“Aquella mujer Jezabel”
“SÍ TENGO esto contra ti: que toleras a aquella mujer Jezabel, que a sí misma se llama profetisa, y enseña y extravía a mis esclavos para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos.” (Revelación 2:20.) Esto dijo Jesús a los ancianos cristianos de Tiatira. La congregación era muy activa y había manifestado amor, fe y aguante. Pero también había tolerado una influencia corruptora como la de Jezabel. ¿Por qué? Además, ¿pudiera suceder eso hoy? (Revelación 2:19.)
Probablemente nadie en Tiatira realmente se llamaba Jezabel. Jesús usó aquel nombre para recordarnos a la antigua reina Jezabel, esposa del rey Acab. Aquella obstinada mujer corrompió cabalmente al pueblo de Dios cuando introdujo en Israel la adoración inmoral de Baal y resueltamente llevó a cabo una campaña para eliminar la adoración pura. (1 Reyes 16:31-33; 21:1-7.)
La Jezabel de Tiatira —una mujer o un grupo de mujeres— también promovía la inmoralidad y la idolatría entre el pueblo de Dios. Algunos de la congregación le prestaban atención, pues Jesús menciona “los hijos de ella”, probablemente los seguidores de ella. (Revelación 2:22, 23.) Por su influencia, la congregación de Tiatira estaba en peligro de hacerse tan corrupta como el Israel de los días de Acab.
¿Por qué tenía tanta influencia la Jezabel de Tiatira? Al considerar el paralelo con la Jezabel de la antigüedad, algunos han opinado que era la esposa del anciano principal de Tiatira. Sin embargo, la Biblia no dice eso. Es más probable que su vigorosa personalidad y el que dijera que era profetisa le dieran cierto realce en la congregación.
Algunos han dicho que las prácticas malas que ella promovía se relacionaban con gremios de comerciantes. Según el Dr. W. M. Ramsay, “en Tiatira había más gremios de comerciantes que en toda otra ciudad de Asia”. The Interpreter’s Dictionary of the Bible dice sobre estos: “Cada gremio tenía su propio dios patrón, sus fiestas y sus ocasiones sociales que a veces se convertían en juergas inmorales. ‘Jezabel’ quizás haya dicho que [...] aquellas juergas no debían condenarse, porque todo obrero tenía que pertenecer a un gremio si quería ganarse la vida”. The Expositor’s Greek Testament concuerda con esto e indica que los seguidores de Jezabel “se enorgullecían de su liberalismo iluminado”.
En realidad la enseñanza de la Jezabel de Tiatira se parecía a “la enseñanza de Balaam” que existía en Pérgamo. (Revelación 2:14.) La congregación de Pérgamo había aguantado mucha persecución, pero algunos allí imitaban al Balaam de la antigüedad promoviendo la fornicación y la idolatría. Se ha indicado que la influencia de Balaam animaba a los cristianos de Pérgamo a transigir para evitar la persecución severa, mientras que Jezabel estimulaba a los de Tiatira a transigir por razones económicas. Sea como sea, ambas eran mortíferas enseñanzas apóstatas.
¿Pudiera existir tal influencia jezabelina hoy? Por supuesto. Muchos líderes de la cristiandad imitan a Jezabel al tolerar en sus congregaciones la homosexualidad, la fornicación, el adulterio, el aborto y cosas similares que Dios condena. Hasta dentro de la congregación cristiana ha habido ciertos individuos que han promovido una “liberalización” de la adoración verdadera, y han fomentado la idea de que los cristianos no deben adherirse tan estrictamente a las normas y prácticas bíblicas.
Los que desean agradar a Jehová deben evitar tales ideas, aunque las presenten personas —hombres o mujeres— con personalidades atractivas o vigorosas. Esa manera de pensar es tan mortífera hoy como lo fue allá en el primer siglo. (Revelación 2:22, 23.)