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¿Por qué cree usted en la trinidad?La Atalaya 1960 | 15 de octubre
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invoque el nombre de Jehová será salvado,” dijo Pedro. Invóquelo usted, adore a Jehová, adquiera conocimiento del Dios verdadero y de Jesucristo, porque esto significa vida eterna.—Hech. 2:21; Juan 17:3.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1960 | 15 de octubre
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Preguntas de los lectores
● ¿Ha oído alguien en la tierra alguna vez la voz de Jehová?—N. P., EE. UU.
El inspirado apóstol Juan dice, en Juan 1:1-3, que Jesucristo en su existencia prehumana fue conocido como el Logos o el Verbo, portavoz oficial de Jehová Dios. Se entiende, entonces, que en la gran mayoría de los casos a través de la Biblia en los cuales se menciona que Jehová habló a su pueblo, él lo hizo representativa y no directamente. Principalmente Dios habló por medio de su principal portavoz, el Verbo.
Por tanto cuando Jehová se le apareció a Moisés en la zarza ardiente y le habló, lo hizo por medio de un ángel mensajero, tal como se señala en Éxodo 3:2 y se confirma en Hechos 7:30, 35. Moisés también recordó a los israelitas su experiencia en el monte de Sinaí: “Jehová comenzó a hablarles de en medio del fuego. El sonido de palabras era lo que ustedes estaban oyendo, pero ninguna forma estaban viendo—nada sino una voz. Y él procedió a declararles su pacto, el cual les mandó que cumpliesen-—las Diez Palabras, después de lo cual las escribió sobre dos tablas de piedra.” (Deu. 4:12, 13) Tanto Esteban como Pablo dejaron en claro que esto se hizo representativamente, diciendo que la Ley “fue transmitida por ángeles.” En Hebreos 2:2 se establece específicamente el punto de que fue “hablada por medio de ángeles.”—Hech. 7:53; Gál. 3:19.
Sin embargo, hay tres ocasiones que se mencionan en la Palabra de Dios en las cuales el Hijo unigénito o portavoz principal de Jehová estaba aquí en la tierra cuando Jehová Dios le habló. En estos tres lugares tanto el contexto como las circunstancias indican que la voz que se oyó fue la de Jehová Dios mismo. Por ejemplo, al tiempo del bautismo de Jesús el registro nos dice: “¡Mire! también, hubo una voz de los cielos que dijo: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.’” (Mat. 3:17) Cuando Pedro, Santiago y Juan acompañaron a Jesucristo al monte y presenciaron la escena de la transfiguración, se oyó la voz de Jehová, diciendo: “Este es mi Hijo, el Amado, a quien he aprobado; escúchenle.” (Mat. 17:5) En otra ocasión Jesús pidió: “Padre, glorifica tu nombre.” El registro entonces nos dice: “Por lo tanto vino una voz del cielo: ‘Tanto lo glorifiqué como lo glorificaré otra vez.’”—Juan 12:28.
A los que no amaban a Jehová y se negaban a reconocer que Jesús era el Mesías, Cristo dijo en cierta ocasión: “También el Padre que me envió ha dado testimonio él mismo acerca de mí. Ustedes ni han oído su voz en tiempo alguno ni visto su figura, y no tienen su palabra morando en ustedes, porque al mismísimo que él envió ustedes no creen.” (Juan 5:37, 38) Jehová Dios es espíritu y por eso es invisible a los ojos humanos. Por consiguiente, ningún humano de carne y sangre jamás ha podido ver funcionar los órganos vocales de Jehová, pero algunos humanos han oído su voz. Los incrédulos, sin embargo, aquellos a quienes Jesús habló esas palabras, jamás habían oído ellos mismos la voz de Jehová.—Éxo. 33:20.
● ¿Es correcto que el cristiano tenga un seguro sobre la vida? ¿No es una forma de jugar?—S. P., EE. UU.
El seguro sobre la vida y seguros de otras formas no se pueden condenar como el jugar; éstos son, más bien, una forma de inversión. Uno no está tratando de asegurarse de que no tenga un accidente o de que no muera, sino que sólo trata de hacer provisión en caso de una emergencia. Es bíblicamente correcto que el hombre haga provisión para los que son suyos, y si él desea hacer la provisión de esta manera, esto es asunto que le atañe a él.—Gál. 6:5; 1 Tim. 5:8.
En algunos lugares es obligatorio tener seguro sobre el automóvil; en otros, sobre la salud. El cumplir con leyes de esta clase es simplemente pagar a César lo que le pertenece a César. (Mat. 22:21) Donde la ley no exige el seguro, queda con el cristiano individual decidir por sí mismo lo que hará acerca del seguro.
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