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  • “Un solo cuerpo” de participantes
    La Atalaya 1956 |   1 de febrero
    • Él mismo se expondrá a los “celos ardientes [de Jehová] que van a consumir a los que se oponen.” (Heb. 6:4-8; 10:26-31, NM) Por eso que se beneficie él mediante el juicio correctivo, disciplinario, que Jehová le da. Que discierna lo que él mismo es, y se reforme. Si ha sido culpable, no obstante debe obedecer el mandato y comer la cena del Señor, pero debe hacerlo discerniendo el cuerpo sacrificado del Señor y pidiendo perdón por su pecado. Entonces que esta celebración lo fortalezca para que pueda seguir las pisadas de Cristo más estrechamente durante el año entrante.

      19. Cuando vienen a la cena del Señor, ¿qué deben discernir los de la “grande muchedumbre” de todas las naciones, y cómo recibirán la mayor bendición por la celebración?

      19 Sólo los del resto de israelitas espirituales que están en el nuevo pacto como miembros del cuerpo de Cristo pueden participar ahora de la cena del Señor. Sin embargo los de la “grande muchedumbre” de adoradores de Jehová de entre todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas pueden asistir como observadores. Ellos han subido al ensalzado “monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob,” y ahora cuando vienen a la cena del Señor deben discernir que están entrando en la presencia emblemática de la “mesa de Jehová” y de la “copa de Jehová.” (Apo. 7:9; Isa. 2:2, 3) Mediante esto deben dar a conocer que ellos evitan la “mesa de demonios” y están dando su devoción exclusiva a Jehová, y que ellos confiesan que la única manera que ellos tienen de acercarse a Jehová es por medio del sacrificio de su gran Sumo Sacerdote, el Señor Jesucristo. Procediendo así, se hallarán en armonía con el resto de participantes y serán unidos a ellos como “una sola manada” bajo el un solo Pastor Propio de Jehová. (Juan 10:14-16, NM) Con éstos disfrutarán de la mayor bendición por la celebración de la cena del Señor y estarán llamando la “mesa de Jehová” honorable y el sacrificio de Cristo sobre ella inmaculado y honrador del altar, todo para la alabanza y gloria del único Dios vivo y verdadero, Jehová.

  • Da fruto predicación de niño de siete años
    La Atalaya 1956 |   1 de febrero
    • Da fruto predicación de niño de siete años

      Sucedió en una escuela rural de Italia. Cuando su maestro le pedía que escribiera sobre un tema religioso, cierto joven ministro de Jehová siempre escribía acerca de la adoración verdadera de Jehová Dios. A veces venía a casa con lágrimas en los ojos porque su maestro había destruido su ensayo. En la Navidad se le pidió a este joven ministro que aprendiera de memoria un poema acerca de la Navidad. Sin embargo, cuando llegó el tiempo de recitarlo en la clase, frente a un pesebre en miniatura, rehusó hacerlo, dando como razones citas del Salmo 115 y Éxodo 20. El maestro, al buscar estos textos en su Biblia, se sorprendió al notar que lo que este joven ministro le había dicho era realmente la verdad. Interesado en saber más sobre esta extraña religión, el maestro visitó a los padres, que con mucho gusto le contestaron sus muchas preguntas. Él continuó adquiriendo conocimiento concerniente a Jehová y sus propósitos y al ir progresando vencía los obstáculos que se le iban presentando debido al temor del hombre. No pasó mucho tiempo antes de que él hiciera una decisión firme y se dedicara a Jehová y se bautizara. Hoy, no sólo asisten regularmente a las reuniones de congregación de los testigos de Jehová él, su esposa y su hijo, sino que tanto él como su esposa están predicando celosamente las buenas nuevas de casa en casa; frutos producidos por la predicación de un niñito de siete años.

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