Jehová nos hace realmente libres
“Mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad.” (SANT. 1:25)
¿QUÉ RESPONDERÍA?
¿Qué ley nos prepara para ser realmente libres, y quiénes se benefician de ella?
¿Cuál es el secreto para ser realmente libres?
¿Qué libertad recibirán quienes se mantengan en el camino de la vida?
1, 2. a) ¿Qué le está sucediendo a la libertad de la gente, y por qué? b) ¿Qué libertad nos espera a los siervos de Jehová?
VIVIMOS en una época en la que cada vez hay más codicia, delitos y violencia (2 Tim. 3:1-5). Para tratar de evitarlo, los gobiernos dictan más leyes, refuerzan los cuerpos policiales e instalan sistemas de vigilancia. A su vez, los ciudadanos de muchos países protegen sus hogares con alarmas, cerraduras adicionales e incluso vallas electrificadas. Muchos no salen de casa por la noche y no permiten que sus hijos jueguen solos en la calle, ni siquiera de día. El resultado es que la gente está perdiendo su libertad, y no parece que las cosas vayan a mejorar pronto.
2 Entonces, ¿qué se necesita para tener verdadera libertad? En el jardín de Edén, Satanás afirmó que la clave es independizarse de Jehová. Pero los hechos demuestran que aquello fue una sucia mentira. En realidad, cuanto más se aleja la gente de las normas morales y espirituales de Dios, más sufre el conjunto de la sociedad. Y esta situación nos afecta también a nosotros, los siervos de Jehová. Pero, felizmente, tenemos la esperanza de ver el fin de la esclavitud al pecado y la corrupción y de recibir lo que la Biblia llama “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:21). De hecho, Jehová ya ha comenzado a prepararnos para esa libertad. ¿Cómo lo está haciendo?
3. ¿Qué ley les ha dado Jehová a los cristianos, y qué preguntas vamos a responder?
3 A fin de prepararnos para nuestra futura liberación, Jehová nos ha dado lo que Santiago denominó “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, o, según lo traducen otras versiones bíblicas, “la ley que nos trae libertad” o “la ley perfecta de la libertad” (léase Santiago 1:25; Dios habla hoy; La Biblia Latinoamérica). Ahora bien, cuando una persona oye hablar de leyes, no suele pensar en mayor libertad, sino en mayores restricciones. Así pues, ¿qué es “la ley perfecta que pertenece a la libertad”? ¿En qué sentido nos hace libres?
LA LEY QUE NOS LIBERA
4. ¿Qué es “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, y quiénes se benefician de ella?
4 “La ley perfecta que pertenece a la libertad” no es la Ley mosaica, pues la finalidad de esta era “poner de manifiesto las transgresiones”, y Cristo ya cumplió ese objetivo (Mat. 5:17; Gál. 3:19). En realidad, Santiago se refería a “la ley del Cristo”, también llamada “la ley de la fe” y “la ley de un pueblo libre” (Gál. 6:2; Rom. 3:27; Sant. 2:12). Por tanto, esta ley perfecta abarca todo lo que Jehová espera de nosotros. De ella se benefician tanto los cristianos ungidos como las “otras ovejas” (Juan 10:16).
5. ¿Por qué no es difícil cumplir la ley de la libertad?
5 Las leyes de muchos países suelen ser complejas y difíciles de cumplir. Sin embargo, “la ley perfecta” consta de principios básicos y mandatos sencillos (1 Juan 5:3). Jesús afirmó: “Mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mat. 11:29, 30). Además, “la ley perfecta” no necesita una larga serie de penas, o sanciones, pues se basa en el amor y está grabada en nuestra mente y corazón, no en tablas de piedra (léase Hebreos 8:6, 10).
CÓMO NOS LIBERA “LA LEY PERFECTA”
6, 7. a) ¿Qué podemos decir sobre las normas de Jehová? b) ¿En qué sentido nos hace libres “la ley perfecta”?
6 Jehová nos ha impuesto diversos límites que nos benefician y protegen. Tomemos por caso las leyes físicas que rigen la energía y la materia, como la ley de la gravedad. ¿A quién se le ocurriría quejarse de que dichas leyes le roban libertad? Al contrario, todos las valoramos y reconocemos que son esenciales para nuestro bienestar. De igual forma, las normas morales y espirituales de Jehová, que están reflejadas en “la ley perfecta” del Cristo, solo persiguen nuestro bien.
7 Aparte de protegernos, la ley de la libertad nos permite satisfacer nuestros deseos legítimos sin perjudicarnos a nosotros mismos ni pisotear los derechos y libertades de los demás. Así pues, el secreto para ser realmente libres —es decir, para poder hacer lo que queramos— es que nuestros deseos armonicen con las normas y la personalidad de Jehová. En otras palabras, tenemos que amar lo que Dios ama y odiar lo que odia. Eso es justo lo que la ley de la libertad nos enseña (Amós 5:15).
8, 9. ¿Qué beneficios reporta obedecer la ley de la libertad? Ponga un ejemplo.
8 Mientras seamos imperfectos, nos costará dominar los malos deseos. Pero si somos leales y obedecemos la ley de la libertad, podremos sentirnos más libres incluso ahora. Así lo ilustra el ejemplo de Jay, un hombre que comenzó a estudiar la Biblia siendo fumador. Cuando descubrió que a Dios le desagrada este vicio, se enfrentó a un dilema: ¿seguiría esclavizado al deseo de fumar, o se sujetaría a Jehová? Felizmente, tomó la sabia decisión de servir a Dios y luchar contra las ansias de nicotina. ¿Cómo se sintió tras superar su adicción? “Fue maravilloso —dijo—; me sentí muy feliz y totalmente liberado.”
9 Jay aprendió una lección: la libertad que nos ofrece el mundo —que implica “tener la mente puesta en la carne”— en realidad nos esclaviza; sin embargo, la libertad que nos da Jehová —que significa “tener la mente puesta en el espíritu”— nos libera y nos da “vida y paz” (Rom. 8:5, 6). ¿De dónde sacó Jay las fuerzas para liberarse del tabaco? No de sí mismo, sino de Jehová. Él explica: “Estudiaba la Biblia con regularidad, le pedía a Dios su espíritu santo y aprovechaba el apoyo que la congregación amorosamente me ofrecía”. Veamos cómo estos recursos nos ayudan también a nosotros a alcanzar la verdadera libertad.
ESTUDIEMOS ATENTAMENTE LA PALABRA DE DIOS
10. ¿Qué significa mirar con cuidado en la ley de Dios?
10 Santiago 1:25 promete: “El que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en ella, [...] será feliz al hacerla”, o ponerla por obra. El verbo griego que aquí se traduce “mira con cuidado” significa literalmente “inclinarse para mirar”, e implica esfuerzo y concentración. En efecto, para que la ley de la libertad influya en nuestra mente y corazón, tenemos que poner de nuestra parte estudiando atentamente la Biblia y reflexionando con oración en lo que leemos (1 Tim. 4:15).
11, 12. a) ¿Cómo destacó Jesús la necesidad de convertir la verdad en nuestra forma de vida? b) Según la ilustración de esta página, ¿qué peligro deben evitar los jóvenes en particular?
11 Al mismo tiempo, debemos persistir en aplicar la Palabra de Dios, convirtiendo así la verdad en nuestra forma de vida. Jesús destacó una idea similar cuando les dijo a sus seguidores: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:31, 32). Según cierta obra de consulta, el verbo que aquí se traduce “conocerán” transmite una “idea de aprecio”, pues “lo que es conocido es de valor e importancia para aquel que [lo] conoce”. Para conocer la verdad de forma plena tenemos que apreciarla y vivirla, es decir, convertirla en nuestra manera de vivir. Solo entonces podemos afirmar que “la palabra de Dios” está “obrando” en nosotros, moldeando nuestra personalidad a la imagen de nuestro Padre celestial (1 Tes. 2:13).
12 Hacemos bien en preguntarnos: “¿De veras conozco la verdad? ¿La he convertido en mi forma de vida? ¿O todavía anhelo algunas de las supuestas libertades del mundo?”. Una hermana que creció en una familia de Testigos explica lo siguiente sobre su adolescencia: “Cuando te crías en la verdad, Jehová siempre está ahí, por decirlo así. Pero, en mi caso, nunca llegué a conocerlo de verdad. No odiaba lo que él odia, no creía que le importara lo que yo hiciera y tampoco recurría a él cuando tenía problemas. Creía saberlo todo, lo cual es ridículo porque no sabía nada”. Afortunadamente, con los años comprendió su error e hizo algunos cambios importantes. De hecho, hasta emprendió el precursorado regular.
EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA A SER LIBRES
13. ¿Cómo contribuye el espíritu santo de Dios a que seamos libres?
13 En 2 Corintios 3:17 leemos: “Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”. ¿Cómo contribuye el espíritu santo a que seamos libres? Entre otras cosas, produce en nosotros cualidades esenciales para que exista libertad, como “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad [y] autodominio” (Gál. 5:22, 23). El mundo en que vivimos demuestra a las claras que ninguna sociedad puede ser realmente libre sin estas virtudes, sobre todo el amor. Después de enumerarlas, el apóstol Pablo añadió: “Contra tales cosas no hay ley”. En efecto, ni existe ni puede existir ninguna ley que limite el desarrollo del fruto del espíritu de Dios (Gál. 5:18). ¿Qué sentido tendría una ley así? La voluntad de Jehová es que cultivemos las cualidades cristianas sin ninguna restricción y por toda la eternidad.
14. ¿Cómo esclaviza el espíritu del mundo a quienes se dejan llevar por él?
14 Quienes se dejan engatusar por el espíritu del mundo y no se privan de satisfacer sus malos deseos tal vez crean que son libres (léase 2 Pedro 2:18, 19). Pero la realidad es que son esclavos. Para empezar, existen innumerables leyes y reglamentos que se han creado para mantener bajo control sus impulsos y su comportamiento. Como dijo Pablo: “La ley no se promulga para el justo, sino para desaforados e ingobernables” (1 Tim. 1:9, 10). Además, son esclavos del pecado, pues acatan “la voluntad de la carne”, que es un amo muy cruel (Efe. 2:1-3). En cierto sentido, son como moscas atraídas a la miel: su apetito las conduce sin remedio a una trampa mortal (Sant. 1:14, 15).
LIBERTAD EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
15, 16. ¿Por qué es tan importante formar parte de la congregación cristiana, y de qué libertad disfrutamos en ella?
15 Si formamos parte de la congregación cristiana, no es porque nosotros lo hayamos solicitado —como quien se inscribe en un club social—, sino porque Jehová nos trajo a ella (Juan 6:44). ¿Y por qué lo hizo? ¿Acaso fue porque ya éramos personas rectas y devotas? Seguramente no. Entonces, ¿en qué se fijó Jehová? Miró en nuestro interior y vio que teníamos un buen corazón, que nos someteríamos de buena gana a su bondadosa dirección y que acataríamos la ley de la libertad. Una vez dentro de la congregación, Jehová alimentó nuestro corazón espiritual, nos liberó de las mentiras y las supersticiones religiosas y nos enseñó a cultivar la personalidad cristiana (léase Efesios 4:22-24). Gracias a él, ahora tenemos el honor de formar parte del único grupo en el mundo que es “un pueblo libre” (Sant. 2:12).
16 Cuando estamos con personas que aman a Jehová de todo corazón, ¿verdad que no tenemos ningún miedo? ¿Verdad que no vigilamos todo el tiempo nuestras espaldas? ¿Verdad que en el Salón del Reino no nos hace falta tener bien sujetas nuestras pertenencias por miedo a que alguien se las lleve? ¡Claro que no! Nos sentimos relajados, liberados. ¡Qué diferente de cuando estamos en cualquier otro lugar! Y lo mejor de todo es que la libertad que sentimos ahora en el pueblo de Dios es solo un pequeño anticipo de la que disfrutaremos en el futuro.
“LA GLORIOSA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS”
17. ¿Qué relación existe entre “la revelación de los hijos de Dios” y la libertad de los seres humanos?
17 En su explicación sobre la libertad que Jehová les tiene reservada a sus siervos terrestres, Pablo indicó que “la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios” con “expectación anhelante”. Y luego señaló: “La creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:19-21). En este pasaje, “la creación” son los seres humanos que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. Ellos se beneficiarán de “la revelación” de los hijos ungidos de Dios, que comenzará cuando estos últimos —ya resucitados en el cielo— ayuden a Cristo a limpiar la Tierra de maldad y a introducir “una gran muchedumbre” en el nuevo sistema de cosas (Rev. 7:9, 14).
18. ¿Cómo irán siendo liberados los seres humanos obedientes, y qué libertad llegarán a alcanzar?
18 Los seres humanos disfrutarán entonces de una libertad totalmente nueva, pues se verán libres de la influencia de Satanás y los demonios (Rev. 20:1-3). ¡Qué alivio! Luego, los 144.000 reyes y sacerdotes que servirán junto con Cristo les aplicarán gradualmente el valor del sacrificio redentor hasta liberarlos por completo del pecado heredado y la imperfección (Rev. 5:9, 10). Después de que su fe haya sido puesta a prueba, los humanos alcanzarán la libertad perfecta que Jehová se propuso darles, sí, “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. ¿Podemos imaginarlo? Ya no tendremos que luchar contra las malas tendencias, pues todo nuestro ser se habrá perfeccionado y nuestra personalidad se habrá conformado a la imagen de Dios.
19. ¿Qué debemos hacer si queremos obtener verdadera libertad?
19 ¿Anhela usted recibir “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”? En tal caso, siga permitiendo que “la ley perfecta que pertenece a la libertad” influya en su mente y corazón. Estudie las Escrituras con atención y constancia. Viva la verdad, haga de ella su forma de vida. Pídale a Jehová su espíritu santo. Manténgase muy cerca de la congregación cristiana y aproveche el alimento espiritual que Jehová proporciona. No caiga en el error de Eva, quien se dejó engañar por Satanás y creyó que las normas divinas son demasiado restrictivas. Es cierto que el Diablo es muy astuto. Pero como veremos en el siguiente artículo, podemos vencerle, pues “no estamos en ignorancia de sus designios” (2 Cor. 2:11).
[Ilustraciones de la página 9]
¿Anhelo todavía algunas de las supuestas libertades del mundo?
[Ilustraciones de la página 9]
¿Es la verdad mi forma de vida?