Un libro práctico para la vida moderna
Aunque los libros que ofrecen consejo son muy populares hoy en día, no tardan en quedarse anticuados, lo que exige que se los revise o sustituya. ¿Qué puede decirse de la Biblia? Pese a que terminó de escribirse hace casi dos mil años, su mensaje original jamás se ha sometido a mejoras o revisiones. ¿Pudiera contener, entonces, orientación práctica para nuestros tiempos?
ALGUNAS personas dicen que no. “Nadie recomendaría el uso de un texto editado en 1924 en una clase moderna de química”, escribió el doctor Eli S. Chesen al explicar por qué consideraba anticuada la Biblia.1 Este argumento parece lógico. Dado que el hombre ha aprendido mucho sobre la salud mental y el comportamiento humano desde que se escribió la Biblia, ¿qué vigencia pudiera tener este antiguo libro en la actualidad?
Principios eternos
Aunque los tiempos han cambiado, las necesidades esenciales del hombre siguen siendo las mismas. Desde el comienzo de la historia, el ser humano tiene necesidades afectivas. Desea ser feliz y que su vida posea sentido. Necesita consejo para afrontar las presiones económicas, tener éxito en el matrimonio e inculcar valores morales en sus hijos. La Biblia contiene recomendaciones sobre estas necesidades básicas. (Eclesiastés 3:12, 13; Romanos 12:10; Colosenses 3:18-21; 1 Timoteo 6:6-10.)
El consejo bíblico manifiesta un conocimiento profundo de la naturaleza humana. Basten unos cuantos ejemplos de principios eternos que son prácticos para la vida moderna.
Orientación práctica para el matrimonio
La familia, dice la revista Crónica ONU, “es la unidad más antigua y más básica de la organización humana; el vínculo más crucial entre las generaciones”. Sin embargo, dicho ‘vínculo crucial’ está desintegrándose a un ritmo alarmante. “En el mundo de hoy —dice la revista—, muchas familias enfrentan retos intimidantes que ponen en peligro su capacidad para funcionar y, en verdad, hasta para sobrevivir”.2 ¿Qué consejo ofrece la Biblia para ayudar a la familia a sobrevivir?
Para empezar, dice mucho de cómo deben tratarse los cónyuges. Por ejemplo, con respecto al marido dice: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia”. (Efesios 5:28, 29.) Y aconseja a la mujer que tenga “profundo respeto a su esposo”. (Efesios 5:33.)
Examinemos los resultados de poner en práctica dicho consejo bíblico. El marido que ama a su mujer ‘como a su propio cuerpo’ no la trata con odio ni crueldad. No la golpea ni la maltrata verbal ni emocionalmente. Le otorga la misma estima y consideración que se tiene a sí mismo. (1 Pedro 3:7.) Ella, por lo tanto, se siente amada y segura en el matrimonio. De este modo, el padre da a los hijos un buen ejemplo de cómo debe tratarse a la mujer. Por otro lado, la esposa que siente “profundo respeto” por su marido, no atenta contra su dignidad criticándolo o denigrándolo constantemente. Gracias al respeto de la esposa, este percibe que confían en él, lo aceptan y aprecian.
¿Es práctico dicho consejo en el mundo moderno? Es interesante que los especialistas en el tema de la familia han llegado a conclusiones parecidas. La administradora de un servicio de orientación familiar dijo: “Las familias más saludables que conozco se caracterizan por un estrecho vínculo de amor entre el padre y la madre. [...] Parece que esta intensa relación fundamental infunde seguridad a los hijos”.3
En el transcurso de los años, el consejo bíblico acerca de la unión conyugal ha resultado más confiable que el de muchísimos consejeros bienintencionados. No hace tanto, un buen número de especialistas abogaba por el divorcio como la solución rápida y fácil a un matrimonio infeliz. Hoy día es más frecuente que animen a las parejas a luchar para que la unión perdure siempre que sea posible. Pero este cambio ha tenido lugar después de haberse ocasionado un sinnúmero de daños.
En contraposición, la Biblia proporciona consejo confiable y equilibrado sobre el tema del matrimonio. Permite el divorcio en ciertas circunstancias extremas. (Mateo 19:9.) Pero lo condena si obedece a razones frívolas. (Malaquías 2:14-16.) También censura la infidelidad marital. (Hebreos 13:4.) Señala que el matrimonio implica compromiso: “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne”.a (Génesis 2:24; Mateo 19:5, 6.)
El consejo bíblico sobre el matrimonio es tan importante hoy día como cuando se escribió. Si los cónyuges se tratan con amor y respeto y consideran el matrimonio una relación exclusiva, es más probable que este sobreviva, y con él, la familia.
Orientación práctica para los padres
Hace varias décadas, muchos padres, alentados por las “ideas innovadoras” sobre la educación de los hijos, pensaban que estaba “prohibido prohibir”.8 Temían que fijar límites a los niños los traumatizara y frustrara. Los consejeros en materia de crianza de los hijos insistían, con buenas intenciones, en que los padres se limitaran a lo sumo a corregir levemente a los hijos. Pero ahora muchos expertos se replantean la importancia de la disciplina y bastantes padres preocupados buscan esclarecimiento sobre el tema.
No obstante, la Biblia ha ofrecido desde el primer momento consejo claro y razonable sobre la crianza de los hijos. Hace casi dos mil años dijo: “Padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4.) El sustantivo griego traducido “disciplina” significa “educación”, “formación”, “instrucción”.9 La Biblia dice que dicha disciplina, o instrucción, es prueba del amor paterno. (Proverbios 13:24.) Los hijos crecen con normas morales bien definidas y un sentido desarrollado del bien y el mal. La disciplina les hace ver que sus padres se interesan por ellos y por el tipo de personas que serán.
Pero la autoridad de los padres, “la vara de la disciplina”, jamás debe ejercerse de forma abusiva.b (Proverbios 22:15; 29:15.) La Biblia aconseja a los padres: “No os excedáis al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes”. (Colosenses 3:21, Sagrada Biblia, Universidad de Navarra.) También reconoce que el castigo corporal no es por lo general el método de enseñanza más efectivo. Proverbios 17:10 dice: “Una reprensión obra más profundamente en un entendido que el golpear cien veces a un estúpido”. Además, la Biblia recomienda la disciplina preventiva. En Deuteronomio 11:19 se insta a los padres a aprovechar las ocasiones informales para inculcar en los hijos valores morales. (Véase también Deuteronomio 6:6, 7.)
El consejo eterno que da la Biblia a los padres está claro. Los hijos necesitan disciplina amorosa y consecuente. La práctica demuestra que este consejo surte efecto.c
Cómo superar las barreras que dividen a la gente
Hoy día la gente vive dividida por barreras raciales, nacionales y étnicas. Estos muros artificiales contribuyen a que por todo el mundo mueran en la guerra seres humanos inocentes. Si tomamos como base la historia, la perspectiva de que los hombres y las mujeres de distintas razas y nacionalidades se vean y traten como iguales es muy sombría. “La solución —dice un estadista africano— está en nuestro corazón.”11 Pero cambiar el corazón humano es difícil. No obstante, examinemos cómo llega al corazón el mensaje bíblico y fomenta actitudes igualitarias.
La enseñanza bíblica de que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres”, excluye toda idea de superioridad racial. (Hechos 17:26.) Muestra que todas las razas se reducen a una sola especie, la humanidad. Además, la Biblia nos anima a ‘hacernos imitadores de Dios’, de quien dice: “No es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”. (Efesios 5:1; Hechos 10:34, 35.) Para quienes toman en serio las Escrituras y procuran vivir según sus enseñanzas, este conocimiento tiene un efecto unificador. Influye en lo más profundo, en el corazón humano, y elimina las barreras artificiales que dividen a la gente. He aquí un ejemplo.
Durante las campañas bélicas de Hitler en Europa, un grupo de cristianos, los testigos de Jehová, se negaron rotundamente a matar a seres inocentes. No estaban dispuestos a ‘alzar la espada’ contra su semejante. Adoptaron esta postura porque deseaban agradar a Dios. (Isaías 2:3, 4; Miqueas 4:3, 5.) Creían sinceramente en la enseñanza bíblica de que ninguna nación ni raza es mejor que las demás. (Gálatas 3:28.) A consecuencia de su postura pacífica, los testigos de Jehová figuraron entre los primeros internos de los campos de concentración. (Romanos 12:18.)
Pero no todos los que afirmaban regirse por la Biblia siguieron tal proceder. Poco después de la II Guerra Mundial, Martin Niemöller, un clérigo protestante alemán, escribió: “El que desee culpar a Dios de [las guerras] no conoce, o no quiere conocer, la Palabra de Dios [...;] a través de los tiempos las iglesias cristianas se han prestado reiteradamente a bendecir las guerras, las tropas y las armas y, [...] contrario al espíritu cristiano, han orado a Dios por la aniquilación de los enemigos en la guerra. Todo ello es culpa nuestra y de nuestros padres, pero de ningún modo de Dios. Y nosotros, los cristianos de hoy, nos sentimos avergonzados delante de la llamada secta de los Estudiantes Sinceros de la Biblia [testigos de Jehová], centenares y millares de los cuales fueron internados en los campos de concentración y [hasta] murieron por negarse a servir de soldados en la guerra y a no querer disparar contra sus semejantes”.12
Los testigos de Jehová son bien conocidos hasta el día de hoy por su hermandad, que une a judíos y árabes, serbios y croatas, hutus y tutsis. No obstante, los Testigos reconocen de inmediato que dicha unidad es posible, no porque sean mejores que los demás, sino gracias a que les motiva el poder del mensaje bíblico. (1 Tesalonicenses 2:13.)
Orientación práctica que fomenta buena salud mental
La salud física depende muchas veces del equilibrio mental y emocional. Por ejemplo, los estudios han confirmado los efectos nocivos de la ira. En su libro Anger Kills (La ira mata), el doctor Redford Williams, director de Investigaciones sobre el Comportamiento en el Centro Médico de la Universidad de Duke, y su esposa, Virginia Williams, dicen que “la mayoría de las pruebas disponibles indican que las personas hostiles son más propensas a padecer enfermedades cardiovasculares (y de otro tipo) por varias razones, tales como un menor apoyo social, un aumento en las reacciones biológicas ocasionado por la furia y una mayor participación en conductas perjudiciales para la salud”.13
Miles de años antes de realizarse estos estudios, la Biblia relacionó, en términos sencillos pero claros, las emociones con la salud física: “Un corazón calmado es la vida del organismo de carne, pero los celos son podredumbre a los huesos”. (Proverbios 14:30; 17:22.) Las Escrituras dan estos sabios consejos: “Depón la cólera y deja la furia”, y: “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido [o “airarte”, Bartina-Roquer]”. (Salmo 37:8; Eclesiastés 7:9.)
La Biblia también proporciona consejos sensatos para controlar la ira. Por ejemplo, Proverbios 19:11 dice: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera, y es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión”. La palabra hebrea para “perspicacia” se deriva de un verbo que denota “conocimiento de la razón” de las cosas.14 El consejo prudente es “pensar antes de actuar”. Tratar de comprender las razones subyacentes por las que la gente habla o actúa de determinada manera, nos ayudará a ser más tolerantes y menos iracundos. (Proverbios 14:29.)
En Colosenses 3:13 se encuentra otro consejo práctico: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros”. La vida está llena de pequeñas molestias. La frase “continúen soportándose” comunica la idea de tolerar lo que nos disgusta de los demás. “Perdonar” implica no guardar rencor. A veces es prudente no abrigar resentimiento, sino despedirlo de la mente; lo único que logramos permaneciendo enojados es abrumarnos aún más. (Véase el recuadro “Orientación práctica para las relaciones humanas”.)
Hoy día existen muchas fuentes de consejo y orientación. Pero la Biblia es verdaderamente singular. Su consejo no es simple teoría y jamás perjudica. Su sabiduría ha resultado ‘muy fidedigna’. (Salmo 93:5.) Además, el consejo bíblico es eterno. Aunque la Biblia terminó de escribirse hace casi dos mil años, su mensaje todavía es aplicable. Y surte el mismo efecto no importa el color de nuestra piel o el país donde vivamos. Además, sus palabras tienen poder, el poder de cambiar a la gente para bien. (Hebreos 4:12.) Por lo tanto, leer este libro y poner en práctica sus principios puede mejorar nuestra calidad de vida.
[Notas]
a El término hebreo da·váq, que en este pasaje se traduce “adherirse”, “transmite la idea de apegarse a alguien con cariño y lealtad”.4 La palabra griega, que se vierte “se adherirá” en Mateo 19:5 es afín a un vocablo que significa “pegar”, “encolar”, “unirse estrechamente”.5
b En tiempos bíblicos, la palabra vara (hebreo, sché·vet) significaba “bastón” o “cayado”, como el que usa un pastor.10 En este contexto, la vara de autoridad comunica la idea de orientación amorosa, no de crueldad. (Compárese con Salmo 23:4.)
c Véanse los capítulos “Eduquemos a los hijos desde la infancia”, “Cómo contribuir a la formación del adolescente”, “¿Hay un rebelde en casa?” y “Protejamos a la familia de las influencias destructivas”, del libro El secreto de la felicidad familiar, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Comentario de la página 24]
La Biblia ofrece consejo claro y razonable sobre la vida de familia
[Ilustración de la página 25]
Los testigos de Jehová figuraron entre los primeros internos de los campos de concentración
[Recuadro de la página 23]
CARACTERÍSTICAS DE LAS FAMILIAS SALUDABLES
Hace varios años, una educadora y especialista en temas familiares realizó un extenso estudio, para el que recabó los comentarios de más de quinientos consejeros familiares sobre qué características observaban en las familias “saludables”. Curiosamente, algunos de los aspectos más mencionados ya los recomendaba la Biblia desde hacía mucho tiempo.
Encabezaba la lista la buena comunicación, lo que incluía algunos métodos eficientes de zanjar las desavenencias. Un denominador común de las familias saludables es que “nadie se va a la cama enojado con nadie”, escribió la autora del estudio.6 Hace ya más de mil novecientos años, la Biblia aconsejaba: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado”. (Efesios 4:26.) En tiempos bíblicos, los días se contaban de una puesta del Sol a la siguiente. De modo que mucho antes de los estudios sobre la familia, la Biblia aconsejaba sabiamente resolver las diferencias enseguida, antes de que diera comienzo un nuevo día.
Las familias saludables “no tratan temas polémicos justo antes de salir de casa o de dormir —descubrió la autora—. Vez tras vez he oído la frase ‘el momento adecuado’”.7 Aunque no fueran conscientes de ello, aquellas familias se hacían eco del proverbio bíblico escrito hace más de dos mil setecientos años: “Como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ella”. (Proverbios 15:23; 25:11.) Este símil pudiera aludir a ornamentos dorados en forma de manzana que se colocaban en bandejas de plata labrada, que en tiempos bíblicos constituían hermosas posesiones muy apreciadas. Expresa la belleza y el valor de las palabras pronunciadas oportunamente. En circunstancias tensas, las expresiones atinadas que se hacen en el momento adecuado son valiosísimas. (Proverbios 10:19.)
[Recuadro de la página 26]
ORIENTACIÓN PRÁCTICA PARA LAS RELACIONES HUMANAS
“Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen”. (Salmo 4:4.) Con la mayoría de las ofensas pequeñas, es prudente refrenar la lengua para que no se exalten los ánimos.
“Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación”. (Proverbios 12:18.) Conviene pensar antes de hablar. Las palabras irreflexivas pueden ser hirientes y acabar con las amistades.
“La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero la palabra que causa dolor hace subir la cólera”. (Proverbios 15:1.) Aunque responder con apacibilidad exige bastante autodominio, resuelve muchos problemas y fomenta las relaciones pacíficas.
“El principio de la contienda es como alguien que da curso libre a las aguas; por eso, antes que haya estallado la riña, retírate”. (Proverbios 17:14.) Es prudente alejarse de una situación conflictiva antes de perder la calma.
“No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo es propio de gente necia”. (Eclesiastés 7:9, Versión Popular.) Las acciones suelen ir precedidas de emociones. Quien se ofende con facilidad es necio, pues tal vez desencadene palabras o acciones precipitadas.