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Paz mental mediante conocimiento acertadoLa Atalaya 1956 | 1 de agosto
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suministra paz y con su justa nación. Note las palabras del profeta: “¡Abrid las puertas, para que entre la nación justa, guardadora de verdad! Guardarás en perfecta paz al alma que se apoya en ti, por lo mismo que en ti confía. ¡Confiad en Jehová para siempre, porque en Yah Jehová está la Roca de la eternidad!”—Isa. 26:1-4.
Adquiera conocimiento correcto para que aprenda usted a confiar en el gran Jehová. Fortalezca su mente con su Palabra de verdad. Confíe plenamente en ella. “Fortalezcan su mente para actividad, manténganse completamente equilibrados y tengan la esperanza puesta en la bondad inmerecida que les ha de ser traída en la revelación de Jesucristo,” y el Dios que suministra paz estará con usted.—1 Ped. 1:13-16, NM.
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Logrando la victoria en el guerrear cristianoLa Atalaya 1956 | 1 de agosto
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Logrando la victoria en el guerrear cristiano
Si la guerra carnal fuera proscrita mañana, el cristiano seguiría peleando. ¿Por qué? ¿Cómo?
YA NO puede considerarse la guerra como “un medio de ajuste práctico para las diferencias internacionales. La enorme destrucción que les acarrea a ambos bandos de oponentes bien equiparados hace imposible que el vencedor la traduzca en algo que no sea su propio desastre.” “La ciencia claramente la ha dejado anticuada como árbitro factible.” Así declaró el general del ejército estadounidense Douglas MacArthur.
Aunque el realismo científico haga al mundo abolir la guerra, el soldado cristiano todavía tendrá que seguir peleando antes que se logre y realice la victoria final. Su lucha no puede ser abolida en este mundo ni por este mundo. El suyo es un conflicto continuo, de toda la vida, una batalla diaria, sin ningún licenciamiento, ninguna tregua, ningún armisticio. Aunque los cristianos “busquen la paz con toda persona,” son, no obstante, los más grandes guerreros que el mundo ha conocido. La lucha de ellos se hace en el interés de lo que es bueno, verídico, noble, puro y piadoso. La suya es una batalla por la justicia. Y el apóstol Pablo les anima: “Lucha por la victoria en la correcta contienda de la fe.”—Heb. 12:14; 1 Tim. 6:12, NM.
¿Quiénes son estos luchadores a quienes Pablo les dice que peleen? Son hombres y mujeres de todas las clases que se han entregado a Dios en dedicación cabal. Estos reconocen la autoridad del Rey y sus mandatos. Pablo no estaba dirigiéndose al mundo en general, ni se dirigía a cristianos que lo son sólo de nombre y que nunca se han dedicado a Dios para emprender la contienda de la fe. La llamada de Pablo a acción se dirigió a los que tenían fe, que estaban cabalmente dedicados a Jehová. Es a éstos que vienen las instrucciones respecto a la lucha que ahora se libra.—2 Tim. 2:19, NM.
¿Contra quiénes pelean los cristianos? La batalla de ellos no es contra sus semejantes ni es con armas carnales. Se les manda que se amen los unos a los otros y que hagan bien a sus enemigos, que cada uno se mantenga “reprimido
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