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“Hágase tu voluntad en la tierra” (Parte 37 de la serie)La Atalaya 1960 | 1 de julio
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creó hasta aquel tiempo y no ocurrirá otra vez. De hecho, a menos que Jehová hubiese acortado los días, ninguna carne se salvaría. Pero a causa de los escogidos [aún en la carne] que él ha escogido él ha acortado los días.”
9. En fiel cumplimiento de esas palabras, ¿qué hizo Miguel al debido tiempo, y debido a eso quiénes no serán destruídos cuando la Sodoma moderna se acabe en llamas?
9 En fiel cumplimiento de esas palabras de Marcos 13:19, 20, Miguel libertó a los miembros de la clase del santuario en 1919. ¿Por qué? Para que ellos reanudaran el “sacrificio continuo” de alabanza a Dios en el interés de su propia salvación, y también para que ayudaran a las muchas “otras ovejas” a refugiarse bajo el reino de Dios. Allí, bajo la protección divina con el resto del santuario espiritual, estas “otras ovejas” no serán destruídas con esta Sodoma moderna cuando la destrucción flameante le sobrevenga en una tribulación tal como la humanidad jamás ha conocido desde la creación.
(Continuará)
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1960 | 1 de julio
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Preguntas de los lectores
● En Isaías 66:8 está escrito: “¿Quién ha oído de cosa como ésta? ¿Quién ha visto cosas como éstas? ¿Será dada a luz una tierra con dolores de parto en un solo día? ¿O nacerá una nación de un golpe? Pues Sión ha entrado en dolores de parto y también ha dado a luz sus hijos.” ¿Cuál es la diferencia entre la “tierra” y la “nación,” y cómo está relacionado esto con el fundar la “nueva tierra” en 1919?
Se ponen cimientos para lo que habrá de edificarse sobre ellos, para algo nuevo a modo de una superestructura. En Isaías 51:16 Dios dice lo que hará tocante a los nuevos cielos que han de ser plantados y una nueva tierra que ha de ser fundada. Él dice a su pueblo: “Pondré mis palabras en tu boca, y con la sombra de mi mano ciertamente te cubriré, a fin de plantar los cielos y poner el cimiento de la tierra y decir a Sión: ‘Tú eres mi pueblo.’” Esas palabras dichas a Sión muestran que Dios reconoce a un pueblo a cierto tiempo, que hace que se dé a luz una nación, un pueblo bajo un gobierno. Sión, cuando estuvo en la tierra, era la montaña donde estaba el “trono de Jehová,” en el cual se sentaba el rey de la nación de Jehová.
En el año 1914 Jehová Dios produjo el gobierno celestial de su Hijo ungido, Jesucristo, el Heredero del Reino. Sin embargo, durante la I Guerra Mundial, que principió en ese año, los testigos ungidos de Jehová en la tierra entraron en cautiverio babilónico a las naciones que estaban en guerra, debido a temor y por no entender bien las cosas. Su organización fue invadida y bastante desbaratada. No funcionaban como nación con un gobierno independiente, en este caso el reino establecido de Dios en los cielos. Llegaron a ser como los judíos en la tierra de Babilonia durante los setenta años cuando su ciudad capital Sión o Jerusalén y su templo yacían desolados y no tenían rey reinante.
En 1919, poco después de terminarse la I Guerra Mundial, Jehová misericordiosamente comenzó a volver a congregar su pueblo esparcido y desorganizado desde todas partes de la tierra y a aumentar el número de ellos. Hizo que los de su resto ungido se arreglaran de un modo bien organizado y los puso a funcionar otra vez. Ahondó el aprecio que tenían del hecho de que el Reino había sido establecido y puesto en funcionamiento en los cielos. Puesto que todavía había un resto de los herederos del Reino en la tierra, no todos los que habrían de ser coherederos con Jesucristo en el Reino se hallaban con él en los cielos, reinando con él como nuevos poderes celestiales sobre la tierra, en medio de los enemigos de Cristo. Sin embargo, al hacer que naciera el Reino por medio de entronizar y coronar a su Hijo Jesucristo, Jehová Dios plantó los cielos simbólicos del prometido nuevo orden.
En la boca de su pueblo emancipado, libertado, en la tierra Jehová puso sus palabras en cuanto al haber plantado los nuevos cielos. Por consiguiente su pueblo emprendió la predicación de las buenas nuevas del gobierno celestial establecido al cual le deben lealtad suprema, el reino de Dios. Mediante tales tratos con su pueblo en ese tiempo, Jehová hizo que una nación, el resto de su Israel
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