‘A menos que Jehová edifique la casa...’
NO IMPORTA dónde viva usted, hay algún lugar que, para usted, es su hogar. Los estilos de vivienda y métodos de construcción varían en gran medida. Chozas de barro y varas, cabañas de troncos, casas de hormigón prefabricadas... la lista parece interminable. Algunas personas se sienten tan a gusto en chozas de hierba como las que viven en moradas más elaboradas. ¿Por qué?
La tranquilidad y el contentamiento dependen mucho de la compañía que uno tenga. (Proverbios 18:24.) A pesar de todo el lujo y encanto que este mundo ofrece, el hogar es el sitio adonde uno instintivamente quiere ir para disfrutar de paz y sosiego. Pero, a juzgar por los informes sobre la vida hogareña hoy día, no hay garantía de que siempre se halle paz y sosiego en el hogar. En gran medida, los que viven con usted —su familia— pueden contribuir a la paz, o echarla a perder. Entonces, ¿cuál es el secreto para edificar un hogar feliz y pacífico?
Edificación de la casa
“A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella”, dice el primer versículo del Salmo 127:1. Los que participan en la construcción de edificios para la adoración del Dios verdadero, Jehová, reconocen que eso es cierto. Aunque trabajadores experimentados ofrezcan voluntariamente su tiempo y se esfuercen por edificar rápidamente excelentes Salones del Reino, lo que garantiza el éxito es la bendición de Jehová. Hasta los espectadores a menudo reconocen que hay algo extraordinario en operación. Por ejemplo, una revista que informó sobre uno de estos proyectos en Colchester, Inglaterra, usó el título “Jehová construye el edificio”.
Sin embargo, también se necesita la bendición de Jehová para tener éxito en empresas que no son proyectos de construcción literal. Considere las palabras de Salomón en el tercer versículo del Salmo 127:3: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón”. Jehová también es un Edificador por excelencia en lo relacionado con las familias, y los padres tienen el maravilloso privilegio de ser sus compañeros de trabajo o colaboradoresa. (Hebreos 11:10.) ¿Cómo pueden los padres cristianos aprovechar este compañerismo privilegiado y edificar con éxito una familia feliz y pacífica, una que honre al Creador, Jehová Dios?
Cómo tener éxito al edificar su familia
Un elemento importante para el éxito en la construcción es tener un buen plano arquitectónico. Para edificar jóvenes que alaben a Dios, no hay mejor plano que Su Palabra inspirada, la Biblia. (2 Timoteo 3:16, 17.) “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”, escribió Salomón. (Proverbios 22:6.) El “camino para él” es el camino de Jehová, y cuando los padres siguen ese camino, les dan a los hijos la oportunidad de convertirse en siervos fieles de Dios.
Se necesitan buenos materiales para construir un edificio estable. A un africano que visitó Europa se le hizo difícil creer que algunos de los edificios que vio tenían cientos de años. Para él fue algo nuevo ver los materiales durables que se usaron para esas estructuras. Por otro lado, cuando los edificadores usan materiales de calidad inferior, a menudo los resultados son desastrosos, hasta mortíferos. Lo mismo puede suceder con la crianza de los hijos.
Al tiempo de la concepción los hijos reciben una herencia genética caracterizada por la imperfección debido al pecado. (Salmo 51:5.) En otras palabras, tienen defectos desde el mismo principio. Los padres cristianos tienen que contrarrestar eso mediante edificar en sus hijos cualidades piadosas que sean durables. (1 Corintios 3:10-15.) A menos que hagan eso, no importa cuán arduamente trabajen los padres en otros aspectos, como proveer a sus hijos e hijas el mejor alimento, la mejor ropa y la mejor vivienda, sus esfuerzos por edificarlos serán en vano.
Por eso, la exhortación divina a los progenitores, pero especialmente a los padres, es: “Sigan criándolos [a los hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4.) Para esta disciplina y regulación mental de Jehová hay que usar los mejores planos y materiales de construcción. El hacer eso redundará en beneficios eternos para toda la familia.
Aprendizaje en el trabajo
Aunque se tengan los mejores planos, siempre surgen problemas inesperados durante toda construcción. De igual manera, los padres tienen que comprender que surgirán problemas inesperados en la vida diaria de los miembros de la familia y deben estar preparados para encararse a ellos. ¿Cómo puede lograrse esto?
La buena comunicación entre ambos padres es imprescindible. Si el padre y la madre consideran juntos el progreso de sus hijos y oran al respecto, hallarán razones para dar encomio y notarán aspectos que necesiten más ‘edificación’. Una vez se identifiquen las debilidades, los padres pueden trabajar juntos y tomar las medidas apropiadas para tratar con ellas.
Pero quizás ustedes tengan una familia grande y se pregunten: ‘¿Cómo podemos encauzar nuestros esfuerzos de acuerdo con las necesidades individuales de nuestros hijos?’. ¿Por qué no enseñan a sus hijos a ayudarse unos a otros? Los aprendices trabajan por años con obreros maestros para adquirir y desarrollar ciertas aptitudes. Quizás en el estudio de familia ustedes podrían pedir a sus hijos adolescentes que expliquen ciertos asuntos a sus hermanos más jóvenes. La honradez, el escoger amigos, el resistir las malas influencias en la escuela, y cosas por el estilo, son asuntos con los que están familiarizados tanto los hijos mayores como los menores. Al confiar a los hijos mayores la instrucción sobre tales situaciones de la vida real, ustedes los adiestran para que desarrollen sus facultades perceptivas y su aptitud docente a medida que ellos enseñan a los más pequeños lo que necesitan saber. (Hebreos 5:14.) Otro beneficio que se obtiene es que se estrechan los lazos entre hermanos.
Quizás su familia sea pequeña, con un solo hijo. Si este es el caso, entonces tienen muchas oportunidades de llegar a conocer y comprender a su pequeñuelo. Sin embargo, cuídense de no consentir a su hijo por hacer de él el centro de la atención. Ustedes son tres, ¿no es cierto? Entonces participen en actividades juntos. Esto enseñará al niño a tratar con otros y a mostrar interés en ellos, lo cual le ayudará a no hacerse egocéntrico.
Trabajen por la unidad familiar
Por supuesto, el edificar una familia implica mucho más que conducir un estudio bíblico, aconsejar y disciplinar. Salomón dijo: “En cuanto al hombre, no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo”. (Eclesiastés 2:24.) No hay duda de que su familia disfruta del alimento que tiene buen sabor. ¿Comen ustedes juntos como familia? A veces esto no es posible porque los miembros de la familia están en el trabajo, en la escuela o atendiendo otros asuntos. Pero generalmente por lo menos pueden comer una comida al día juntos como familia. ¿Qué contribuye a que haya un ambiente sano y agradable cuando la familia se sienta junta a comer?
Cierto hermano aprovecha la ocasión y plantea una pregunta bíblica para que todos los presentes participen en contestarla. Por supuesto, él se cuida de no hacer sentir mal a los que no sepan la contestación. Otros hermanos relatan experiencias del ministerio del campo. Al considerar asuntos espirituales, las horas de comer pueden convertirse en ocasiones que edifiquen a toda la familia. (Véase Romanos 14:19.) Es cierto que en algunas partes del mundo no se acostumbra conversar mucho durante la comida. Pero es muy importante que se haga un esfuerzo consciente por mantener un ambiente agradable. Proverbios 15:17 dice: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y, junto con él, odio”.
El esparcimiento y el cambiar de rutina también forman parte de la vida de familia cristiana. Los padres sabios se valen de esas ocasiones para edificar una firme unidad teocrática entre la familia. ¿Cómo?
Aunque lo más fácil es dejar que los hijos vayan por su lado y busquen sus propios intereses, eso resulta peligroso. Por ejemplo, ¡qué imprudente sería permitir que los jóvenes participaran en actividades deportivas hasta el punto de poner en peligro su vida o alguna parte del cuerpo! (1 Timoteo 4:8.) Al grado que les sea posible, escojan actividades en que puedan participar todos los miembros de la familia. El padre puede pedir opiniones e ideas y asignar a cada miembro a hacer algo en preparación para tales actividades.
¿Pueden ensancharse en su amor e invitar a otros miembros de la congregación a participar con ustedes en el entretenimiento del que disfrutan como familia? Los miembros de edad avanzada de la congregación a menudo disfrutan de compartir del espíritu de familia, especialmente cuando sus propias familias no viven cerca o no ponen en práctica los principios cristianos. (Santiago 1:27.) En muchas congregaciones hay familias que cuentan solamente con uno de los padres. Los ancianos y otras personas pueden ofrecer refugio espiritual a los miembros de esas familias, respetando siempre la jefatura teocrática y las normas cristianas. (Isaías 32:1.) Muchos ‘huérfanos de padre’ han llegado a ser cabezas de familia equilibrados gracias a que algún cristiano maduro mostró interés amoroso en ellos. (Salmo 82:3.)
El edificar un hogar cristiano implica trabajo arduo. Pero con la ayuda de Jehová usted ciertamente puede llegar a reconocer que “los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón”. (Salmo 127:1, 3.) Ellos pueden llegar a ser una fuente de alabanza no solo para los padres cristianos, sino también para su Creador, Jehová Dios.
[Nota a pie de página]
a De hecho, se cree que las palabras hebreas para “edificadores” (Sl 127 versículo 1) e “hijos” (Sl 127 versículo 3) provienen ambas de la raíz que significa “edificar”. Además, en hebreo la palabra “casa” puede referirse tanto a una “vivienda” como a una “familia”. (2 Samuel 7:11, 16; Miqueas 1:5.) Por eso, la edificación de una casa se asocia con el criar a una familia. Es necesaria la bendición de Jehová en ambas empresas.