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Una esperanza segura para los muertosCuando muere un ser querido
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La reacción de Jesús ante la muerte de Lázaro revela la gran ternura del Hijo de Dios. Los sentimientos profundos que mostró en aquella ocasión hacen patente que tiene un deseo intenso de devolver la vida a los muertos. El relato bíblico lee: “María, cuando llegó a donde Jesús estaba y alcanzó a verlo, cayó a sus pies, y le dijo: ‘Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’. Jesús, pues, cuando la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando, gimió en el espíritu y se perturbó; y dijo: ‘¿Dónde lo han puesto?’. Ellos le dijeron: ‘Señor, ven y ve’. Jesús cedió a las lágrimas. Por eso los judíos empezaron a decir: ‘Mira, ¡cuánto cariño le tenía!’”. (Juan 11:32-36.)
La compasión sincera de Jesús se indica aquí con tres expresiones: “gimió”, “se perturbó” y “cedió a las lágrimas”. Las palabras que se usaron en el idioma original al redactar esta conmovedora escena muestran que a Jesús le afectó tanto la muerte de su querido amigo Lázaro y ver a la hermana de este llorando que no pudo contener las lágrimas.a
Lo más destacado es que, aunque ya había resucitado a otras dos personas y se proponía hacer lo mismo con Lázaro (Juan 11:11, 23, 25), Jesús “cedió a las lágrimas”. De modo que devolver la vida a los humanos no es un mero procedimiento para Jesús. Los profundos sentimientos de ternura que manifestó en esta ocasión evidencian que desea intensamente reparar los estragos de la muerte.
La ternura que demostró Jesús al resucitar a Lázaro refleja su deseo intenso de reparar los estragos de la muerte
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Una esperanza segura para los muertosCuando muere un ser querido
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a La palabra griega traducida “gimió” es una forma de un verbo (em·bri·má·o·mai) que significa estar dolorosa o profundamente conmovido. Un escriturario comenta: “El único sentido que puede tener acá es que Jesús se sintió invadido por una emoción tan intensa que arrancó de su corazón un quejido involuntario”. El término que se vierte “perturbó” es una forma de un verbo griego (ta·rás·so) que denota agitación. Según un lexicógrafo, significa “causar conmoción interna, [...] afectar con gran dolor o pena”. La expresión “cedió a las lágrimas” se traduce de un verbo griego (da·krý·o) que comunica la idea de “derramar lágrimas, llorar en silencio”.
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