La vida y el ministerio de Jesús
Compasión por un leproso
A MEDIDA que Jesús y sus cuatro discípulos visitan las ciudades de Galilea, las nuevas sobre las cosas maravillosas que él hace se esparcen por todo el distrito. Las noticias de sus hechos llegan a una ciudad donde hay un hombre enfermo de lepra. El médico Lucas lo describe como “lleno de lepra”. En sus etapas avanzadas, esta horrible enfermedad desfigura poco a poco diferentes partes del cuerpo. De modo que el leproso está en una lamentable condición.
Cuando Jesús llega a la ciudad, el leproso se le acerca. De acuerdo con la ley de Dios, para que otros no se acerquen mucho y corran el riesgo de infectarse, el leproso debe gritar en advertencia: “¡Inmundo, inmundo!”. El leproso ahora cae sobre su rostro y le suplica a Jesús: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme”.
¡Qué fe tiene este hombre en Jesús! Sin embargo, ¡qué lastimosa ha de ser su apariencia debido a esta enfermedad! ¿Qué hará Jesús? ¿Qué haría usted? Movido por la compasión, Jesús extiende la mano y toca al hombre, diciendo: “Quiero. Sé limpio”. Y al instante desaparece la lepra del hombre.
¿Desearía usted que alguien tan compasivo como Jesús fuera su rey? La manera como él trató a este leproso es una garantía de que durante su reinado se cumplirá esta profecía bíblica: “Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre”. Sí, Jesús cumplirá con su intenso deseo de ayudar a todos los afligidos.
Aun antes de curar al leproso, el ministerio de Jesús ha estado sembrando gran emoción entre la gente. En cumplimiento de la profecía de Isaías, Jesús da la siguiente orden al hombre sanado: “Mira que no digas nada a nadie”. Entonces le da estas instrucciones: “Ve, muéstrate al sacerdote y ofrece a favor de tu limpieza las cosas que Moisés prescribió, para testimonio a ellos”.
Pero el hombre está tan feliz que no puede evitar hablar acerca del milagro. Se va y comienza a proclamar las nuevas por todas partes, y parece que despierta tanto interés y curiosidad entre la gente que a Jesús ya no se le hace posible entrar abiertamente en ciudad alguna. De manera que Jesús permanece en lugares solitarios donde no vive nadie, y personas de todas partes vienen a escucharlo y para ser curadas de sus enfermedades. Lucas 5:12-16; Marcos 1:40-45; Mateo 8:2-4; Levítico 13:45; 14:10-13; Salmo 72:13; Isaías 42:1, 2.
◆ ¿Cómo afecta la lepra, y qué advertencia tenía que dar un leproso?
◆ ¿Qué le suplicó un leproso a Jesús, y qué podemos aprender de la respuesta de Jesús?
◆ ¿En qué sentido desobedeció a Jesús el hombre sanado, y en qué resultó esto?