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Tomándose libertades con la verdadLa Atalaya 1963 | 15 de septiembre
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En este mismo artículo de revista, que ahora está siendo reimpreso en forma de folleto, Whalen acusa a los testigos de Jehová de enseñar que “César es Satanás.” Pero no es así. Una cosa es decir que César es parte del mundo cuyo dios, según 2 Corintios 4:4, es Satanás, y algo enteramente diferente decir que César es Satanás mismo. Los testigos de Jehová siempre han sostenido que ellos tienen que ‘pagar de vuelta las cosas de César a César,’ y por eso tienen que estar sujetos a César mientras él no requiera alguna cosa que directamente esté en pugna con la ley de Dios, en cuyo caso aplica la regla: “Debemos obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” Pero en cuanto a Satanás el Diablo, ellos siempre han sostenido que tienen que resistirle a todo tiempo. Por lo tanto, el decir que los testigos de Jehová creen que César es Satanás es predisponer a los gobiernos contra los testigos de Jehová y obviamente es tomarse libertades con la verdad. Es interesante notar que los caudillos religiosos del día de Jesús se tomaron libertades semejantes con la verdad con el fin de predisponer a los gobernantes contra él.—Mar. 12:17; Hech. 5:29; Luc. 23:2.
EN EL NOMBRE DE LA CIENCIA
También se están tomando muchas libertades con la verdad en el nombre de la ciencia, especialmente los evolucionistas. Se hacen arrolladoras aserciones infundadas como hechos en cuanto al origen y ascendencia o descendencia del hombre de los animales inferiores. Un científico que con indignación justa ataca este asunto de tomarse libertades con la verdad es Ivar Lissner, doctor de filosofía, cuyos libros se han publicado en catorce idiomas. En su libro más reciente, publicado en 1961, e intitulado “Pero Dios estuvo allí,”a habla de “la inefable estupidez de todos los esfuerzos por reconstruir el hombre de Neanderthal o aun el hombre de Peking. Figuras de yeso exageradamente hirsutas [velludas] de semblante bestial nos miran fieramente en los museos en todo el mundo, sus facciones generalmente de color chocolate-moreno, su cabello desarreglado y despeinado, sus mandíbulas prognatas [sobresaliendo hacia adelante] y sus frentes vueltas hacia atrás-y esto a pesar del hecho de que no tenemos absolutamente ninguna idea en cuanto a de qué color fue la piel del hombre paleolítico y cómo crecía su cabello y virtualmente ninguna idea de su fisonomía” o rasgos faciales. “La autoridad norteamericana T. D. Stewart indicó correctamente en 1948 la imposibilidad de reconstruir el cabello, ojos, nariz, labios o expresión facial. ‘Lo probable es que la expresión del hombre primitivo no haya sido menos benigna que la nuestra,’ escribió.
“Cuando un museo despliega modelos del hombre de Peking, el hombre de Neanderthal y el Homo sapiens moderno [el hombre] juntos, esto estimula un concepto del desarrollo físico e intelectual que no está de acuerdo con los puntos de vista de la ciencia contemporánea. Los que hacen tales modelos tienden a dar rienda suelta a su imaginación. . . . La exhibición de estas figuras mitad humanas, mitad animales es sintomática de la arrogancia moral de nuestra era y está inspirada latentemente por un sentimiento complaciente de ‘¡miren cómo hemos adelantado!’” En su libro el científico Lissner muestra que el hombre a todo tiempo estuvo muy apartado de la creación inferior y a todo tiempo tuvo alguna forma de religión. En uno de sus capítulos de conclusión pregunta, por lo tanto, “¿Por qué persistimos tan tercamente en las teorías pasadas de moda? ¿Por qué preferimos buscar nuestros orígenes en el animal en vez de en Dios?” Obviamente porque no quieren reconocer la deuda de gratitud que le deben al Creador ni su necesidad de estar en sujeción a él. Rehúsan admitir la verdad de que “Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.”—Sal. 100:3.
Las susodichas ilustraciones, que podrían multiplicarse muchas veces, ciertamente incriminan, sí, a ciertos individuos, de ser culpables de exagerar la verdad, y eso por motivos que son sospechosos. Puesto que esto es así, el principio de caveat emptor, “Que se cuide el comprador,” es uno que todos deben tener presente cuando oyen o leen cualquier cosa que afirma ser la verdad y sobre la cual han de basarse la creencia o las acciones. Como dice la Biblia, la Palabra de Dios: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse tenazmente a lo que es excelente.”—1 Tes. 5:21.
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Identificación religiosaLa Atalaya 1963 | 15 de junio
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Identificación religiosa
● La Oficina del Censo de los Estados Unidos de Norteamérica hizo algunos ambiciosos estudios en 1957, descubriendo que el 96 por ciento de la gente se identificó como protestantes, católicos o judíos en respuesta a la pregunta: “¿De qué religión es usted?” Sin embargo, los totales combinados de todas las cifras de miembros de las iglesias indican que unos 68,000,000 de estadounidenses no pertenecen a ninguna iglesia o sinagoga.—A Tale of Ten Cities, E. J. Lipman y Alberto Vorspan, pág. 316.
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