Después de la división de la tierra conquistada, las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés construyeron un altar monumental junto al Jordán, lo que provocó una gran agitación entre las otras tribus hasta que se determinó que no se había construido con motivos apóstatas, sino como recordatorio de su fidelidad a Jehová como el Dios verdadero. (Jos 22:10-34.)