LECCIÓN 15
¿Qué funciones cumplen los ancianos de la congregación?
Nuestra organización no tiene clérigos que reciban un sueldo. Más bien, como se hacía al principio de la congregación cristiana, se nombran superintendentes o ancianos capacitados “para pastorear la congregación de Dios” (Hechos 20:28). Estos son hombres espirituales que dirigen y pastorean la congregación, pero no lo hacen “por obligación, sino de buena gana”. Tampoco lo hacen “por amor a ganancias deshonestas, sino con empeño” (1 Pedro 5:1-3). ¿Qué hacen por nosotros?
Nos cuidan y nos protegen. Los ancianos guían a la congregación y protegen su espiritualidad. Como saben que es Dios quien les ha dado este importante encargo, no nos imponen su autoridad, sino que contribuyen a nuestro bienestar y felicidad (2 Corintios 1:24). Igual que un pastor cuida bien a cada una de sus ovejas, los ancianos se preocupan por conocer a cada uno de los que pertenecen a la congregación (Proverbios 27:23).
Nos enseñan a hacer la voluntad de Dios. Semana a semana, los ancianos dirigen las reuniones de la congregación, que tienen como fin fortalecer nuestra fe (Hechos 15:32). Estos hombres abnegados son un ejemplo en la predicación, y nos acompañan y nos ayudan a mejorar en distintos aspectos del ministerio.
Nos animan personalmente. A fin de satisfacer las necesidades espirituales de cada uno, los ancianos nos visitan en nuestros hogares y conversan con nosotros en el Salón del Reino. Nos ayudan y consuelan utilizando las Escrituras (Santiago 5:14, 15).
Además del trabajo que realizan en la congregación, la mayoría de los ancianos tienen un empleo y una familia que cuidar y atender. Estos hermanos que trabajan tanto merecen todo nuestro respeto (1 Tesalonicenses 5:12, 13).
¿Qué funciones cumplen los ancianos de la congregación?
¿De qué maneras demuestran interés en cada uno de nosotros?