¿Quién debe hablarles de Dios?
“El alumno no es superior a su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro.” (LUCAS 6:40)
ALGUNOS padres no se sienten capacitados para hablar de Dios a sus hijos. Tal vez les parezca que les falta preparación académica o que no saben lo suficiente de religión. Como resultado, tienden a dejar esta tarea tan importante en manos de algún pariente o de un ministro religioso.
Pero ¿quién está en mejor situación para enseñar verdades religiosas y principios morales a los hijos? Veamos lo que dice la Biblia y comparemos sus consejos con las conclusiones de los expertos.
El importante papel del padre
Lo que enseña la Biblia: “Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor” (Efesios 6:4, Nueva Traducción Viviente).
Conclusiones de los expertos: ¿Cómo beneficia al padre tener profundas convicciones religiosas? Cierto estudio publicado en 2009 afirmó: “La pertenencia a una comunidad religiosa puede hacer que un hombre sea mejor padre. La religión le proporciona apoyo y normas sociales, así como un conjunto de enseñanzas y pautas para dirigir su vida” (Fathers’ Religious Involvement and Early Childhood Behavior [Religiosidad paterna y comportamiento infantil]).
La Biblia concede mucha importancia al papel del padre en la crianza y educación del niño (Proverbios 4:1; Colosenses 3:21; Hebreos 12:9). Pero ¿es válida esta postura hoy en día? En 2009, la Universidad de Florida publicó un artículo sobre la influencia del padre en sus hijos. Los especialistas descubrieron que cuando el padre se implicaba en la educación de sus pequeños, estos manifestaban mayor autoestima e interés en los demás. Los chicos se comportaban mejor, y las chicas tenían mejor salud mental. Sin duda, la orientación que ofrece la Biblia sigue siendo válida.
El importante papel de la madre
Lo que enseña la Biblia: “No abandones la ley de tu madre” (Proverbios 1:8).
Conclusiones de los expertos: Una publicación especializada en psicología infantil declaró en el año 2006: “Como promedio, las madres pasan entre un 65 y un 80% más de tiempo que los padres con cada uno de sus hijos, y esa proporción es parecida en muchos países” (Handbook of Child Psychology). Con esa interacción tan estrecha, las palabras, las acciones y las actitudes de la madre tienen un profundo efecto en el desarrollo del niño.
Cuando el padre y la madre colaboran en enseñar a sus hijos la verdad sobre Dios, les hacen al menos dos valiosos regalos. El primero es la oportunidad de ganarse la amistad de su Padre celestial, la cual los beneficiará toda la vida. Y el segundo es ver el ejemplo de un esposo y una esposa que cooperan para alcanzar objetivos importantes (Colosenses 3:18-20). Aunque otras personas tal vez puedan ayudar a los padres, son ellos quienes tienen la responsabilidad de hablar a sus hijos de Dios y de sus consejos para disfrutar de una vida de familia feliz.
Así pues, ¿cómo deben enseñarles? ¿Cuáles son los mejores métodos?