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Es Dios quien “lo hace crecer”La Atalaya 2008 | 15 de julio
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Es Dios quien “lo hace crecer”
“Ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer.” (1 COR. 3:7.)
1. ¿En qué obra somos “colaboradores de Dios”?
EL APÓSTOL Pablo mencionó un privilegio del que todos los cristianos podemos disfrutar: el de ser “colaboradores de Dios” (léase 1 Corintios 3:5-9). ¿En qué colaboramos con él? En la obra de hacer discípulos. Pablo compara dicha labor a la de sembrar y regar la semilla, y nos recuerda que Dios es quien la hace crecer. En efecto, para cosechar buenos resultados necesitamos la ayuda de Jehová.
2. Si tenemos presente que es Dios quien produce el crecimiento, ¿qué actitud tendremos hacia nuestro ministerio?
2 Tener eso presente nos ayuda a ser humildes y adoptar la debida actitud hacia nuestro ministerio. Aunque prediquemos y enseñemos con empeño, el mérito por el crecimiento es de Jehová. ¿Por qué? Porque por mucho que lo intentemos, ninguno de nosotros puede entender del todo el proceso de crecimiento, y mucho menos controlarlo. El rey Salomón dijo atinadamente que nosotros “no conoce[mos] la obra del Dios verdadero, que hace todas las cosas” (Ecl. 11:5).
3. ¿Qué semejanza existe entre la labor de sembrar y la de hacer discípulos?
3 Pero el hecho de que no comprendamos plenamente el proceso de crecimiento no hace que nuestra labor sea frustrante. Al contrario, la vuelve interesante, intrigante. Salomón dijo: “Por la mañana siembra tu semilla, y hasta el atardecer no dejes descansar la mano; pues no sabes dónde tendrá éxito esto, aquí o allí, o si ambos a la par serán buenos” (Ecl. 11:6). Cuando un agricultor siembra, no sabe si las semillas van a brotar ni dónde lo van a hacer, porque hay muchos factores que escapan a su control. Lo mismo sucede en la obra de hacer discípulos, y el capítulo 4 del Evangelio de Marcos recoge dos parábolas de Jesús que así lo demuestran. Veamos lo que podemos aprender de ellas.
Diferentes tipos de terreno
4, 5. Resuma la parábola de Jesús del sembrador que esparce semillas.
4 En el pasaje de Marcos 4:1-9, Jesús habla de un sembrador que esparce semillas, las cuales van cayendo en diferentes lugares. Allí leemos: “¡Miren! El sembrador salió a sembrar. Y al ir sembrando, parte de la semilla cayó a lo largo del camino, y las aves vinieron y se la comieron. Y otra parte cayó sobre el pedregal, donde, por supuesto, no tenía mucha tierra, y brotó inmediatamente por no tener profundidad de tierra. Mas cuando salió el sol, se chamuscó, y, por no tener raíz, se marchitó. Y otra parte cayó entre los espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Mas otras cayeron sobre la tierra excelente, y, creciendo y aumentando, empezaron a dar fruto, y llevaban de a treinta y de a sesenta y de a ciento por uno”.
5 En tiempos bíblicos, el sembrador normalmente llevaba las semillas en un pliegue de la ropa o en una bolsa, y las sembraba a voleo, es decir, arrojándolas al aire con la mano. De modo que si en esta parábola la semilla termina en diferentes tipos de terreno no es porque esa sea la intención del sembrador, sino porque, al ser esparcida en el aire, cae por casualidad en diversos lugares.
6. ¿Cómo explicó Jesús la parábola del sembrador?
6 No hace falta adivinar el significado de esta parábola, pues Jesús mismo pasó a explicarla, como leemos en Marcos 4:14-20: “El sembrador siembra la palabra. Estos, pues, son aquellos a lo largo del camino donde se siembra la palabra; mas luego que la han oído viene Satanás y se lleva la palabra que ha sido sembrada en ellos. Y, así mismo, estos son los que han sido sembrados sobre los pedregales: luego que han oído la palabra, la aceptan con gozo. Sin embargo, no tienen raíz en sí mismos, sino que continúan por un tiempo; entonces, luego que surge tribulación o persecución a causa de la palabra, se les hace tropezar. Y hay otros que son sembrados entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, pero las inquietudes de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas y los deseos de las demás cosas van entrando y ahogan la palabra, y esta se hace infructífera. Finalmente, los que han sido sembrados en la tierra excelente son los que escuchan la palabra y la reciben favorablemente y llevan fruto de a treinta y a sesenta y a ciento por uno”.
7. ¿Qué representan la semilla y los diferentes tipos de terreno?
7 Notemos que Jesús no dice que el sembrador use distintos tipos de semilla. Lo que dice es que esta cae en diferentes tipos de terreno; eso es lo que hace que los resultados varíen. El primer tipo de terreno es duro, el segundo es poco profundo y el tercero está lleno de espinos. El cuarto, en cambio, es tierra buena que produce fruto (Luc. 8:8). ¿Qué representa la semilla? El mensaje del Reino que encontramos en la Palabra de Dios (Mat. 13:19). ¿Y los diferentes tipos de terreno? Las diferentes actitudes del corazón (léase Lucas 8:12, 15).
8. a) ¿A quiénes representa el sembrador? b) ¿Por qué no todo el mundo responde igual al mensaje del Reino?
8 ¿A quiénes representa el sembrador? A los colaboradores de Dios, quienes proclaman las buenas nuevas del Reino. Al igual que Pablo y Apolos, ellos plantan y riegan; pero por mucho que se esfuercen, no todos logran los mismos resultados. ¿Por qué? Porque no todos los que escuchan el mensaje tienen la misma actitud de corazón. Recordemos que el sembrador de la parábola no puede controlar los resultados. Saber esto consuela a todos los cristianos y en particular a los que llevan muchos años, incluso décadas, predicando fielmente sin muchos resultados aparentes.a ¿Por qué los consuela ese hecho?
9. ¿Qué verdad consoladora destacaron el apóstol Pablo y Jesús?
9 La fidelidad del sembrador no se mide por los resultados de su trabajo. Así lo confirmó Pablo cuando dijo: “Cada persona recibirá su propio galardón según su propia labor” (1 Cor. 3:8). Lo que se recompensa es la labor, no los resultados. Jesús les recalcó eso a sus discípulos en una ocasión en la que estos acababan de regresar de una gira de predicación. Los discípulos estaban muy contentos porque, al usar el nombre de Jesús, los demonios quedaban sometidos a ellos. Aunque eso era motivo de alegría, él les dijo: “No se regocijen a causa de esto, de que los espíritus queden sujetos a ustedes, sino regocíjense porque sus nombres hayan sido inscritos en los cielos” (Luc. 10:17-20). Puede que un sembrador de la palabra no vea que su labor esté rindiendo mucho fruto; sin embargo, eso no significa que haya sido menos diligente o fiel que otros. Los resultados dependen en buena medida de la actitud de corazón de quienes le escuchan. Y, después de todo, es Dios quien hace crecer la semilla.
La responsabilidad de quienes escuchan la palabra
10. ¿Qué determina si la persona que oye la palabra será comparable a tierra excelente o no?
10 ¿Qué puede decirse de quienes escuchan la palabra? ¿Están predestinados a responder de cierto modo? No. Son ellos quienes deciden si serán comparables a tierra excelente o no. La actitud de corazón de la persona puede cambiar para bien o para mal (Rom. 6:17). En su parábola, Jesús dijo que en cuanto algunos oyen la palabra, “viene Satanás y se [la] lleva”. Pero eso no tiene por qué suceder. En Santiago 4:7 se anima a los cristianos a oponerse al Diablo, pues de ese modo él huirá de ellos. Jesús indicó que otros aceptan la palabra con gozo pero al cabo de un tiempo tropiezan porque “no tienen raíz en sí mismos”. Sin embargo, las Escrituras exhortan a quienes quieren servir a Dios a estar “arraigados y establecidos sobre el fundamento” para que puedan comprender “cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad” y puedan “conocer el amor del Cristo que sobrepuja al conocimiento” (Efe. 3:17-19; Col. 2:6, 7).
11. ¿Cómo puede evitarse que las inquietudes y las riquezas ahoguen la palabra?
11 Jesús dice que hay otros que oyen la palabra pero dejan que “las inquietudes de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas” influyan en ellos y ahoguen la palabra (1 Tim. 6:9, 10). ¿Cómo pueden evitar que eso les ocurra? El apóstol Pablo responde: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque él ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’” (Heb. 13:5).
12. ¿Por qué no todas las personas representadas por la tierra excelente producen la misma cantidad de fruto?
12 Por último, Jesús señaló que los que son sembrados en la tierra excelente dan “fruto de a treinta y a sesenta y a ciento por uno”. De modo que algunos de los que responden a la palabra tienen una buena actitud de corazón y producen fruto. No obstante, la cantidad de fruto, es decir, la participación en la predicación, varía según las circunstancias de cada uno. Por ejemplo, hay quienes no pueden hacer tanto como quisieran en el ministerio debido a su edad o su estado de salud (compárese con Marcos 12:43, 44). Aunque como sembradores tienen poco o ningún control sobre eso, cuando ven que Jehová produce crecimiento, se alegran mucho (léase Salmo 126:5, 6).
El sembrador que duerme
13, 14. a) Resuma la parábola del sembrador que duerme. b) ¿A quién representa el sembrador, y qué es la semilla?
13 En Marcos 4:26-29 encontramos otra parábola sobre un sembrador: “De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta —precisamente cómo, él no lo sabe—. Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga. Pero tan pronto como el fruto lo permite, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega”.
14 ¿Quién es este sembrador? Algunos comentaristas de la cristiandad opinan que es Jesucristo. Pero no tiene sentido decir que Jesús duerme y no sabe cómo crece la semilla. Sin duda él conoce muy bien el proceso de crecimiento. Este sembrador, al igual que el de la parábola anterior, representa a cada uno de los proclamadores del Reino, quienes siembran la semilla del Reino con su celosa predicación. Y la semilla representa la palabra que predican.b
15, 16. ¿Qué verdad expresó Jesús sobre el crecimiento de una planta y el de un discípulo en la parábola del sembrador?
15 Jesús dice que el sembrador “duerme de noche y se levanta de día”. Esas palabras no indican que sea negligente, sino que sigue la rutina de vida de la mayoría de la gente, es decir, trabaja de día y duerme de noche. Mientras tanto, “la semilla brota y crece alta”. Jesús añade: “Precisamente cómo, él no lo sabe”. En el pasaje se destaca el hecho de que la tierra fructifica “por sí misma”.c
16 ¿Qué quería enseñar Jesús con esta parábola? Notemos que lo que se enfatiza es el crecimiento gradual de la planta. “Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.” (Mar. 4:28.) El crecimiento de una planta se produce poco a poco y por etapas. Ninguno de nosotros puede forzarlo ni acelerarlo. Lo mismo sucede con el crecimiento espiritual. La persona correctamente dispuesta para la vida eterna va progresando por etapas en la medida en que Jehová permite que la verdad vaya creciendo en su corazón (Hech. 13:48; Heb. 6:1).
17. ¿Quiénes se regocijan cuando la semilla de la verdad produce fruto?
17 La parábola señala que “tan pronto como el fruto lo permite”, el sembrador participa en la cosecha. ¿En qué sentido? Como hemos visto, Jehová hace crecer la verdad del Reino en el corazón del nuevo discípulo. Pues bien, llega un momento en que el amor a Dios impulsa a tal persona a dedicar su vida a él. Más adelante lo demuestra públicamente bautizándose. Y si se trata de un varón, a medida que progresa va asumiendo más responsabilidades en la congregación. Cuando alguien llega a ser discípulo, se regocijan tanto el sembrador de la semilla que produjo a ese discípulo como otros cristianos que no participaron directamente en su siembra (léase Juan 4:36-38). En efecto, “el sembrador y el segador se regocij[a]n juntos”.
Lecciones para nosotros
18, 19. a) ¿Cómo le ha animado repasar estas dos parábolas de Jesús? b) ¿Qué analizaremos en el siguiente artículo?
18 ¿Qué hemos aprendido al repasar estas dos parábolas del capítulo 4 de Marcos? Hemos visto claramente que tenemos un trabajo que hacer: sembrar la semilla del Reino. Jamás busquemos pretextos para no realizarlo ni permitamos que nos detenga la posibilidad de que surjan problemas (Ecl. 11:4). También hemos visto que tenemos el extraordinario privilegio de ser colaboradores de Dios. Jehová es quien produce el crecimiento espiritual, bendiciendo así nuestros esfuerzos y los de quienes aceptan el mensaje. Hemos comprendido que no podemos obligar a nadie a progresar en sentido espiritual y que no debemos desanimarnos si hay poco crecimiento o ninguno. Nos consuela mucho saber que nuestro éxito como proclamadores depende de que seamos fieles a Jehová y de que cumplamos su comisión de predicar las “buenas nuevas del reino [...] para testimonio a todas las naciones” (Mat. 24:14).
19 ¿Qué más nos enseñó Jesús sobre el crecimiento espiritual de los nuevos discípulos y sobre la obra del Reino? La respuesta a esta pregunta se encuentra en otras parábolas que aparecen en los Evangelios. En el siguiente artículo analizaremos algunas de ellas.
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No sabemos dónde tendrá éxitoLa Atalaya 2008 | 15 de julio
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No sabemos dónde tendrá éxito
“Por la mañana siembra tu semilla, y hasta el atardecer no dejes descansar la mano; pues no sabes dónde tendrá éxito.” (ECL. 11:6.)
1. ¿Por qué nos asombra y nos da una lección de humildad el proceso de crecimiento?
EL AGRICULTOR tiene que ser paciente (Sant. 5:7). Después de sembrar las semillas, tiene que esperar que germinen y crezcan. Se trata de un proceso gradual. Cuando las condiciones son favorables, van apareciendo uno tras otro los brotes en el terreno. Luego los tallos siguen creciendo hasta que finalmente producen espigas. Y una vez que estas maduran, el campo queda listo para la cosecha. Contemplar el milagroso proceso de crecimiento sin duda nos llena de asombro. Pero también nos da una lección de humildad. En efecto: nosotros podemos sembrar la semilla y podemos regarla, pero el único que puede hacerla crecer es Dios (compárese con 1 Corintios 3:6).
2. ¿Qué enseñó Jesús sobre el crecimiento espiritual en las parábolas que analizamos en el artículo anterior?
2 Como vimos en el artículo anterior, Jesús comparó la obra de predicar el Reino con la labor de un sembrador. En la parábola de los diferentes tipos de terreno destacó que aunque la semilla sea de buena calidad, lo que determina si esta crecerá y dará fruto es la actitud de corazón de cada persona (Mar. 4:3-9). Y en la parábola del sembrador que duerme, mostró que el labrador no comprende plenamente el proceso de crecimiento. La razón, según vimos, es que el crecimiento se produce gracias al poder de Dios y no a los esfuerzos humanos (Mar. 4:26-29). Examinemos ahora otras tres parábolas de Jesús: la del grano de mostaza, la de la levadura y la de la red barredera.a
La parábola del grano de mostaza
3, 4. ¿Qué aspectos del mensaje del Reino destaca la parábola del grano de mostaza?
3 La parábola del grano de mostaza, que también aparece en el capítulo 4 de Marcos, resalta dos ideas: en primer lugar, el sorprendente crecimiento en la cantidad de personas que han aceptado el mensaje del Reino, y en segundo lugar, la protección que estas reciben. Jesús dijo: “¿A qué hemos de asemejar el reino de Dios, o en qué ilustración lo presentaremos? Como un grano de mostaza, que al tiempo que se sembró en la tierra era la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra..., pero cuando se ha sembrado, sale y se hace mayor que todas las demás legumbres, y produce grandes ramas, de modo que las aves del cielo pueden hallar albergue bajo su sombra” (Mar. 4:30-32).
4 En esta parábola se habla del crecimiento del “reino de Dios”, crecimiento que se manifiesta en la gran difusión que ha tenido el mensaje del Reino y en el aumento que ha experimentado la congregación cristiana desde el Pentecostés del año 33. El grano de mostaza, que es diminuto, se utiliza a veces para representar cosas muy pequeñas (compárese con Lucas 17:6). Pero, aunque es de tamaño reducido, produce una planta que puede alcanzar una altura de 3 a 5 metros (10 a 15 pies) y llegar a tener ramas fuertes, por lo que prácticamente se la puede considerar un árbol (Mat. 13:31, 32).
5. ¿Qué crecimiento experimentó la congregación cristiana en el siglo primero?
5 La congregación cristiana se formó cuando 120 discípulos fueron ungidos con espíritu santo en el Pentecostés del año 33. Aunque en ese momento constituían un grupo reducido, en relativamente poco tiempo se les unieron miles de creyentes (léase Hechos 2:41; 4:4; 5:28; 6:7; 12:24; 19:20). En menos de tres décadas aumentó tanto la cantidad de cosechadores que el apóstol Pablo pudo decir a la congregación de Colosas que las buenas nuevas ya se habían “predicado en toda la creación que est[aba] bajo el cielo” (Col. 1:23). ¡Qué crecimiento tan espectacular!
6, 7. a) ¿Qué crecimiento ha tenido lugar desde 1914? b) ¿Cómo culminará dicho crecimiento?
6 Desde el establecimiento del Reino de Dios en los cielos en el año 1914, las ramas del simbólico árbol de mostaza se han extendido mucho más allá de lo esperado. El pueblo de Dios ha presenciado el cumplimiento literal de la siguiente profecía del libro de Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa” (Isa. 60:22). El grupito de ungidos que participaba en la obra del Reino a principios del siglo XX no podía siquiera imaginar que en el año 2008 habría casi siete millones de testigos de Jehová realizando dicha obra en más de doscientos treinta países y territorios. Un crecimiento extraordinario, sin duda, tanto como el del grano de mostaza de la parábola de Jesús.
7 Pero ahí no termina el crecimiento. Llegará el momento en que toda persona que viva en este planeta sea súbdito del Reino de Dios. Para entonces, todos los malvados habrán sido eliminados. Y eso no ocurrirá gracias a los esfuerzos humanos, sino a la intervención del Señor Soberano Jehová (léase Daniel 2:34, 35). Entonces veremos el cumplimiento final de otra profecía de Isaías, que dice: “La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isa. 11:9).
8. a) ¿A quiénes representan las aves de la parábola del grano de mostaza? b) ¿De qué se nos está protegiendo hoy día?
8 Jesús dijo que las aves del cielo hallan refugio bajo la sombra del árbol, es decir, del Reino. Estas aves no representan a los enemigos del Reino que intentan comerse las semillas, como sucede con las aves de la parábola de los diferentes tipos de terreno (Mar. 4:4). En la parábola del grano de mostaza, las aves representan a la gente de corazón recto que busca refugio en la congregación cristiana. Tales personas ya están recibiendo protección de las prácticas moral y espiritualmente degradantes de este mundo (compárese con Isaías 32:1, 2). Jehová hizo una comparación similar entre el Reino mesiánico y un árbol al profetizar lo siguiente: “A la montaña de la altura de Israel la trasplantaré, y ciertamente echará ramas mayores y producirá fruto y llegará a ser un cedro majestuoso. Y debajo de él realmente residirán todos los pájaros de toda ala; en la sombra de su follaje residirán” (Eze. 17:23).
La parábola de la levadura
9, 10. a) ¿Qué destacó Jesús en la parábola de la levadura? b) ¿Qué representa a menudo la levadura en la Biblia, y qué pregunta vamos a contestar a continuación?
9 El crecimiento no siempre es visible a los ojos humanos. Esa es la idea que destacó Jesús en su siguiente parábola, que dice: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada” (Mat. 13:33). ¿Qué representa esta levadura, y qué relación guarda con el crecimiento del Reino?
10 En la Biblia, la levadura a menudo representa el pecado. Por ejemplo, el apóstol Pablo la utiliza para referirse a la influencia corruptora que ejercía cierto pecador en la congregación de Corinto (1 Cor. 5:6-8). ¿Quiere decir eso que Jesús estaba utilizando aquí la levadura para simbolizar el crecimiento de algo malo?
11. ¿Qué uso recibía la levadura en Israel?
11 Antes de contestar esa pregunta, hemos de tener en cuenta tres factores básicos. En primer lugar, aunque Jehová no permitía el uso de levadura en el período de la Pascua, en otras ocasiones sí lo aceptaba. Los israelitas utilizaban levadura en las ofrendas de comunión por acción de gracias, que presentaban voluntariamente para agradecer las muchas bendiciones de Jehová. Las comidas que acompañaban a dichas ofrendas eran ocasiones alegres (Lev. 7:11-15).
12. ¿Qué aprendemos del uso que la Biblia hace de los símbolos?
12 En segundo lugar, aunque en las Escrituras a veces un elemento represente algo negativo, en otras ocasiones puede representar algo positivo. Por ejemplo, en 1 Pedro 5:8 se compara a Satanás con un león, lo que indica que es peligroso y feroz. Sin embargo, en Revelación 5:5 es a Jesús a quien se compara con un león, pues se le llama “el León que es de la tribu de Judá”. En este caso, el león es un símbolo de valor y justicia.
13. ¿Qué nos enseña la parábola de la levadura sobre el crecimiento espiritual?
13 En tercer lugar, Jesús no dijo que la levadura hubiera corrompido la masa, haciéndola inservible. Simplemente estaba hablando del método de elaboración del pan. La mujer de la parábola agregó levadura a la masa a propósito, y los resultados fueron positivos. Ahora bien, como la levadura estaba escondida en la masa, el proceso de fermentación quedó oculto a sus ojos. Esto nos recuerda la parábola del hombre que siembra la semilla y duerme de noche. Jesús dijo que “la semilla brota y crece alta —precisamente cómo, [el hombre] no lo sabe—” (Mar. 4:27). ¡Qué forma tan sencilla de ilustrar que el proceso de crecimiento espiritual no es visible! Sin embargo, aunque al principio no podamos verlo, al final los resultados son obvios.
14. ¿Qué nos enseña sobre la predicación el hecho de que la levadura fermente toda la masa?
14 El crecimiento espiritual no solo es invisible a los ojos humanos, sino que también tiene lugar por toda la Tierra. Esta es otra idea que se destaca en la parábola que estamos analizando. La levadura fermenta toda la masa, las “tres medidas grandes de harina” completas (Luc. 13:21). De igual modo, la predicación del Reino que da origen al crecimiento espiritual se ha extendido hasta tal punto que hoy las buenas nuevas se predican “hasta la parte más distante de la tierra” (Hech. 1:8; Mat. 24:14). ¡Qué honor es para nosotros contribuir a esta increíble expansión de la obra del Reino!
La red barredera
15, 16. a) Resuma la parábola de la red barredera. b) ¿Qué representa la red barredera, y qué aspecto del crecimiento del Reino destaca esta parábola?
15 Más importante que la cantidad de personas que quieren llegar a ser discípulos de Jesucristo es la calidad de esos discípulos. Jesús se refirió a ese aspecto del crecimiento del Reino en otra de sus parábolas, la de la red barredera, que empieza así: “El reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada al mar, y que recoge peces de todo género” (Mat. 13:47).
16 La red barredera, que representa la predicación del Reino, recoge peces de todo tipo. Jesús sigue diciendo: “Cuando [la red] se llenó, la sacaron sobre la playa y, sentándose, juntaron los [peces] excelentes en receptáculos, pero tiraron los que no eran apropiados. Así es como será en la conclusión del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes” (Mat. 13:48-50).
17. ¿En qué período tiene lugar la separación mencionada en la parábola de la red barredera?
17 ¿Se refiere esa separación al juicio final de las ovejas y las cabras que se llevará a cabo cuando Jesús llegue en su gloria? (Mat. 25:31-33.) No. Ese juicio final tendrá lugar durante la gran tribulación, mientras que la separación mencionada en la parábola de la red barredera tiene lugar durante “la conclusión del sistema de cosas”.b Ese es el período en el que vivimos ahora, un período que culmina en la gran tribulación. Entonces, ¿en qué consiste la separación que se está llevando a cabo hoy día?
18, 19. a) ¿Qué obra de separación se está llevando a cabo hoy día? b) ¿Qué pasos debe dar la gente sincera? (Véase también la nota de la página 21.)
18 Millones de peces simbólicos del mar de la humanidad se han sentido atraídos a la organización de Jehová en tiempos modernos. Algunos de ellos asisten a la Conmemoración, otros van a las reuniones y otros aceptan con gusto estudiar la Biblia. Pero ¿demuestran todos ellos que son cristianos verdaderos? Es cierto que los “sacaron sobre la playa”. Sin embargo, Jesús nos dice que solo a los peces excelentes se les junta en los receptáculos, que representan a las congregaciones cristianas. Los peces que no resultan apropiados se desechan y con el tiempo se arrojan en el horno de fuego, que simboliza la destrucción.
19 Entre los peces que no son apropiados están muchas de las personas que estudiaban la Biblia con los testigos de Jehová pero dejaron de hacerlo. También están algunos jóvenes que, pese a haberse criado en hogares cristianos, en realidad nunca desearon seguir los pasos de Jesús. No quisieron tomar la decisión de servir a Jehová, o si la tomaron, al poco tiempo dejaron de servirle (Eze. 33:32, 33).c No obstante, es imprescindible que todas las personas sinceras dejen que se las junte en los “receptáculos”, o congregaciones, antes del día de juicio final y que permanezcan en esos refugios.
20, 21. a) ¿Qué hemos aprendido al repasar estas tres parábolas de Jesús relativas al crecimiento? b) ¿Qué está usted decidido a hacer?
20 ¿Qué hemos aprendido al repasar brevemente estas tres parábolas de Jesús relativas al crecimiento? De la primera hemos aprendido que, al igual que el grano de mostaza, los intereses del Reino en la Tierra han crecido enormemente. Nada puede impedir que la obra de Jehová siga adelante (Isa. 54:17). Además, quienes buscan “albergue bajo [la] sombra” del árbol están protegidos en sentido espiritual. La segunda parábola nos ha enseñado que es Dios quien produce el crecimiento espiritual. Tal como la levadura escondida que acaba fermentando toda la masa, ese crecimiento no siempre ha sido claramente perceptible, pero se ha producido. Y de la tercera parábola hemos aprendido que no todos los que responden al mensaje resultan ser discípulos de calidad. Algunos son como los peces no apropiados que menciona Jesús.
21 ¡Qué alentador es ver que Jehová está atrayendo a tantos peces excelentes! (Juan 6:44.) Así lo demuestran los espectaculares aumentos que ha habido en país tras país. Y todo el mérito es de Jehová Dios. En vista de lo que hemos analizado, todos deberíamos sentirnos impulsados a obedecer esta exhortación de la antigüedad: “Por la mañana siembra tu semilla, [...] pues no sabes dónde tendrá éxito esto, aquí o allí, o si ambos a la par serán buenos” (Ecl. 11:6).
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