ora, se transfigura ante ellos. El rostro le empieza a brillar como el Sol, y sus prendas de vestir se hacen brillantes como la luz.
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Vista de Cristo en su gloria realLa Atalaya 1988 | 1 de enero
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¡Cuán fortalecedora resulta esta visión, tanto para Jesús como para los discípulos! Se puede decir que la visión es una vista por anticipado de la gloria de Cristo en el Reino. Para los efectos, los discípulos vieron al “Hijo del hombre viniendo en su reino”, tal como Jesús había prometido una semana antes. Después de la muerte de Jesús, Pedro escribió que ellos habían ‘llegado a ser testigos oculares de la magnificencia de Cristo mientras estaban con él en la santa montaña’.
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