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El cabalgar de los cuatro jinetes... una señalLa Atalaya 1983 | 1 de septiembre
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7. ¿Qué apareció cuando el Cordero de Dios abrió el primer sello del rollo que tenía en la mano?
7 “Y vi cuando el Cordero [Jesucristo] abrió uno de los siete sellos [del rollo que tenía en la mano], y oí a una de las cuatro criaturas vivientes decir con voz como de trueno: ‘¡Ven!’ Y vi, y, ¡miren! un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria.
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El cabalgar de los cuatro jinetes... una señalLa Atalaya 1983 | 1 de septiembre
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EL CABALLO BLANCO Y SU JINETE
11-13. a) ¿Qué representa el caballo blanco, y a qué clase de persona representa su jinete? b) ¿A qué jinete, a quien se dirige el salmista, corresponde el jinete del caballo blanco, y, en Hebreos 1:8, 9, a quién aplica Pablo aquellas palabras proféticas?
11 El caballo blanco significó una cabalgadura real, una llevadora de realeza, una portadora justa y pura, rápida en movimiento como un caballo literal. El jinete de este veloz medio de transporte significó un rey recién instalado, pues recibió una corona real. Era un rey guerrero, pues iba armado de un arco. Además, salió cabalgando y venciendo hasta al último enemigo de su Reino, para someterlo como conquista. ¡Habría de ser una victoria absoluta! Conforme a eso, recibió una espada larga, instrumento bélico de la realeza. ¿Quién, pues, ha desempeñado ese papel en nuestro siglo XX? Evidentemente el mismo Rey que cumple el Salmo 45, donde leemos:
12 “Mi corazón se halla agitado debido a un asunto agradable. Estoy diciendo: ‘Mis obras son acerca de un rey.’ [...] Cíñete tu espada sobre tu muslo, oh poderoso, con tu dignidad y tu esplendor. Y en tu esplendor sigue adelante al buen éxito; cabalga en la causa de la verdad y la humildad y la justicia, y tu diestra te instruirá en cosas inspiradoras de temor. Tus flechas son agudas —debajo de ti siguen cayendo pueblos— en el corazón de los enemigos del rey. Dios es tu trono hasta tiempo indefinido, aun para siempre; el cetro de tu gobernación real es un cetro de rectitud. Has amado la justicia y odias la iniquidad. Es por eso que Dios, tu Dios, te ha ungido con el aceite de alborozo más que a tus socios”. (Sl 45 Versículos 1-7.)
13 En Hebreos 1:8, 9 el apóstol Pablo cita las palabras de Salmo 45:6, 7 y las aplica al Hijo de Dios, Jesucristo. Es un hecho ineludible, pues, que el jinete del caballo blanco que cabalga victoriosamente tiene que ser Jesucristo durante su coronación en el cielo, al final de los Tiempos de los Gentiles en 1914.
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El cabalgar de los cuatro jinetes... una señalLa Atalaya 1983 | 1 de septiembre
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Completando su victoria
19. ¿Qué cuadro profético pudo cumplir así Jesús al debido tiempo, y qué clase de rey ha sido desde entonces?
19 Así Jesucristo pudo cumplir el cuadro profético de hacer su cabalgar en el caballo blanco, cabalgando como rey coronado para completar la victoria sobre todos sus enemigos en el cielo y en la Tierra (Revelación 6:1, 2). Desde el fin de “los tiempos señalados de las naciones” en el año 1914 E.C., es un Rey guerrero, armado, por decirlo así, de un arco para atravesar a sus enemigos desde lejos. En realidad, a este Rey guerrero se dirigieron las palabras proféticas de Salmo 45:3-8:
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El cabalgar de los cuatro jinetes... una señalLa Atalaya 1983 | 1 de septiembre
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22. a) ¿En qué otra parte de Revelación se describe al jinete del caballo blanco, y con qué nombre? b) ¿Qué visión tenemos la bendición de ver, y cómo respondemos a ella?
22 El jinete del caballo blanco que se describe en Revelación 6:2 resulta ser el mismo jinete del caballo blanco que se pinta en Revelación 19:11-16. En esta última referencia se le llama por nombre “la Palabra de Dios”, y en su muslo lleva el título “Rey de reyes y Señor de señores”. Ahí se le describe como si estuviera en el grandioso punto culminante del ataque que lanza contra sus adversarios, cuando lleva su cabalgar a la victoria final en “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”, en el campo de batalla de Har–Magedón, o montaña de Megido (Revelación 16:14-16; 19:17-21). Luego, invisible a los ojos humanos, acontece el atar a Satanás el Diablo y sus demonios para confinarlos por mil años en un abismo (Revelación 20:1-3). ¡Benditos son nuestros ojos al poder ver por fe el cabalgar del Rey coronado sobre el “caballo blanco” desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914! Emocionados hasta lo más profundo de nuestro ser por las victorias que él ha logrado hasta ahora, clamamos: ‘¡Sigue adelante, jinete real sobre el caballo blanco, hacia tu incomparable victoria en Har–Magedón, para la vindicación de la soberanía universal de Jehová Dios, el Dador de esta “señal” profética!’.
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La obra gloriosa tras el cabalgar de los jinetesLa Atalaya 1983 | 1 de septiembre
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2. En respuesta a la pregunta respecto a cuál sería la señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas, ¿qué dijo Jesús que corresponde con la visión de Revelación 6:1-8?
2 La visión que recibió el apóstol Juan, según se presenta en Revelación 6:1-8, muestra de manera profética lo que había de suceder cuando empezara a cabalgar el “Rey de reyes y Señor de señores” en el simbólico caballo blanco hacia el conflicto decisivo que había de efectuarse en el campo de batalla de Har–Magedón. Lo que se mostró en aquella visión corresponde con lo que Jesucristo mismo dijo a sus discípulos en respuesta a la pregunta que ellos le hicieron: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia [parousía, en griego] y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mateo 24:3). Respecto a “los dolores de aflicción” que caracterizarían “la señal” de su presencia o parousía, y de “la conclusión del sistema de cosas”, Jesús dijo: “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino [en guerra], habrá terremotos en un lugar tras otro, habrá escaseces de alimento. Estos son principio de dolores de aflicción [que señalan el nacimiento de un nuevo sistema de cosas]” (Marcos 13:8). “Entonces siguió diciéndoles: ‘Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas y del cielo grandes señales’.” (Lucas 21:10, 11; Mateo 24:7, 8.)
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