Ponderando las noticias
¿Payasos para Cristo?
“Payasos del Evangelio en marcha” fue el título de un artículo en el periódico Church Times, de la Iglesia Anglicana. El artículo anunciaba la visita anual de la Función Ambulante del Ejército de la Iglesia a estaciones balnearias selectas de Inglaterra y Gales. El Ejército de la Iglesia —un ramo de la Iglesia Anglicana fundado poco más de cien años atrás— evangelizaría “entre los parias y criminales de los barrios bajos de Westminster”.
Hoy los líderes del Ejército de la Iglesia todavía se interesan en que “se dé al evangelismo su lugar debido”. El objetivo de su Función Ambulante es presentar el evangelio “como comedia a la gente que no se ha acercado mucho a Dios, y que jamás vendría a un servicio en una iglesia o en un auditorio eclesiástico”. Los “Payasos del Evangelio” con sus trajes de la función esperan que “sus devotas payasadas por lo menos hagan que los transeúntes se detengan un momento a escuchar”, señala el Church Times.
Sin embargo, aunque sus trajes de payaso, sus bufonadas y los globos gratis atrajeron a muchos niños, los adultos se preguntaban qué tenía que ver aquello con el evangelismo que inició Jesucristo.
Es verdad que el apóstol Pablo escribió: “Hemos llegado a ser un espectáculo teatral al mundo [...] Somos necios por causa de Cristo”. (1 Corintios 4:9, 10.) Pero ¿en qué pensaba Pablo? ¿En payasadas para atraer a los transeúntes? No. Pablo ilustraba que el mundo considera necios a los cristianos, “expuestos a la burla pública y a la vergüenza”, como dice The New International Dictionary of New Testament Theology, por su fe y sus enseñanzas.
En contraste con los “Payasos del Evangelio” del Ejército de la Iglesia, Jesús enseñó a las muchedumbres “como persona que tiene autoridad”. Su ministerio era franco y sin trucos. Como explicó: “Hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado”. ¿Con qué resultado? “Muchos pusieron fe en él.” (Mateo 7:29; Juan 8:28, 30.)
“Cargo de conciencia”
Eugene Stockwell, director de la Comisión sobre la Misión Mundial y Evangelismo del Concilio Mundial de Iglesias, admitió recientemente la hipocresía que el clero y las iglesias de la cristiandad han mostrado durante las dos guerras mundiales. “Es un pesado cargo de conciencia para los cristianos el que las dos principales guerras mundiales de este siglo se desencadenaran entre naciones con largas tradiciones de cristianismo y cuyos ataques militares fueron frecuentemente bendecidos por líderes de iglesias cristianas”, dijo a una reunión ecuménica en Varsovia, Polonia.
Stockwell añadió: “Se declaró apasionadamente que Dios estaba de un lado del conflicto o del otro. [...] Con demasiada facilidad nosotros los cristianos pusimos nuestra fe al servicio de nuestra violencia”. Dijo que la II Guerra Mundial fue “prueba masiva de nuestro fracaso como ‘naciones cristianas’ respecto a vivir nuestra fe, una fe que muchas veces expresamos por palabras y que tan claramente negamos por acciones”.
Pero ¿ha enseñado algo a los llamados cristianos y a su clero este “pesado cargo de conciencia”? Según el Servicio de Prensa Ecuménico, el director Stockwell confesó: “Hablamos de amar a nuestros enemigos, y los matamos. Hablamos de volver la otra mejilla, y nos armamos hasta los dientes. Hablamos de paz que sobrepasa lo que se puede entender, y participamos en guerra que sobrepasa toda comprensión. Hablamos de fe en Dios y ponemos nuestra verdadera fe en armas de destrucción”.
Está claro que el clero de la cristiandad y sus seguidores que con ellos apoyan la guerra se parecen a los “habladores sin provecho” de los días del apóstol Pablo. Respecto a ellos él dijo: “Declaran públicamente que conocen a Dios, pero por sus obras lo repudian”. (Tito 1:10, 16.)
Sello “ofensivo”
La Administración Postal Sudafricana tenía planes de distribuir cuatro sellos conmemorativos sobre la Biblia el 19 de noviembre de 1987. Uno de los sellos contenía las expresiones: “La Palabra de Dios”, en griego, y “La Palabra de Jehová”, en hebreo. Se imprimieron 1.750.000 sellos.
Sin embargo, poco antes de la fecha de su distribución las oficinas de correo recibieron un telegrama con instrucciones de devolver los sellos que habían recibido. ¿Por qué? “Porque la comunidad judía ortodoxa halló ofensivo aquello”, informó The Star, un periódico de Johannesburgo. Añadió: “El rabino David Hazdan, de Johannesburgo, dijo que por lo general el nombre completo de Dios, tal como se imprimió en el sello, se reservaba únicamente para ocasiones religiosas especiales”.
Por una tradición judía similar muchos traductores modernos de la Biblia han evitado usar el nombre Jehová y lo han reemplazado con simples títulos, como “Señor” o “Dios”. ¡Con razón Jesús dijo a los líderes religiosos de su día: “Ustedes han invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición”! (Mateo 15:6.)