La vida y el ministerio de Jesús
De Pilato a Herodes, y devuelto a Pilato
CUANDO los judíos acusan a Jesús de decir que es un rey, Pilato entra de nuevo en el palacio del gobernador para interrogarlo. Aunque Jesús no trata de ocultar que es rey, explica que su Reino no presenta ninguna amenaza para Roma.
“Mi reino no es parte de este mundo —dice Jesús a Pilato—. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” Así Jesús admite tres veces que tiene un Reino, aunque no es de fuente terrestre.
Pero Pilato sigue presionándolo: “Bueno, pues, ¿eres tú rey?”. Es decir, ¿eres rey aunque tu Reino no sea parte de este mundo?
Jesús le hace saber a Pilato que ha llegado a la conclusión correcta, pues contesta: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”.
Sí, la misma existencia de Jesús en la Tierra tiene como fin dar testimonio de “la verdad”, en particular la verdad acerca de su Reino. Jesús está dispuesto a ser fiel a esa verdad aun a riesgo de perder la vida. Aunque Pilato pregunta: “¿Qué es la verdad?”, no espera más explicación. Ha oído suficiente para rendir juicio.
Pilato regresa a la muchedumbre que espera fuera del palacio. Evidentemente con Jesús a su lado, dice a los sacerdotes principales y a sus acompañantes: “No hallo ningún delito en este hombre”.
Encolerizados por la decisión, las muchedumbres empiezan a insistir: “Alborota al pueblo enseñando por toda Judea, sí, comenzando desde Galilea hasta aquí”.
El fanatismo irracional de los judíos tiene que asombrar a Pilato. Por eso, mientras los sacerdotes principales y los ancianos siguen gritando, Pilato se vuelve hacia Jesús y pregunta: “¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?”. Con todo, Jesús no trata de contestar. La tranquilidad que despliega frente a las absurdas acusaciones maravilla a Pilato.
Cuando Pilato se entera de que Jesús es galileo, ve la oportunidad de librarse de llevar responsabilidad por él. El gobernante de Galilea, Herodes Antipas (hijo de Herodes el Grande), está en Jerusalén para la Pascua, de modo que Pilato hace que lleven ante él a Jesús. Algún tiempo atrás Herodes Antipas había ordenado la decapitación de Juan el Bautizante, y después Herodes se había asustado al oír acerca de las obras milagrosas que ejecutaba Jesús, pues temía que Jesús fuera en realidad Juan levantado de entre los muertos.
Ahora Herodes se regocija mucho ante la posibilidad de ver a Jesús. Esto no se debe a que se interese en el bienestar de Jesús ni a que realmente quiera saber si lo que se dice contra él es cierto o no. Lo que sucede es que sencillamente tiene curiosidad y espera ver a Jesús ejecutar algún milagro.
Sin embargo, Jesús rehúsa satisfacer la curiosidad de Herodes. De hecho, cuando Herodes lo interroga Jesús no dice ni una sola palabra. Frustrados, Herodes y los soldados de su guardia se burlan de Jesús. Lo visten con una prenda vistosa y se mofan de él. Entonces lo devuelven a Pilato. El resultado de esto es que Herodes y Pilato, que antes eran enemigos, se hacen buenos amigos.
Cuando Jesús vuelve, Pilato convoca a los sacerdotes principales, a los gobernantes judíos y al pueblo, y les dice: “Ustedes me trajeron a este hombre como amotinador del pueblo, y, ¡miren!, lo examiné delante de ustedes, pero no hallé en este hombre base alguna para las acusaciones que hacen contra él. De hecho, ni Herodes tampoco, porque nos lo devolvió; y, ¡miren!, nada que merezca la muerte ha sido cometido por él. Por tanto, lo castigaré y lo pondré en libertad”.
Así, Pilato ha declarado inocente a Jesús dos veces. Tiene muchos deseos de ponerlo en libertad, pues se da cuenta de que los sacerdotes lo han entregado solo por envidia. Pero mientras Pilato sigue tratando de poner en libertad a Jesús, surge otra buena razón para moverlo a ello. Mientras está sentado en el tribunal, su esposa le envía un mensaje en que le dice con instancia: “No tengas nada que ver con ese hombre justo, porque sufrí mucho hoy en un sueño [evidentemente de origen divino] a causa de él”.
Pero ¿cómo puede Pilato poner en libertad a este hombre inocente, como sabe que debe hacerlo? (Juan 18:36-38; Lucas 23:4-16; Mateo 27:12-14, 18, 19; 14:1, 2; Marcos 15:2-5.)
◆ ¿Cómo contesta Jesús la pregunta respecto a que sea rey?
◆ ¿Qué es “la verdad” acerca de la cual Jesús dio testimonio durante su vida terrestre?
◆ ¿Qué juicio emite Pilato, cómo responde el pueblo, y qué hace Pilato con Jesús?
◆ ¿Quién es Herodes Antipas, por qué se regocija mucho de ver a Jesús, y qué hace con él?
◆ ¿Por qué tiene Pilato tantos deseos de poner en libertad a Jesús?