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Guárdese del habla injuriosa y del bromear obscenoLa Atalaya 1964 | 15 de febrero
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Cuando la mente de un niño o de un adulto se vuelve hacia la verdad como ésta se halla en la Palabra de Dios, la Biblia, y se mantiene sintonizada a ella por medio de pedir, buscar y llamar, tiene la fuerza activa de Dios, es decir, el espíritu santo de Dios, trabajando en ella, edificándola, haciendo que sea nueva. Pablo llamó este hecho a la atención de los efesios, diciendo: “Que sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente.” Esto resultaría para los que “le oyeron [a Cristo] y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús.” De manera que no es una verdad cualquiera la que puede suministrar una fuerza protectora contra las fuerzas que influyen en la mente. Solamente aquellas verdades que se hallan incorporadas en los principios del cristianismo pueden proveer esa protección.—Efe. 4:20-24.
El llenar la mente de estas verdades, estos pensamientos de Dios, significa que hay que estudiar la Biblia. Significa que hay que meditar en sus verdades, sus promesas. Significa que hay que deshacerse de ideas del viejo mundo y hacer que los pensamientos de Dios sean pensamientos nuestros. Pablo aconseja: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.” (Rom. 12:2) Esto puede hacerse, dice Pablo, si uno ‘mantiene su mente fija en las cosas de arriba, no en las cosas sobre la tierra.’ (Col. 3:2) Él también dice: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal.” (Gál. 5:16) Luego él exhorta a los cristianos a meditar en cosas virtuosas y dignas de alabanza. “Las cosas que ustedes aprendieron así como también aceptaron y oyeron y vieron relacionadas conmigo,” dice él, “practiquen éstas; y el Dios de paz estará con ustedes.”—Fili. 4:8, 9.
El camino a una mente limpia y una lengua saludable comienza con la alimentación de verdad en la mente. Depende de lo que leemos, miramos, escuchamos, en qué meditamos, el que la mente sea afectada para bien o para mal. Si fijamos en la mente pensamientos modelados según las enseñanzas saludables de la Palabra de Dios, entonces fluirán de ella palabras de vida.—Sant. 3:1-18.
Esto significa que tenemos que vigilar nuestras asociaciones. Escoja a asociados buenos y limpios, sea que fuesen personas en realidad, o las que se hallan en películas, personajes de novelas, o los imaginarios, porque pueden afectar drásticamente su modo de pensar. Las malas asociaciones corromperán las costumbres provechosas y echarán a perder el lenguaje limpio.—1 Cor. 15:33.
La mejor asociación es aquella de la cual se puede gozar con Dios en oración. Cuando surge la tentación de abusar del uso de la lengua, ore. Uno no puede imaginarse el usar lenguaje obsceno al orar a Dios. En cierta ocasión Jesús aconsejó a sus discípulos: “Ocúpense en orar, para que no entren en tentación.” (Luc. 22:40, 46) Ore también cuando esté en tentación para que no sucumba. Que Dios esté siempre tan vívidamente presente en su conciencia cristiana que usted nunca diga ni haga cosa alguna que le desagrade a él.—1 Ped. 3:10-12.
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Por qué se hacen delincuentes los jóvenesLa Atalaya 1963 | 1 de abril
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Por qué se hacen delincuentes los jóvenes
✔ Hoy los jóvenes delincuentes no proceden solamente de las familias menos privilegiadas, sino también de las clases más elevadas. Pero, ¿por qué? ¿Qué sucede? Un fiscal joven arroja luz sobre la situación cuando señala las actitudes religiosas de estas familias. “La mayoría de estos muchachos que llamamos ‘delincuentes de la clase media’ proceden de familias que ya no siguen sus creencias religiosas, excepto como procedimiento,” mencionó. “Han perdido el cimiento firme de los Mandamientos. Han perdido su agarro personal de toda ética religiosa y no han desarrollado todavía ninguna ética humanitaria o seglar. Están entre los dos puntos. Están en terreno que no es ni del hombre ni de Dios y sus hijos no saben qué creer.”
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