INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
El Diluvio del día de Noé
HACE más de cuatro mil trescientos cincuenta años, según el registro histórico de la Biblia, las compuertas de los cielos se abrieron y un diluvio inundó toda la Tierra. Esto supuso la destrucción de todos los hombres impíos y violentos, así como de los que fueron tan indiferentes, que no hicieron caso a la advertencia divina. Los únicos supervivientes del Diluvio fueron Noé y su familia, un total de ocho personas, junto con una cantidad reducida de cada género de vida animal, y consiguieron sobrevivir en una enorme arca construida de acuerdo con las instrucciones de Dios. (Gé 7:1-24.)
Numerosos escritores bíblicos corroboran que el Diluvio ocurrió en realidad. (Isa 54:9; 2Pe 3:5, 6; Heb 11:7.) La prueba más concluyente, sin embargo, la suministra el testimonio del propio Jesucristo, testigo presencial desde el cielo (compárese con Jn 8:58), quien dijo con claridad: “En los días de Noé, [...] llegó el diluvio y los destruyó a todos”. (Lu 17:26, 27.)
El relato del Diluvio es más que una narración. Jesucristo mostró que tenía una correspondencia profética, cuando en su profecía acerca de “la conclusión del sistema de cosas” se refirió específicamente a “los días de Noé”. Señaló al Diluvio como ejemplo amonestador de una destrucción aún mayor que habría de venir durante “la presencia del Hijo del hombre”. (Mt 24:3, 37-39.)