No dejemos que los errores de los demás nos hagan tropezar
“Continúen [...] perdonándose liberalmente unos a otros” (COL. 3:13).
1, 2. ¿Qué profetizó Jehová sobre el crecimiento de su pueblo?
LA ORGANIZACIÓN que componen los testigos de Jehová es excepcional. Es cierto que sus miembros son humanos imperfectos, que cometen errores. Sin embargo, el espíritu santo ha hecho posible que la congregación mundial crezca y prospere. Los siervos fieles de Dios están dispuestos a seguir su guía, pero no son perfectos. Con todo, Jehová ha conseguido cosas maravillosas con ellos.
2 En 1914, cuando empezaron los últimos días de este sistema de cosas, los siervos de Dios eran un grupo relativamente pequeño. Pero Jehová bendijo sus esfuerzos en la predicación. En las décadas siguientes, millones de personas aprendieron las enseñanzas de la Biblia y se hicieron testigos de Jehová. De hecho, Dios ya había predicho este crecimiento impresionante: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo” (Is. 60:22). Sin duda, esta profecía se ha cumplido en los últimos días. Hoy, el número de Testigos es mayor que el de la población de muchos países.
3. ¿De qué manera ha demostrado amor el pueblo de Dios?
3 En este tiempo del fin, Jehová también ha ayudado a su pueblo a desarrollar amor, la cualidad principal de su personalidad (1 Juan 4:8). Jesús, quien imitó el ejemplo de amor de Dios, dijo a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros [...]. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35). Esto ha resultado ser muy importante en nuestra época, pues las naciones se han involucrado en guerras terribles a una escala sin precedentes. Por ejemplo, solo en la Segunda Guerra Mundial murieron unos 55 millones de personas. No obstante, los testigos de Jehová no participaron en esa matanza (lea Miqueas 4:1, 3). Así el pueblo de Dios ha podido permanecer “limpio de la sangre de todo hombre” (Hech. 20:26).
4. ¿Por qué es significativo el crecimiento del pueblo de Dios?
4 El pueblo de Dios prospera a pesar de la fuerte oposición del mundo que, según la Biblia, está gobernado por Satanás, “el dios de este sistema de cosas” (2 Cor. 4:4). Él utiliza las organizaciones políticas del mundo y los medios de comunicación. Es cierto que no puede detener la predicación de las buenas nuevas, pero como sabe que le queda muy poco tiempo, intenta alejar a la gente de la adoración verdadera. Para ello, se vale de distintos métodos (Rev. 12:12).
UNA PRUEBA DE LEALTAD
5. ¿Por qué pueden lastimarnos otros a veces? (Vea el dibujo del principio).
5 En la congregación cristiana se le da mucha importancia a amar a Dios y al prójimo. Y Jesús dijo que eso sería así. Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más grande, respondió: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’” (Mat. 22:35-39). Sin embargo, la Biblia deja claro que todos nacemos imperfectos debido al pecado de Adán (Rom. 5:12, 19). Por esa razón, es posible que alguna vez un hermano diga o haga algo que nos lastime. Eso puede poner a prueba nuestro amor por Jehová y por su pueblo. ¿Qué haremos entonces? Incluso siervos fieles de Dios del pasado dijeron o hicieron cosas que lastimaron a otros, y podemos aprender lecciones de esos relatos de la Biblia.
6. ¿Qué error cometió Elí?
6 Por ejemplo, el sumo sacerdote Elí tenía dos hijos que no respetaban las leyes de Jehová. La Biblia dice: “Los hijos de Elí eran hombres que no servían para nada; no reconocían a Jehová” (1 Sam. 2:12). Elí ejercía un papel muy importante en la adoración verdadera, pero sus dos hijos cometieron pecados muy graves. Él lo sabía, y tendría que haberlos disciplinado; pero fue permisivo. Por eso, Dios castigó a la casa de Elí (1 Sam. 3:10-14). Con el tiempo, sus descendientes dejaron de ser sumos sacerdotes. Si hubiéramos vivido en los días de Elí, ¿cómo habríamos reaccionado al ver que toleraba los pecados de sus hijos? ¿Habríamos tropezado y hasta dejado de servir a Jehová?
7. a) ¿Qué pecado grave cometió David? b) ¿Qué hizo Dios al respecto?
7 Jehová amaba a David y lo consideraba un hombre “agradable a su corazón” (1 Sam. 13:13, 14; Hech. 13:22). Pero después David cometió adulterio con Bat-seba, que quedó embarazada. Eso ocurrió mientras su esposo, Urías, estaba fuera sirviendo en el ejército. Cuando Urías regresó unos días a su casa, David intentó que tuviera relaciones sexuales con Bat-seba. Así parecería que Urías era el padre del niño. Pero como Urías no le hizo caso, David mandó que se le diera muerte en la batalla. David pagó muy caro el crimen que cometió: él y su familia sufrieron muchas desgracias (2 Sam. 12:9-12). Aun así, Jehová mostró misericordia a este hombre que le sirvió “con integridad de corazón” prácticamente durante toda su vida (1 Rey. 9:4). Si hubiéramos vivido en ese tiempo, ¿cómo habríamos reaccionado? ¿Nos habría hecho tropezar su mala conducta?
8. a) ¿Qué promesa no cumplió Pedro? b) ¿Por qué siguió Jehová dándole responsabilidades a Pedro a pesar del error que cometió?
8 Otro ejemplo es el de Pedro. Jesús lo había elegido para ser uno de sus apóstoles. Sin embargo, a veces Pedro dijo o hizo cosas que después lamentó. Por ejemplo, en un momento crítico, los apóstoles abandonaron a Jesús. Con anterioridad, Pedro había dicho que él nunca haría eso, aunque los demás lo hicieran (Mar. 14:27-31, 50). Pero cuando arrestaron a Jesús, todos los apóstoles lo abandonaron, incluido Pedro. Por si fuera poco, llegó a negar varias veces que conociera a Jesús (Mar. 14:53, 54, 66-72). No obstante, se arrepintió, y Jehová siguió contando con él. Si hubiéramos sido uno de los discípulos, ¿habríamos dejado de ser leales a Jehová por culpa de lo que hizo Pedro?
9. ¿Por qué confía usted en que Dios siempre actuará con justicia?
9 Estos son solo unos pocos ejemplos de hombres que lastimaron a algunas personas. Se podrían mencionar otros muchos casos del pasado y del presente en los que siervos de Jehová hicieron algo malo que lastimó a otros. La pregunta es: ¿qué haremos si esto nos sucede? Es decir, ¿tropezaremos cuando alguien cometa un error? ¿Abandonaremos a Jehová? ¿Dejaremos a la congregación donde servimos, que también es parte del pueblo de Dios? ¿O recordaremos que Jehová puede estar dando tiempo para que se arrepientan quienes hayan actuado mal y que al final él reparará el daño y hará justicia? Por otra parte, a veces los que han cometido pecados graves rechazan la misericordia de Dios y no se arrepienten. En esos casos, ¿confiaremos en que Jehová los disciplinará con el tiempo, quizás expulsándolos de la congregación?
SEAMOS SIEMPRE LEALES
10. ¿Qué comprendió Jesús sobre los errores de Judas Iscariote y Pedro?
10 En la Biblia encontramos relatos de siervos de Dios que se mantuvieron leales a Jehová y a su pueblo a pesar de que hubo personas a su alrededor que cometieron errores graves. Por ejemplo, después de pasar la noche orando, Jesús eligió a los 12 apóstoles. Uno de ellos fue Judas Iscariote, quien acabó traicionándolo. Sin embargo, Jesús no permitió que eso estorbara la relación que tenía con su Padre, Jehová. Y tampoco lo permitió cuando Pedro negó conocerlo (Luc. 6:12-16; 22:2-6, 31, 32). Jesús sabía que ni Jehová ni su pueblo eran culpables de lo que habían hecho estos hombres. Él siguió realizando la obra maravillosa que Dios le había encargado, aunque algunos de sus discípulos lo decepcionaron en alguna ocasión. Jehová lo recompensó cuando lo resucitó, y así abrió el camino para que llegara a ser Rey del Reino de Dios (Mat. 28:7, 18-20).
11. ¿Qué predijo la Biblia sobre los siervos de Dios que vivieran en la actualidad?
11 Jesús tenía buenas razones para confiar en Jehová y en su pueblo, y nosotros también las tenemos. Desde luego, es impresionante ver las cosas que Jehová está logrando con sus siervos en los últimos días. Nadie más está predicando la verdad por todo el mundo, pues otros grupos no cuentan con la guía que Jehová está dando a la congregación cristiana, que le sirve en unidad. Isaías 65:14 describe la condición espiritual que tendría el pueblo de Dios: “¡Miren! Mis propios siervos clamarán gozosamente a causa de la buena condición de corazón”.
12. ¿Cómo debemos ver los errores de los demás?
12 Los siervos de Dios están felices de poder hacer cosas buenas gracias a la guía de Jehová. En cambio, el mundo de Satanás se lamenta, por decirlo así, porque las condiciones mundiales cada vez están peor. Claro, no sería razonable ni acertado culpar a Jehová o a la congregación por los errores que cometan unos pocos. Tenemos que seguir siendo leales a Jehová y a su dirección, y aprender cómo debemos ver los errores de los demás y cómo reaccionar cuando alguien se equivoca.
CÓMO REACCIONAR ANTE LOS ERRORES
13, 14. a) ¿Por qué debemos ser pacientes unos con otros? b) ¿Qué promesa queremos recordar?
13 ¿Cómo debemos reaccionar si un siervo de Dios dice o hace algo que nos lastima? Un principio bíblico muy útil es este: “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos” (Ecl. 7:9). Debemos recordar que a todos nos separan seis mil años de la perfección que existió en Edén. Las personas imperfectas cometen errores. Por eso, no sería bueno esperar demasiado de nuestros hermanos ni permitir que sus fallos nos roben la alegría que sentimos por formar parte del pueblo de Dios en los últimos días. Un error todavía más grave sería permitir que esos fallos nos hicieran tropezar y acabáramos dejando la organización de Jehová. Si eso ocurriera, no solo perderíamos el honor de hacer la voluntad de Dios, sino también la esperanza de vivir en el nuevo mundo que él traerá.
14 Para conservar nuestra alegría y firme esperanza, queremos tener muy presente esta promesa tan animadora de Jehová: “¡Miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón” (Is. 65:17; 2 Ped. 3:13). No permitamos que los errores de los demás nos impidan recibir estas bendiciones.
15. ¿Qué dijo Jesús que debemos hacer cuando otros cometen errores?
15 Ahora bien, como todavía no estamos en el nuevo mundo, debemos pensar cómo quiere Dios que actuemos si alguien dice o hace algo que nos lastima. Por ejemplo, un consejo que conviene recordar es lo que dijo Jesús: “Si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes”. Recordemos también que, cuando Pedro preguntó si debía perdonar “hasta siete veces”, Jesús le contestó: “No te digo: Hasta siete veces, sino: Hasta setenta y siete veces”. Es evidente que lo que quiso decir es que siempre debemos estar dispuestos a perdonar; esta debe ser nuestra inclinación natural y predominante (Mat. 6:14, 15; 18:21, 22).
16. ¿Qué buen ejemplo puso José?
16 José, el primero de los dos hijos que Raquel le dio a Jacob, es un buen ejemplo de cómo reaccionar ante los errores. Los 10 medio hermanos de José tenían celos de él porque era el hijo preferido de su padre, y lo vendieron como esclavo. Muchos años después, gracias a las cosas buenas que hizo en Egipto, José se convirtió en el segundo gobernante más importante del país. Cuando un hambre azotó la región, sus hermanos bajaron a Egipto para comprar comida, pero no lo reconocieron. José pudo haber usado su autoridad para vengarse por el maltrato que sus hermanos le habían dado. En vez de eso, los puso a prueba para ver si de verdad habían cambiado. Cuando vio que sí lo habían hecho, les reveló quién era y, más tarde, les dijo: “No tengan miedo. Yo mismo seguiré proveyéndoles alimento a ustedes y a sus niñitos”. El relato añade: “Así los consoló y les habló alentadoramente” (Gén. 50:21).
17. ¿Cómo reaccionará usted cuando otros cometan un error?
17 Vale la pena recordar que, como todo el mundo se equivoca, quizás nosotros también ofendamos a alguien. Si nos damos cuenta de que lo hemos hecho, la Biblia nos dice que debemos hablar con la persona que hemos ofendido e intentar hacer las paces (Mat. 5:23, 24). Nosotros agradecemos que los demás no tengan en cuenta nuestros errores. Así que deberíamos hacer lo mismo cuando otros se equivoquen. Colosenses 3:13 declara: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes”. Además, 1 Corintios 13:5 indica que el amor cristiano “no lleva cuenta del daño”. Si tenemos la costumbre de perdonar a otros, Jehová también nos perdonará. En efecto, cuando los demás cometen errores, los cristianos imitamos a Jehová, que siempre nos trata con misericordia cuando fallamos (lea Salmo 103:12-14).