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Leamos la Palabra de Dios y sirvámosle en verdadLa Atalaya 1996 | 15 de mayo
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5. ¿Qué es menester que hagamos para encontrar la verdad de Dios?
5 La verdad de Dios es un tesoro invaluable, y para encontrarlo es imprescindible cavar, investigar constantemente las Escrituras. Solo si somos como niños enseñados por el Magnífico Instructor, adquiriremos sabiduría y entenderemos el temor reverente de Jehová. (Proverbios 1:7; Isaías 30:20, 21.) Por supuesto, debemos comprobar todas las cosas con la Biblia. (1 Pedro 2:1, 2.) Los judíos de Berea “eran de disposición más noble que los de Tesalónica, porque recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas [que enseñaba Pablo] eran así”. No se reprendió a los bereanos por esto; antes bien, se los alabó. (Hechos 17:10, 11.)
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Leamos la Palabra de Dios y sirvámosle en verdadLa Atalaya 1996 | 15 de mayo
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7. ¿Qué precisamos para ampliar el entendimiento de la Biblia, y por qué?
7 Para ampliar nuestro entendimiento de la Biblia precisamos la guía del espíritu, o fuerza activa, de Dios. “El espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios”, a fin de revelar su significado. (1 Corintios 2:10.) Los cristianos de Tesalónica debían ‘asegurarse de todas las cosas’ sobre cualquier profecía que oyeran. (1 Tesalonicenses 5:20, 21.) Cuando Pablo escribió a los tesalonicenses (cerca de 50 E.C.), la única porción existente de las Escrituras Griegas era el Evangelio de Mateo. Por lo tanto, para que ellos y los bereanos pudieran asegurarse de todas las cosas, probablemente tendrían que cotejar la versión griega de las Escrituras Hebreas, llamada Septuaginta. Tal como aquellos cristianos necesitaban leer y estudiar las Escrituras, nosotros necesitamos hacer lo mismo.
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