Eclesiastés
1 Las palabras del congregador,*+ el hijo de David, el rey en Jerusalén.+
3 ¿Qué gana una persona con todo su duro trabajo,
en el que tanto se esfuerza bajo el sol?+
6 El viento va hacia el sur y luego gira hacia el norte.
Girando sin parar, da vueltas y vueltas... El viento sigue dando sus vueltas.
7 Todos los ríos* van a dar al mar, pero el mar no se llena.+
Los ríos vuelven al lugar donde nacieron para volver a correr de nuevo.+
8 Todas las cosas cansan,
más de lo que uno puede expresar.
El ojo no se satisface con lo que ve
ni se llena el oído con lo que oye.
9 Lo que ha sido es lo que será,
y lo que se ha hecho se volverá a hacer.
No hay nada nuevo bajo el sol.+
10 ¿Habrá algo de lo que se pueda decir “Mira esto, es nuevo”?
Eso ya existía desde hace mucho,
ya existía antes de nuestro tiempo.
11 Nadie se acuerda de la gente de tiempos antiguos
ni se acordará nadie de los que vengan después;
de estos tampoco se acordarán los que vengan aún más tarde.+
12 Yo, el congregador, he sido rey de Israel en Jerusalén.+ 13 Me entregué de lleno* a estudiar y a investigar con sabiduría+ todo lo que se ha hecho bajo los cielos...,+ la frustrante ocupación que Dios les ha dado a los hijos de los hombres y que los mantiene ocupados.
14 Vi todo lo que se había hecho bajo el sol
y esto descubrí: todo es en vano, es perseguir el viento.+
15 Lo que está torcido no se puede enderezar,
y lo que falta no se puede contar.
16 Entonces, dije en mi corazón: “Mira, he logrado tener una inmensa sabiduría, más que todos los que estuvieron antes de mí en Jerusalén;+ mi corazón acumuló mucha sabiduría y conocimiento”.+ 17 Me dediqué* a conocer la sabiduría, a conocer la locura* y a conocer la tontedad,+ y eso también es perseguir el viento.
18 Porque mucha sabiduría trae mucha frustración,
de modo que el que aumenta su conocimiento aumenta su dolor.+