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AmorPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Cómo se adquiere el amor. Dios utilizó su espíritu al crear al primer hombre y la primera mujer, y les dio una medida de este atributo suyo, el amor, además de la capacidad de desplegarlo, ensancharlo y enriquecerlo. El amor es un fruto del espíritu de Dios. (Gál 5:22.) Como tal, no es una cualidad que se tiene sin saber por qué, como puede suceder con ciertas aptitudes físicas o mentales, la belleza física, el talento para la música u otras cualidades similares que se heredan. Tampoco se desarrolla sin antes haber adquirido conocimiento de Dios y si no se le sirve, como tampoco si no se cultiva la meditación y el aprecio. Solo cultivando así el amor se puede llegar a ser imitador de Dios, la Fuente del amor. (Sl 77:11; Ef 5:1, 2; Ro 12:2.) Adán no lo hizo, por lo que no progresó hacia la perfección del amor; no estaba unido a Dios por ese vínculo perfecto de unión. No obstante, aun en estado de imperfección y pecado, transmitió a su prole, producida “a su imagen”, la facultad y capacidad de amar (Gé 5:3), y en general la humanidad expresa ese amor, aunque con frecuencia es un amor mal dirigido, deteriorado y torcido.
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AmorPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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El amor es expansivo. El amor verdadero, que es un fruto del espíritu de Dios, es expansivo. (2Co 6:11-13.) No es mezquino ni está limitado o circunscrito. Para que sea completo, se debe compartir. Hay que amar primero a Dios (Dt 6:5) y a su Hijo (Ef 6:24), luego a toda la asociación de hermanos cristianos por todo el mundo. (1Pe 2:17; 1Jn 2:10; 4:20, 21.) Se debe amar a la esposa, quien, a su vez, amará al esposo (Pr 5:18, 19; Ec 9:9; Ef 5:25, 28, 33), y el amor ha de extenderse a los hijos. (Tit 2:4.) Hay que amar a toda la humanidad, incluso a los propios enemigos, y se deben manifestar obras cristianas para con todos. (Mt 5:44; Lu 6:32-36.) Al comentar sobre los frutos del espíritu, de los que el amor es el primero, la Biblia dice: “Contra tales cosas no hay ley”. (Gál 5:22, 23.) Esto significa que no hay ninguna ley que lo pueda limitar. Es posible desplegarlo en cualquier momento o lugar y a cualquier grado con aquellos a quienes se les debe. De hecho, lo único que los cristianos tendrían que deberse unos a otros es el amor. (Ro 13:8.) Este amor entre unos y otros es una marca identificadora de los verdaderos cristianos. (Jn 13:35.)
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