Lunes 20 enero
El que se aísla rechaza toda sabiduría práctica (Prov. 18:1).
En nuestro caso, Jehová puede utilizar a nuestra familia, a nuestros amigos o a los ancianos para sostenernos. Pero es verdad que, cuando nos sentimos muy mal, quizás lo único que queramos es estar solos. Y eso es comprensible. Ahora bien, ¿qué tenemos que hacer para beneficiarnos de la ayuda que nos brinda Jehová? Luchemos contra el impulso de aislarnos. Cuando nos aislamos de los demás, tendemos a concentrarnos demasiado en nosotros mismos y en nuestros problemas. Y eso puede llevarnos a tomar malas decisiones. Claro está, todos necesitamos momentos para estar a solas de vez en cuando, sobre todo cuando sufrimos una tragedia. Pero, si buscáramos estar solos demasiado tiempo, podríamos estar rechazando precisamente el medio que Jehová está usando para sostenernos. Así que aceptemos la ayuda de nuestra familia, nuestros amigos y los ancianos. Veámoslos como lo que son: la ayuda que Jehová nos está enviando para sostenernos (Prov. 17:17; Is. 32:1, 2). w24.01 3:12, 13
Martes 21 enero
No debe pasar navaja sobre su cabeza (Núm. 6:5).
Por su voto, los nazareos no podían cortarse el pelo. De esa manera demostraban que respetaban totalmente la autoridad de Jehová. Tristemente hubo épocas en la historia de Israel en las que no se valoraba ni se respetaba a los nazareos. En ocasiones, ser diferente era un auténtico reto para ellos y requería mucho valor (Amós 2:12). De la misma manera, cuando obedecemos a Jehová, la gente que nos rodea se da cuenta de que somos diferentes. Hace falta valor para identificarnos como testigos de Jehová en el trabajo o en la escuela. Y, como las actitudes y la conducta de la gente van a ir de mal en peor, es de esperar que sea cada vez más difícil vivir de acuerdo con los principios bíblicos y predicar las buenas noticias del Reino a otras personas (2 Tim. 1:8; 3:13). Sin embargo, debemos recordar que alegramos el corazón de Jehová cuando tenemos el valor de ser diferentes a las personas que no le sirven (Prov. 27:11; Mal. 3:18). w24.02 7:7, 9
Miércoles 22 enero
Recíbanse con gusto (Rom. 15:7).
Pensemos en la congregación de Roma, que estaba formada por cristianos muy distintos. Algunos eran judíos, que se habían criado siguiendo la Ley de Moisés. Pero también había hermanos de otras naciones, con antecedentes culturales muy distintos. Probablemente, algunos eran esclavos y otros, hombres libres, y es posible que algunos tuvieran esclavos. ¿Qué los ayudaría a superar esas diferencias y quererse cada vez más? El apóstol Pablo les dio este consejo: “Recíbanse con gusto”. ¿Qué quiso decir? La palabra que aquí se traduce “recíbanse con gusto” transmite la idea de recibir a alguien con amabilidad o con hospitalidad, como cuando una persona recibe a alguien en su casa o lo incluye en su círculo de amigos. Por ejemplo, Pablo le dijo a Filemón cómo tenía que recibir a un esclavo que se llamaba Onésimo y que se había fugado de su casa. Le dijo: “Recíbelo amablemente” (Filem. 17). Priscila y Áquila sabían mucho más del cristianismo que Apolos, pero lo recibieron con gusto y se lo llevaron con ellos (Hech. 18:26). Aunque todos estos cristianos eran muy distintos, no dejaron que esas diferencias los dividieran. Al contrario, las superaron y se recibieron con gusto. w23.07 29:13