Job, ejemplo de integridad y aguante
“¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (JOB 1:8.)
1, 2. a) ¿Qué tres desgracias inesperadas sufrió Job? b) Describa cómo había sido la vida de Job.
PARECÍA tenerlo todo en la vida: riqueza, prestigio, salud y una familia feliz. Pero entonces, las desgracias empezaron a sucederse una tras otra. Primero, de la noche a la mañana perdió sus posesiones. Luego, una extraña tormenta acabó con la vida de todos sus hijos. Y poco después, contrajo una enfermedad debilitante que le dejó el cuerpo entero cubierto de llagas. Con esta descripción, es probable que usted ya sepa de quién se trata. Hablamos de Job, el principal protagonista del libro bíblico que lleva su nombre (Job, capítulos 1 y 2).
2 “¡Ah, que estuviera yo como en los meses lunares de mucho tiempo atrás[!]”, se lamentaba (Job 3:3; 29:2). ¿Quién, como Job, no añora el pasado cuando las desgracias lo afligen? Él había tenido una vida feliz, aparentemente a salvo de las adversidades. Personas destacadas lo respetaban y buscaban sus consejos (Job 29:5-11). Aunque era rico, no daba excesiva importancia al dinero (Job 31:24, 25, 28). Ayudaba a las viudas y los huérfanos siempre que podía (Job 29:12-16). Y en todo momento le fue fiel a su esposa (Job 31:1, 9, 11).
3. ¿Qué dijo Jehová acerca de Job?
3 En realidad, Job llevaba una vida intachable porque adoraba a Dios. “No hay ninguno como él en la tierra —dijo Jehová—, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” (Job 1:1, 8.) A pesar de la rectitud de Job, las desgracias hicieron pedazos su confortable estilo de vida. Todo aquello por lo que había trabajado desapareció, y el dolor, la angustia y la frustración pusieron a prueba sus valores.
4. ¿Por qué es conveniente que analicemos la terrible experiencia de Job?
4 Obviamente, Job no es el único siervo de Dios que ha sufrido desgracias. Lo cierto es que muchos cristianos de hoy día pueden sentirse identificados con él. Por eso, vale la pena analizar dos cuestiones: ¿Cómo nos ayuda la terrible experiencia de Job a afrontar las adversidades? ¿Y cómo nos enseña su caso a mostrar empatía con quienes sufren?
La lealtad y la integridad, puestas a prueba
5. Según argumentó Satanás, ¿por qué servía Job a Dios?
5 El caso de Job fue especial. Él no lo sabía, pero Satanás había puesto en duda los motivos por los que servía a Dios. Sucedió en una reunión en los cielos en la que, al oír a Jehová destacar las magníficas cualidades de Job, el Diablo argumentó: “¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor?”. Con estas palabras, atribuyó una motivación egoísta a Job y, por extensión, a todos los siervos de Dios. Luego añadió: “Sírvete alargar la mano, y toca todo lo que tiene, y ve si no te maldice en tu misma cara” (Job 1:8-11).
6. ¿Qué importante cuestión planteó Satanás?
6 Se trataba de un tema muy importante: Satanás cuestionó la forma en que Jehová ejerce su soberanía. ¿De veras podía Dios gobernar el universo basándose en el amor? ¿O acabaría imponiéndose el egoísmo, como dio a entender el Diablo? A fin de responder a este desafío y establecer un precedente para casos futuros, Jehová permitió que Satanás pusiera a prueba a Job, pues estaba seguro de la integridad y lealtad de su siervo. Así que fue Satanás, y no Jehová, quien provocó las desgracias que le sobrevinieron a Job una detrás de otra. Cuando esto no funcionó, lo hirió con una dolorosa enfermedad. “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”, declaró (Job 2:4).
7. ¿A qué dificultades similares a las de Job se enfrentan hoy los siervos de Dios?
7 Hoy día, la mayoría de los cristianos no tienen que soportar tantas dificultades como Job, pero todos sufren de una forma u otra. Muchos hacen frente a la persecución o los problemas familiares. A otros los abruman las dificultades económicas o la mala salud. Y algunos incluso han muerto por su fe. Claro, no es que Satanás sea siempre el responsable directo de nuestras desgracias. A veces son consecuencia de nuestros propios errores o de algún trastorno físico heredado (Gálatas 6:7). Además, los desastres naturales nos amenazan a todos. ¿Y quién de nosotros puede evitar los estragos de la vejez? La Biblia explica con claridad que, en nuestros tiempos, Jehová no libra milagrosamente a sus siervos de estas aflicciones (Eclesiastés 9:11).
8. ¿Qué pretende lograr Satanás aprovechándose de nuestras dificultades?
8 Aun así, Satanás puede aprovecharse de estas u otras dificultades para debilitar nuestra fe. El apóstol Pablo habló del sufrimiento que le producía “una espina en la carne, un ángel de Satanás”, que no dejaba de “abofete[arlo]” (2 Corintios 12:7). Puede que se tratara de una dolencia física —como una deficiencia en la visión— o de algún otro problema. En cualquier caso, Pablo sabía que Satanás podía utilizar esa “espina” y la frustración que le causaba para arrebatarle el gozo y socavar su integridad (Proverbios 24:10). En la actualidad, el Diablo puede incitar a familiares, compañeros de clase o incluso gobiernos dictatoriales a que hostiguen de diversos modos a los siervos de Dios.
9. ¿Por qué no deberían sorprendernos demasiado las adversidades y la persecución?
9 ¿Cómo podemos hacer frente a estos problemas? Viéndolos como oportunidades para demostrar que amamos a Jehová y nos sometemos a su soberanía pase lo que pase (Santiago 1:2-4). Si comprendemos bien la importancia de ser leales a Dios, mantendremos el equilibrio espiritual sin importar cuál sea la causa de nuestra angustia. El apóstol Pedro escribió a los cristianos: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniera” (1 Pedro 4:12). Y Pablo explicó por qué: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). Tal como hizo con Job, Satanás sigue poniendo a prueba la integridad de los testigos de Jehová. Es más, la Biblia indica que el Diablo ha incrementado sus ataques contra el pueblo de Dios en estos últimos días (Revelación [Apocalipsis] 12:9, 17).
Una idea equivocada y malos consejeros
10. ¿Qué desventaja tenía Job?
10 Job tenía una desventaja que nosotros no tenemos: no sabía por qué estaba sufriendo todas aquellas desgracias. Por eso, llegó a la conclusión equivocada de que “Jehová mismo ha[bía] dado, y Jehová mismo ha[bía] quitado” (Job 1:21). Hasta es posible que Satanás procurara hacerle creer que el causante de sus males era Dios.
11. Explique cómo reaccionó Job ante las desgracias.
11 Aunque Job no maldijo a Dios cuando su esposa lo instó a hacerlo, en realidad estaba muy desanimado (Job 2:9, 10). Le parecía que a las personas malvadas les iba mucho mejor que a él (Job 21:7-9). “¿Por qué me está castigando Dios?”, seguramente se preguntaba. Incluso hubo ocasiones en que deseó morir. “¡Oh que en el Seol me ocultaras —llegó a decir—, que me mantuvieras secreto hasta que tu cólera se volviera atrás[!]” (Job 14:13.)
12, 13. ¿Qué efecto tuvieron en Job los comentarios de sus tres compañeros?
12 Tres compañeros fueron a visitar a Job, en teoría para “condolerse de él y consolarlo” (Job 2:11). Sin embargo, resultaron ser “consoladores molestos” (Job 16:2). ¡Qué bien le habría venido a Job tener amigos con quienes desahogarse! Pero, en vez de eso, aquellos tres compañeros lo confundieron todavía más y le causaron una frustración aún mayor (Job 19:2; 26:2).
13 En semejante situación, no sería de extrañar que Job se preguntara: “¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer todo esto?”. Además, las razones que le ofrecían sus compañeros eran totalmente erróneas. Ellos dieron por sentado que el sufrimiento de Job se debía a que había cometido algún pecado grave. Elifaz, por ejemplo, argumentó: “¿Quién que sea inocente ha perecido jamás? [...] Conforme a lo que yo he visto, los que idean lo que es perjudicial y los que siembran la desgracia, ellos mismos la siegan” (Job 4:7, 8).
14. ¿Se debe siempre el sufrimiento a la mala conducta? Explique su respuesta.
14 Es cierto que cuando se siembra con miras a la carne, y no con miras al espíritu, surgen problemas (Gálatas 6:7, 8). No obstante, en este sistema de cosas se nos van a presentar dificultades, sin importar lo buena que sea nuestra conducta. De ahí que nadie pueda afirmar que al inocente no le vaya a pasar nada malo. Jesucristo —pese a ser alguien “incontaminado, separado de los pecadores”— sufrió una muerte horrible en un madero de tormento, y el apóstol Santiago murió como un mártir (Hebreos 7:26; Hechos 12:1, 2). El razonamiento erróneo presentado por Elifaz y sus dos compañeros impulsó a Job a defender su buen nombre y a insistir en su inocencia. Con todo, es posible que su concepto de la justicia de Dios se viera influido por las alegaciones de aquellos obstinados hombres, quienes sostenían que su sufrimiento era merecido (Job 34:5; 35:2).
Ayudas para afrontar las dificultades
15. ¿Qué debemos recordar a fin de sobrellevar el sufrimiento?
15 ¿Qué lección aprendemos del caso de Job? Las desgracias, las enfermedades o la persecución pudieran parecernos injustas, en especial si nos da la impresión de que a otras personas no les afectan (Salmo 73:3-12). En tales ocasiones, es posible que tengamos que hacernos estas preguntas fundamentales: “¿Me impulsa mi amor a Dios a servirle pase lo que pase? ¿Deseo que Jehová pueda valerse de mí para ‘responder al que lo está desafiando con escarnio’?” (Proverbios 27:11; Mateo 22:37). Nunca debemos permitir que los comentarios irreflexivos de otras personas nos hagan dudar de nuestro Padre celestial. Una cristiana fiel, que por muchos años padeció una enfermedad crónica, dijo lo siguiente: “No importa lo que suceda; si Jehová lo permite, podré aguantarlo. Estoy segura de que él me dará la fortaleza que necesite. Siempre lo ha hecho”.
16. ¿Cómo ayuda la Palabra de Dios a quienes atraviesan dificultades?
16 Por otro lado, nosotros nos encontramos en mejor posición que Job, pues conocemos las tácticas de Satanás. La Biblia explica: “No estamos en ignorancia de sus designios”, es decir, de sus trampas malvadas (2 Corintios 2:11). Es más, contamos con una abundante fuente de sabiduría práctica a la que recurrir. En la Palabra de Dios hallamos relatos de hombres y mujeres fieles que aguantaron todo tipo de dificultades. El apóstol Pablo, quien sufrió más penalidades que la mayoría, escribió: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4). Un testigo de Jehová europeo que fue encarcelado por su fe durante la segunda guerra mundial sentía el mismo aprecio por la Biblia, pues estuvo dispuesto a intercambiar su ración de tres días por un ejemplar. “Fue un cambio sumamente rentable —dijo—. Aunque hambriento en sentido físico, tuve alimento espiritual que nos ayudó a mí y a otros prisioneros a soportar las pruebas de aquellos tiempos tan duros. He conservado esa Biblia hasta este mismo día.”
17. ¿Qué ayudas nos da Jehová para aguantar?
17 Además de las Escrituras y el consuelo que brindan, tenemos a nuestro alcance numerosas publicaciones cristianas que nos ofrecen buenos consejos para sobrellevar los problemas de la vida. Si buscamos en el Índice de las publicaciones Watch Tower, casi con toda seguridad encontraremos la experiencia de algún hermano en la fe que haya pasado por una prueba similar a la nuestra (1 Pedro 5:9). También puede ser útil hablar de nuestra situación con ancianos comprensivos y otros cristianos maduros. Pero, por encima de todo, contamos con la ayuda de Jehová, quien nos dará su espíritu santo si se lo pedimos en oración. Pensemos en el caso de Pablo: ¿cómo pudo resistir él las “bofetadas” de Satanás? Aprendiendo a confiar en el poder de Dios (2 Corintios 12:9, 10). “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”, escribió (Filipenses 4:13).
18. ¿Qué valiosa ayuda pueden brindarnos nuestros hermanos cristianos?
18 Así pues, disponemos de ayuda, de modo que no dudemos en recurrir a ella. “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso”, dice un proverbio inspirado (Proverbios 24:10). Tal como las termitas pueden provocar que se derrumbe una casa de madera, el desánimo puede socavar la integridad del cristiano. Para contrarrestar ese peligro, Jehová nos fortalece y anima mediante otros siervos suyos. A Jesús se le apareció un ángel para darle fuerzas la noche en que iba a ser arrestado (Lucas 22:43). En su viaje a Roma como prisionero, Pablo “dio gracias a Dios y cobró ánimo” cuando se encontró con los hermanos en la Plaza del Mercado de Apio y en las Tres Tabernas (Hechos 28:15). Una testigo de Jehová de Alemania no olvida la ayuda que recibió cuando, siendo apenas una adolescente, llegó temblando de miedo al campo de concentración de Ravensbrück. Ella recuerda: “Una hermana cristiana me buscó de inmediato y me dio una cariñosa acogida. Otra fiel hermana me cuidó como a una hija y se convirtió en mi madre espiritual”.
“Pruébate fiel”
19. ¿Qué ayudó a Job a resistir los ataques de Satanás?
19 En su descripción de Job, Jehová mencionó que era un hombre que estaba “reteniendo firmemente su integridad” (Job 2:3). Es cierto que se sentía desanimado y no comprendía por qué estaba sufriendo, pero siempre se mantuvo firme en la cuestión vital de la lealtad. Job nunca renunció a los principios que habían guiado su vida. “¡Hasta la muerte mantendré mi integridad!”, aseguró (Job 27:5, Reina-Valera, 1995).
20. ¿Por qué vale la pena aguantar?
20 Esa misma determinación nos ayudará a mantenernos íntegros en cualquier circunstancia, ya sea que nos enfrentemos a tentaciones, oposición o adversidades. “No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir —le dijo Jesús a la congregación de Esmirna—. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación [problemas, aflicciones u opresión] diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Revelación 2:10.)
21, 22. ¿Qué importantes ideas pueden consolarnos en nuestras tribulaciones?
21 Mientras dure este sistema gobernado por Satanás, nuestro aguante e integridad serán sometidos a prueba. Pero como dijo Jesús, no hay razón para temer lo que nos depare el futuro: lo importante es que nos mantengamos fieles. “La tribulación es momentánea”, nos recordó Pablo; por el contrario, la “gloria” —la recompensa que Jehová nos promete— “es de más y más sobrepujante peso y es eterna” (2 Corintios 4:17, 18). Incluso la tribulación que sufrió Job fue momentánea, pues duró muy poco en comparación con los muchos años de felicidad que disfrutó antes y después de aquella prueba (Job 42:16).
22 Aun así, puede que haya momentos en la vida en que sintamos que las pruebas no tienen fin y que nuestro sufrimiento es casi insoportable. En el siguiente artículo examinaremos otras lecciones de aguante que aprendemos de la experiencia de Job. También veremos maneras en las que podemos fortalecer a quienes atraviesan dificultades.
¿Qué respondería usted?
• ¿Qué importante cuestión relacionada con la integridad de Job planteó Satanás?
• ¿Por qué no deberían sorprendernos demasiado las adversidades?
• ¿Cómo nos ayuda Jehová a aguantar?
[Ilustraciones de la página 23]
Obtendremos fuerzas para aguantar investigando en nuestras publicaciones, hablando con cristianos maduros y abriéndole nuestro corazón a Jehová en oración