Jesús consideró que la adherencia fiel a las buenas nuevas y el continuar proclamándolas era más importante que la vida presente de la persona, y Pablo reconoció que era vital declararlas con fidelidad. (Mr 8:35; 1Co 9:16; 2Ti 1:8.)
... Puede que una persona sufra la pérdida de sus posesiones más apreciadas e incluso que sea perseguida, pero también recibirá el céntuplo ahora, “casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y campos, [...] y en el sistema de cosas venidero vida eterna”. (Mr 10:29, 30.)