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La unción a una esperanza celestial... ¿cómo se manifiesta?La Atalaya 1975 | 15 de julio
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¿Cómo, pues, opera el espíritu santo de Dios para con aquellos a quienes unge? Romanos 8:15-17 nos dice, con estas palabras: “Porque no recibieron ustedes un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’ El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.”
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La unción a una esperanza celestial... ¿cómo se manifiesta?La Atalaya 1975 | 15 de julio
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Por lo tanto la evidencia principal que tiene el que ha sido ungido a la llamada celestial es este espíritu o sentido dominante de filiación, es decir, de haber sido engendrado por Dios a filiación espiritual como uno de los 144.000 herederos del reino celestial. El que es engendrado genuinamente puede testificar con toda buena conciencia que las esperanzas celestiales producidas en él no nacen de sus propios deseos o imaginaciones sino que son de Jehová Dios, el resultado de la acción de Su espíritu para con este individuo. (1 Ped. 1:3, 4; Rev. 14:1-3) Esto es simultáneamente un privilegio que infunde temor reverencial y una grave responsabilidad... el llegar a ser hijo espiritual del Soberano Universal cuyo ‘nombre es majestuoso’ y de quien está escrito: “Dignidad y esplendor están ante él.” (Sal. 8:1; 96:6) Ciertamente respecto a los que son honrados con esta llamada para ser sus hijos, debería esperarse que la conducta sería aptamente representativa de este Padre dignificado, manteniendo en alto su reputación. Ciertamente deben manifestar el fruto del espíritu de Dios, que incluye “gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23; 1 Cor. 14:33) Estos ungidos tienen como su modelo al Hijo Principal de Dios, Cristo Jesús, y también deben reflejar su espíritu o la expresión dominante de él mismo. El ceder a prácticas que huelen a costumbres tribuales carnales o a sectas religiosas que estimulan la expresión desenfrenada de emociones no suministraría evidencia de filiación espiritual genuina. Como declara el apóstol inspirado:
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