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¡Cuatro jinetes al galope!Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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14. ¿Qué caballo y jinete ve después Juan, y qué representa esta visión?
14 Entonces, ¿qué respuesta recibe esta segunda llamada de “¡Ven!”? Esta: “Y salió otro, un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; y le fue dada una gran espada”. (Revelación 6:4.) ¡Ciertamente una visión siniestra! Y no hay duda de lo que representa: ¡guerra! No la guerra justa y victoriosa del Rey vencedor enviado por Jehová, sino la guerra internacional cruel, hecha por el hombre, en la cual se derrama sangre y se causa dolor innecesariamente. ¡Cuán apropiado que este jinete monte un caballo rojo como el fuego!
15. ¿Por qué no quisiéramos participación alguna en el cabalgar del segundo jinete?
15 Ciertamente Juan no querría tener nada que ver con este jinete y su cabalgar precipitado, porque en cuanto al pueblo de Dios se había profetizado: “Ni aprenderán más la guerra”. (Isaías 2:4.) Aunque todavía “en el mundo”, Juan y, por extensión, la clase Juan y la “gran muchedumbre” de hoy “no son parte” de este sistema manchado de sangre. Nuestras armas son espirituales y “poderosas por Dios” para proclamar activamente la verdad, sin participar en guerra carnal. (Juan 17:11, 14; 2 Corintios 10:3, 4.)
16. ¿Cuándo y cómo se dio “una gran espada” al jinete del caballo rojo?
16 Había habido muchas guerras antes de 1914, el año en que el Jinete del caballo blanco recibió su corona. Pero ahora al jinete del caballo rojo se le da “una gran espada”. ¿Qué implica esto? Con el estallido de la I Guerra Mundial, el guerrear humano se hace más sanguinario, más destructivo que en toda época anterior. Durante la guerra sangrienta de 1914 a 1918 se usaron por primera vez (o en escala sin precedente) tanques, gases venenosos, aviones, submarinos, cañones enormes y armas automáticas. En unas 28 naciones se movilizó para el esfuerzo bélico a poblaciones enteras, y no solo a soldados profesionales. La cantidad de bajas fue horrenda. Murieron más de nueve millones de soldados, y la cantidad de víctimas civiles fue astronómica. Ni con el fin de la guerra se volvió a verdadera paz en la Tierra. Más de 50 años después de aquella guerra, el estadista alemán Konrad Adenauer comentó: “La seguridad y la quietud han desaparecido de la vida de los hombres desde 1914”. ¡Ciertamente se le otorgó al jinete del caballo de color de fuego quitar de la Tierra la paz!
17. Después de la I Guerra Mundial, ¿cómo ha continuado el uso de la “gran espada”?
17 Entonces, avivado su deseo de sangre, el jinete del caballo rojo se precipitó en la II Guerra Mundial. Los instrumentos de dar muerte se hicieron cada vez más diabólicos, y el número de víctimas ascendió rápidamente a cuatro veces el de la I Guerra Mundial. En 1945 dos bombas atómicas estallaron sobre Japón, y cada una aniquiló —repentinamente— a decenas de miles de personas. Durante la II Guerra Mundial el jinete del caballo rojo segó una enorme cosecha de aproximadamente 55.000.000 de vidas, pero no quedó satisfecho con eso. Informes dignos de confianza indican que la “gran espada” ha segado mucho más de 20.000.000 de almas desde la II Guerra Mundial.
18, 19. a) Más bien que un triunfo para la tecnología militar, ¿qué atestigua la matanza que ha habido desde la II Guerra Mundial? b) ¿Qué peligro afronta la humanidad, pero qué hará el Jinete del caballo blanco para contrapesarlo?
18 ¿Pudiéramos llamar a esto un triunfo de la tecnología militar? Más bien, es testimonio de que el caballo rojo sigue su despiadado galopar. Y, ¿en qué terminará ese galopar? Algunos científicos comentan que existe la posibilidad de que ocurra accidentalmente una guerra nuclear... ¡sin decir nada de un conflicto nuclear planeado! Pero, para alegría nuestra, el Jinete victorioso sobre el caballo blanco tiene otras ideas al respecto.
19 Mientras la sociedad esté fundada en orgullo y odio nacionalista, la humanidad tendrá que seguir sentada sobre un polvorín nuclear. Aunque en su desesperación las naciones se libraran de todas sus armas nucleares, todavía sabrían cómo hacerlas. No les tomaría mucho tiempo reproducir sus armas nucleares de destrucción; por eso, en un período corto cualquier guerra con armas convencionales podría convertirse en un cataclismo nuclear. El orgullo y el odio que envuelven a las naciones hoy tendrán que conducir al suicidio de la humanidad, a menos que... ah, sí, a menos que el Jinete del caballo blanco detenga el loco galopar del caballo de color de fuego. Confiemos en que Cristo el Rey cabalgará tanto para completar su victoria sobre el mundo controlado por Satanás como para establecer una nueva sociedad terrestre fundada en el amor —el amor a Dios y al prójimo— una fuerza pro paz que supera por mucho a la incierta fuerza disuasiva nuclear de estos tiempos de locura. (Salmo 37:9-11; Marcos 12:29-31; Revelación 21:1-5.)
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[Recuadro de la página 94]
“Se le concedió quitar de la tierra la paz”
¿Adónde nos lleva la tecnología? El periódico The Globe and Mail, de Toronto, Canadá, informó el 22 de enero de 1987 lo siguiente, tomado de un discurso por Ivan L. Head, presidente del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo:
“Un cálculo confiable es que, de cada cuatro científicos y tecnólogos del mundo que participan en investigación y desarrollo, uno trabaja en armas. [...] A la proporción de 1986, el gasto pasa de millón y medio de dólares por minuto. [...] ¿Disfrutamos todos de mayor seguridad como resultado de este énfasis a lo tecnológico? Los arsenales nucleares de las superpotencias contienen la fuerza explosiva de toda la munición empleada por todos los combatientes durante toda la Segunda Guerra Mundial... multiplicada por 6.000. Seis mil Segundas Guerras Mundiales. Desde 1945 el mundo ha estado libre de actividad militar por menos de siete semanas. Ha habido más de 150 guerras internacionales o civiles, que, según se calcula, han segado la cantidad de 19.300.000 vidas, la mayoría como resultado del uso eficaz de nuevas tecnologías que han surgido en esta era de la Organización de las Naciones Unidas”.
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