El Tribunal también se refirió a la predicción hecha en la decisión del caso Gerona, según la cual si se eximía a los testigos de Jehová del saludo a la bandera, “tal ceremonia quedaría obsoleta o quizás contaría con muy pocos participantes, y llegaría un momento en que tendríamos ciudadanos incultos y sin principios que no tendrían respeto a la bandera, ni amor al país, ni sentirían admiración por los héroes nacionales, ni serían patriotas —una situación patética—, y todo porque una minoría de la población escolar impuso su voluntad, pidió la exención y se la concedieron”.
... Nada nos ha convencido de que por eximir a los testigos de Jehová del saludo a la bandera, cantar el himno nacional y recitar el juramento patriótico, este grupo religioso, que comprende una ‘minoría de la población escolar’, conmocionará este rincón del globo y producirá de repente una nación ‘inculta y sin principios que no respetará la bandera, ni amará al país, ni sentirá admiración por los héroes nacionales, ni serán patriotas’”.