Primero: la motivación, o sea, por qué predicamos; segundo: el mensaje, es decir, qué predicamos, y tercero: los métodos, esto es, cómo predicamos.
... Si nuestra motivación es la adecuada, nuestro mensaje es claro y nuestros métodos son eficaces, brindaremos a gente de toda clase la oportunidad de oír las mejores noticias: las buenas nuevas del Reino de Dios.