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Inocencia por respetar la santidad de la sangreLa Atalaya 1960 | 1 de mayo
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21. Por beber de la copa en la cena del Señor, ¿de qué fueron acusados los cristianos primitivos, y qué demuestra su defensa tocante a la ley declarada a Noé?
21 Cada año los cristianos primitivos celebraban la cena del Señor, en la cual bebían de la copa común de vino que simbolizaba la sangre de Jesús. Sin duda, o a cierto grado, debido a esto los incrédulos paganos acusaron a estos cristianos fieles de beber sangre humana. Este fue uno de los cargos falsos contra los cuales los voceros de la congregación cristiana tuvieron que defenderse. Les tapaban la boca a estos enemigos del cristianismo explicándoles que la sangre humana era muy superior y más valiosa que la sangre animal; y tan lejos estaban de beber sangre humana los cristianos, que era contrario a la ley de su Dios el beber la sangre de aun los animales inferiores, bestias irracionales. Numeroso es el testimonio en el sentido de que aquellos cristianos fieles no introducían sangre humana en su organismo con ningún propósito.—Vea Origines Ecclesiasticae, o, Antiquities of the Christian Church, por José Bingham (1668-1723), Libro 17, capítulo 5, párrafo 20.a
22. ¿Cuándo comenzaron los cristianos hipócritas a argüir contra la validez de la ley que Dios dio a Noé? Y ¿cómo?
22 No fue sino hasta después del tiempo del teólogo católico romano Agustín (354-430), obispo de África del Norte, que personas que pretendían ser cristianas comenzaron a afirmar que la regla divina que prohibía a los seguidores de Cristo participar de la sangre como alimento simplemente fue una prohibición temporaria y que no aplicaba ahora. Sin embargo, este argumento fue parte de la apostasía de cristianos hipócritas que se apartaron de la fe verdadera que el apóstol Pablo había predicho.—2 Tes. 2:1-3.
23. Puesto que Jehová no cambia, ¿de qué manera observan los cristianos la exhortación de Judas y se mantienen inocentes?
23 Después que Dios predijo la venida de su Hijo Jesucristo al templo para obra de juicio, Dios dijo: “Yo, Jehová, no cambio.” (Mal. 3:1-6, Mod) Los cristianos verdaderos, fieles, de hoy día ponen por obra la exhortación del discípulo Judas: “Luchen vigorosamente por la fe que una vez para todo tiempo fue entregada a los santos.” (Jud. 3) De acuerdo con esta fe se mantienen inocentes en cuanto a la sangre. Evitan la pena en que se incurre al violar la santa ley inalterada de Dios de la santidad de la sangre. Dios no demanda la vida o alma de ningún hombre a mano de ellos.
¡Cantad a Jehová, al que habita en Sión! ¡publicad entre las naciones sus hazañas! Porque, cual vengador de la sangre inocente, se ha acordado de los oprimidos: no se olvida del clamor de los afligidos.—Sal. 9:11, 12, Mod.
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Manteniéndonos ‘limpios de la sangre de todo hombre’La Atalaya 1960 | 1 de mayo
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Manteniéndonos ‘limpios de la sangre de todo hombre’
1. ¿Por medio de decir qué cosa indicó Pablo que hay otra manera en que los cristianos tienen que mantenerse limpios respecto a sangre?
APARTE de la sangre literal del hombre, de la bestia y del ave, los que no desean desagradar a Dios y merecer castigo de él tienen que estar alerta a otra manera en que tienen que mantenerse limpios de la sangre. El apóstol Pablo indicó esta manera cuando les dijo a los superintendentes cristianos de la ciudad de Éfeso en Asia Menor: “Ahora, ¡miren! sé que todos ustedes entre quienes anduve predicando el reino [de Dios, Mod; VA; Val; Lamsa] no me verán más la cara. Por eso los llamo para que sean testigos este mismo día de que yo estoy limpio de la sangre de todo hombre.” (Hech. 20:25, 26) De entre todas las personas, ¿cómo podía decir eso Pablo? Y ¿cómo son sus palabras un ejemplo y advertencia para nosotros hoy día?
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