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Esperando vivir de verasLa Atalaya 1955 | 1 de enero
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miran a ti, y tú les das su alimento a su tiempo. Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente.”
Nos hace falta un Dios como ése que pueda satisfacer todo deseo nuestro. Nos hace falta tal gobierno que pueda bendecir a la humanidad con paz duradera. Por eso es que Jesús instó a sus seguidores a que oraran por la venida del Reino y que la voluntad de Jehová se hiciera sobre la tierra así como se hace en el cielo.
Pero lo que nos interesa principalmente es: ¿Cuándo vendrán todas estas cosas buenas? ¿Podremos verlas? ¿Vendrán en nuestro tiempo? El profeta Daniel contestó estas preguntas para nosotros, diciendo, en Daniel 2:44: “Empero en los días de aquellos reyes [los reyes y gobernantes de nuestros días], el Dios del cielo establecerá un reino que nunca jamás será destruído, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y acabará con todos aquellos reinos, en tanto que él mismo permanecerá para todos los siglos.” Así en este versículo Dios nos manifiesta que él se propone remover todos los reinos de este mundo y reemplazarlos con el reino de él bajo la dirección de su Hijo Jesucristo. Una vez eliminados estos reinos terrenales por la mano de Dios la humanidad gozará de paz, porque el gobernante del reino de Dios es el Príncipe de Paz. Como declaró Isaías: “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de Paz. Del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin.”—Isa. 9:6, 7.
Hoy podemos ver que estamos viviendo en los portales de ese gobierno del Nuevo Mundo—un gobierno por el Altísimo Dios Jehová que será administrado por medio de su Rey reinante Cristo Jesús. Es imperativo que toda la humanidad oiga acerca de ese reino, se entere de sus poderosos hechos y lo que éste hará para la humanidad, para que durante estos tiempos angustiosos puedan vivir en esperanza para la honra de Dios y para el cumplimiento de su Palabra.
Los hombres han fracasado en cuanto a traer paz y enseñar a la humanidad cómo vivir de veras. Dios no fracasará. Válgase de estas promesas del Reino por medio de creerlas y confiar en que Dios las efectuará. ¡En ese reino todos los que ejerzan fe en Él gozarán cabalmente de la vida y probarán la vida que es vida en verdad!
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¿Dónde busca usted la seguridad?La Atalaya 1955 | 1 de enero
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¿Dónde busca usted la seguridad?
● El mercantilismo es lo que cuenta hoy día; una actitud de “¿qué saca usted de ello?” ha penetrado en casi toda actividad. Se adora al dinero y las riquezas como las cosas que pueden traer la seguridad, y el deseo de tener “seguridad” a menudo excede a toda otra cosa, incluyendo al amor que le tiene uno a Dios, a su familia, y aun su propio sentido de lo que es decente y justo. No obstante, esta “seguridad” es inestable. Hay muchos factores que pudieran despojarlo de ella: la inflación, los crímenes, la guerra. ¿No hay nada que sea mejor, más firme? Hombres fieles de la antigüedad como Abrahán, Job y Moisés creían que sí había algo. También lo creían Jesús y sus apóstoles. El dinero, o la falta de él, no era la cosa que ellos veían como de primera importancia—ellos daban el primer lugar en su vida al servicio de Dios y sus bendiciones. Estos eran tesoros acumulados en los cielos, “donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran y roban.” (Mat. 6:20, NM) Esta es la seguridad verdadera—las bendiciones procedentes del Dios Todopoderoso; bendiciones que son firmes, estables y seguras. Sólo éstas son de valor verdadero. Nadie se las puede quitar a usted. No sólo llevan a uno a contentamiento ahora, sino a la vida eterna. Acepte estas riquezas verdaderas. Que Jehová, no el dinero, sea su Dios.
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