Pero tampoco era un santurrón; al igual que su Padre, el “Dios feliz”, él era muy alegre y le gustaba hacer felices a los demás (1 Timoteo 1:11; 6:15).
... En esas ocasiones solía haber música, se cantaba, la gente estaba muy contenta y había vino, una bebida que “alegra el corazón del hombre” (Salmo 104:15).