De nuestros lectores
El día de la boda Me gustó muchísimo la serie “El día de la boda: cómo iniciar bien el matrimonio” (8 de febrero de 2002). Como soy joven, me estoy preparando mentalmente para el importante paso que representa el matrimonio. Los artículos me ayudaron a ver el modo de atender los preparativos sin las tensiones comunes a muchas parejas jóvenes, y también la manera de lograr que la felicidad de la unión perdure. Por favor, no dejen nunca de dar atención a quienes nos esmeramos por poner en práctica lo que Jehová quiere de sus siervos.
F. C., Italia
Jamás deja de sorprenderme la manera como Jehová me da dirección justo cuando más la necesito. La ¡Despertad! del 8 de febrero de 2002 no fue la excepción. Mi prometido y yo llevamos unos meses haciendo planes para la boda, y ya comenzábamos a sentir la tensión. Los primeros artículos de la revista nos recordaron que estos meses de planificación en realidad son maravillosos y que la ansiedad solo produce angustia.
H. M., Australia
En la página 10 de la serie de portada se da a entender que es aceptable que el esposo abandone el hogar si cree tener razones válidas para la separación. Ni mi esposa ni yo encontramos nada en la Biblia que apoye ese argumento. De hecho, nos parece que lo opuesto es lo cierto: la esposa puede irse, pero el esposo debe quedarse. Génesis 2:24 declara que el hombre debe “adherirse a su esposa”. Además, 1 Corintios 7:11 dice: “Si de hecho [ella] se fuera”, y añade: “el esposo no debe dejar a su esposa”.
K. L., Australia
¡Despertad! responde: Las palabras de Génesis 2:24 tienen que analizarse dentro de su contexto. Ese mandato divino no se pronunció como instrucción respecto a una posible separación. La carta de Pablo a los corintios deja claro que Jehová tiene en alta estima el matrimonio y que la pareja debe hacer todo esfuerzo posible por preservarlo. Ahora bien, no parece que Pablo tuviera la intención de formular dos tipos de normas: una para la esposa y otra para el esposo. Los versículos 1Co 7:10 y 11 exhortan tanto al esposo como a la esposa a no separarse, de ser posible. Por tanto, es razonable que lo que es aplicable a la mujer lo sea también al varón.
Los keas El artículo “Los keas, juguetones loros alpinos” (8 de febrero de 2002) fue tan divertido que no pude contener la risa. ¡Jehová tiene que ser de seguro un Dios feliz! Solo un Creador verdaderamente amoroso podría dar vida a una criatura que produjera tanto placer al ser humano. Espero algún día conocer por mí mismo a esa divertida ave, el kea. Muchas gracias, no solo por este reportaje, sino también por los muchos otros artículos interesantes que escriben y que fortalecen la fe.
R. R., Alemania
Recibí la ¡Despertad! del 8 de febrero de 2002 poco después de que mi esposo me abandonara. Me resultó sumamente difícil siquiera ver en la portada a una pareja en su día de bodas. Pensé: “¿Por qué mi esposo y yo no pudimos ser felices como ellos?”. Pero el artículo de los keas en la misma revista me hizo reír a carcajadas. No sabía que existiera un ave tan simpática. Mi corazón sintió alivio. Era como si Jehová me animara diciéndome: “¡Disfruta de la vida!”. Muchísimas gracias.
M. Y., Japón