El también astrofísico y premio Nobel Fred Hoyle analizó estas mismas coincidencias misteriosas que inquietaban a Greenstein en su libro El Universo inteligente: “Estas propiedades se van prodigando en el mundo natural como una madeja de accidentes afortunados.
... Hoyle también concuerda con Greenstein en que estas no podían haberse producido por casualidad, de ahí que diga que ‘el origen del Universo requiere una inteligencia’, una “inteligencia a una escala mayor”, ‘una inteligencia que nos precedió y que decidió conformar, como un acto deliberado de creación, estructuras idóneas para la vida’.