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“Hágase tu voluntad en la tierra” (Parte 25 de la serie)La Atalaya 1960 | 1 de enero
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robados de Egipto, Ptolomeo III también se llevó como despojo no menos de 2,500 “vasos preciosos de plata y de oro.” No se sabe si su muerte en 221 a. de J.C. fue muerte natural o si fué asesinado. La historia está dividida en cuanto a eso. Pero vivió más tiempo que el rey sirio Seleuco II de quien se había vengado.
27. ¿Por qué volvió el rey del Norte después de entrar en el reino del Sur?
27 Aprovechando la situación, ¿qué hizo el rey del Norte? El ángel lo predijo: “Y entrará en el reino del rey del sur, pero volverá a su propia tierra.” (Dan. 11:9, PJ) El humillado Seleuco II, buscando el desquite, devolvió el golpe. Marchó hacia el sur y entró en el reino del rey del Sur pero fué vencido. Huyó en desgracia con solamente un pequeño resto de su ejército y se retiró a su capital siria, Antioquía, en 242 a. de J.C. Su sobrenombre Calínico, “el Gloriosamente Triunfante,” no resultó apropiado. Murió antes que su humillador, Ptolomeo III de Egipto, y fué sucedido por su hijo Seleuco III, apellidado Cerauno (“Rayo”). La muerte por asesinato puso fin repentino al reinado de menos de tres años de este hijo. Su hermano lo sucedió al trono sirio como Antíoco III y llegó a llamarse “el Grande.”
28, 29. (a) ¿Qué le sucedió al hijo mayor de ese rey del Norte? (b) ¿Cómo es que el hijo menor vino, se desbordó, volvió y se agitó?
28 Concerniente a estos dos hijos del rey sirio Seleuco II Calínico, el ángel profetizó: “Y sus hijos se agitarán, y juntarán una multitud de fuerzas grandes, y vendrá él, y se desbordará, al pasar adelante; y volverá y se agitará, aun hasta su fortaleza.”—Dan. 11:10, PJ.
29 Un hijo, Seleuco III (Cerauno), murió a manos de un asesino cuando estaba en una campaña hacia el occidente en Asia Menor. Su hermano, el otro hijo, Antíoco III el Grande, reunió grandes fuerzas para atacar el reino del rey del Sur, que ahora era Ptolomeo IV, cuyo sobrenombre era Filopátor. El nuevo rey del Norte, Antíoco III, finalmente entró en guerra contra la potencia ascendiente de Roma. Pero primero condujo sus fuerzas militares para anular los progresos egipcios y volvió a posesionarse del puerto de Seleucia, también de la provincia de Celesiria (Siria Hundida), y las ciudades costeñas de Tiro y Ptolemaida o Ptolemáis y pueblos cercanos. Derrocó al primer ejército que Ptolomeo IV envió en su contra. También tomó muchas ciudades de la provincia de Judea en Palestina. Pasó el invierno el victorioso Antíoco III en cuarteles de invierno con sus 60,000 guerreros en Ptolemáis, a unos cuarenta kilómetros al sur de Tiro. La siguiente primavera (217 a. de J.C.) él ‘volvió y se agitó, aun hasta su fortaleza.’
(Continuará)
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1960 | 1 de enero
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Preguntas de los lectores
● ¿Qué es el “rollo de la vida” a que se hace referencia en Apocalipsis Rev 20:12? ¿Cómo se escribe el nombre de uno en ese rollo, y cuándo?—B. F., EE. UU.
El “rollo de la vida” no es literal; es simbólico. No podría referirse específicamente a la Biblia, porque el pasaje hace referencia a sólo un rollo o libro de la vida. No obstante, en los días del apóstol Juan, quien puso en forma escrita la Revelación, ya estaban en existencia muchos rollos, el contenido de los cuales fué inspirado por Dios y en los cuales se hablaba acerca de los requisitos divinos para la vida. En ese tiempo estos rollos todavía no se habían incorporado en un solo rollo o libro, la Biblia, como la tenemos hoy. El relato no habla acerca de muchos rollos de la vida, sino de uno solo. El “rollo de la vida” se refiere a la lista de Jehová que él hará de las criaturas humanas que cumplan con sus requisitos durante el milenio para que sean aprobadas para vida eterna sobre la tierra.
Esos requisitos divinos están contenidos en otros “rollos” que fueron abiertos primero, porque “los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas [requisitos] escritas en los rollos según sus hechos.” (Apo. 20:12) De modo que los nombres se escriben en el “rollo de la vida” al fin del día de juicio de mil años, cuando Jehová justifica a los que hayan cumplido con sus requisitos.—1 Cor. 15:24-28; Rom. 8:33.
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