Andemos por espíritu y vivamos fieles a nuestra dedicación
“Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal.” (GÁL. 5:16)
1. ¿Qué dos bautismos tuvieron lugar el día de Pentecostés?
EL DÍA de Pentecostés del año 33, los discípulos de Jesús fueron bautizados con espíritu, tras lo cual recibieron el don milagroso de hablar en lenguas (1 Cor. 12:4-10). A continuación, Pedro pronunció un emocionante discurso. ¿Qué efecto tuvo todo esto en los presentes? Muchos “se sintieron heridos en el corazón”, hicieron caso al apóstol, se arrepintieron y se bautizaron en agua. La crónica dice: “Los que abrazaron su palabra de buena gana fueron bautizados, y en aquel día unas tres mil almas fueron añadidas” (Hech. 2:22, 36-41). En obediencia a Jesús, tuvieron que bautizarse en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo (Mat. 28:19).
2, 3. a) Explique la diferencia entre ser bautizado con espíritu santo y ser bautizado en el nombre del espíritu santo. b) ¿Por qué hay que bautizarse en agua para ser un verdadero cristiano?
2 ¿Existe alguna diferencia entre el bautismo con espíritu santo y el bautismo en el nombre del espíritu santo? Sí. Solo quienes son bautizados con espíritu nacen de nuevo como hijos que Dios engendra espiritualmente (Juan 3:3). Además, son ungidos, o nombrados, futuros reyes y sacerdotes del Reino celestial de Dios y se convierten en miembros del simbólico cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:13; Gál. 3:27; Rev. 20:6). Por consiguiente, el bautismo con espíritu es el que Jehová ha estado realizando desde el día de Pentecostés a fin de elegir a los coherederos de Cristo (Rom. 8:15-17). Ahora bien, ¿qué podemos decir del bautismo en el nombre del espíritu santo que celebramos los testigos de Jehová en nuestras asambleas?
3 Mediante el bautismo en agua, el cristiano indica que se ha dedicado sin reservas a Jehová. Este paso simbólico lo han tenido que dar tanto las personas que reciben la llamada celestial como los millones de hombres y mujeres que esperan vivir para siempre en la Tierra. Así pues, independientemente de qué esperanza albergue uno, para agradar a Dios es vital bautizarse en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo. Pero además, después del bautismo es necesario que todos los cristianos “sigan andando por espíritu” (léase Gálatas 5:16). Preguntémonos: “¿Estoy yo andando por espíritu y viviendo fiel a mi dedicación?”.
Qué implica seguir “andando por espíritu”
4. En esencia, ¿cómo seguimos “andando por espíritu”?
4 Seguir “andando por espíritu” implica dejar que la fuerza activa de Dios actúe siempre en nuestra vida. En otras palabras, aceptamos que gobierne nuestras actividades cotidianas. El capítulo 5 de Gálatas expresa muy bien el contraste entre someterse a la dirección del espíritu y ceder a la influencia de la carne (léase Gálatas 5:17, 18).
5. ¿Qué obras hay que evitar a fin de vivir bajo la influencia del espíritu?
5 Quienes viven bajo la influencia del espíritu se esfuerzan por evitar las obras de la carne, es decir, de nuestra naturaleza pecadora. Entre ellas se incluyen las siguientes: “fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, [...] espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de cólera, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras [y] diversiones estrepitosas” (Gál. 5:19-21). En cierto sentido, los cristianos “hacen morir las prácticas del cuerpo”. ¿Cómo lo logran? “Por el espíritu.” (Rom. 8:5, 13.) Como no se dejan controlar por los deseos pecaminosos, les resulta más fácil fijar la mente en las cosas del espíritu y seguir su dirección.
6. ¿Qué se necesita para producir el fruto del espíritu? Ilústrelo con un ejemplo.
6 Al operar en nosotros esta fuerza divina, podemos producir “el fruto del espíritu”, o sea, el conjunto de cualidades que agradan a Dios (Gál. 5:22, 23). Claro, sabemos que también tenemos que esforzarnos personalmente. Ilustrémoslo con el ejemplo de un agricultor. Para cultivar la tierra necesita, como es obvio, agua y sol. Sin ellos no va a cosechar nada. En cierto modo, el espíritu santo es comparable al sol, ya que es fundamental para producir el fruto del espíritu. Pero no olvidemos que el agricultor no consigue mucho a menos que trabaje con empeño (Pro. 10:4). De igual manera, si queremos tener una cosecha del fruto del espíritu que sea abundante y de calidad, tenemos que cultivar bien la tierra del corazón. Por eso, preguntémonos: “¿Colaboro con el espíritu y así permito que dé fruto en mi vida?”.
7. Si queremos cultivar el fruto del espíritu, ¿por qué es tan importante que dediquemos tiempo al estudio y la meditación?
7 Para conseguir una buena cosecha, también es esencial el agua. Y lo mismo ocurre con el cultivo del fruto del espíritu: resultan imprescindibles las aguas de la verdad bíblica que hoy obtenemos a través de la congregación cristiana (Isa. 55:1). Seguramente hemos explicado en muchas ocasiones que las Santas Escrituras son obra del espíritu, y que podemos entenderlas bien gracias a las oportunas ayudas del esclavo fiel y discreto (Mat. 24:45-47; 2 Tim. 3:16). La conclusión es evidente: si queremos que el espíritu influya en nosotros, tenemos que leer la Palabra de Dios y meditar en lo que aprendemos. De este modo imitaremos a los fieles profetas que “hicieron una indagación diligente y una búsqueda cuidadosa” en la información que hasta entonces se había revelado. También seguiremos el ejemplo de los propios ángeles, quienes se han interesado profundamente en las verdades espirituales relacionadas con la Descendencia prometida y con la congregación de cristianos ungidos (léase 1 Pedro 1:10-12).
¿Cómo influye en nosotros el espíritu?
8. ¿Por qué es esencial pedirle a Jehová su espíritu?
8 Claro, ni el estudio bíblico ni la meditación son suficientes. También es preciso orar siempre por ayuda y guía, pues Dios “puede hacer más que sobreabundantemente [...] todas las cosas que pedimos o concebimos” (Efe. 3:20; Luc. 11:13). Pero tal vez alguien diga: “¿Por qué tienen los cristianos que seguir rogándole a Dios, si él ya sabe ‘qué cosas necesitan [...] antes que se las pidan’?” (Mat. 6:8). Para empezar, porque al pedirle espíritu santo demostramos que confiamos en él. Pensemos en las razones que nos llevan a ayudar a una persona. ¿No es cierto que a veces lo hacemos porque nos gusta que haya confiado en nosotros y nos haya pedido ayuda? (Compárese con Proverbios 3:27.) Del mismo modo, a Jehová le complace que acudamos a él para pedirle su espíritu, y sin falta nos lo dará (Pro. 15:8).
9. ¿Cómo nos ayudan las reuniones a exponernos a la influencia del espíritu de Dios?
9 Otro marco donde nos exponemos a la influencia del espíritu es en nuestras reuniones y asambleas. Es muy importante que nos esforcemos por asistir fielmente y prestar buena atención. Así lograremos comprender “las cosas profundas de Dios” (1 Cor. 2:10). Una buena costumbre es hacer comentarios con regularidad. Pudiéramos preguntarnos: “En las últimas cuatro semanas, ¿cuántas veces levanté la mano para ofrecer mis comentarios y así expresar en público mi fe? ¿Podré mejorar en este campo?”. Si es necesario, pongámonos metas para las próximas semanas. Jehová observará nuestro deseo de participar y nos ayudará con su espíritu a aprovecharnos aún más de las reuniones.
10. ¿Qué invitación hacen quienes andan por espíritu?
10 Andar por espíritu exige aceptar la invitación que hallamos en Revelación 22:17: “El espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que oiga, diga: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida”. El espíritu, que obra a través de “la novia” (la congregación ungida), convoca a todos a beber del agua de la vida. ¿Qué puede decirse de usted? ¿Ha aceptado ya esa exhortación y está decidido a repetirla? ¡Qué honor colaborar en esta obra salvadora!
11, 12. ¿Cómo interviene el espíritu santo en la predicación?
11 Esta obra trascendental se realiza bajo la guía del espíritu, tal como sucedió en el siglo primero. En efecto, en aquel entonces la fuerza activa de Dios llevó a que se abrieran nuevos territorios misionales. Por ejemplo, leemos que “el espíritu santo les había prohibido [a Pablo y sus compañeros] hablar la palabra en el distrito de Asia”; y tampoco les permitió entrar en Bitinia. Aunque desconocemos cómo les impidió ir a estos lugares, sí sabemos que guió al apóstol al enorme campo de Europa, y que lo hizo transmitiéndole una visión en la que un hombre de Macedonia pedía ayuda (Hech. 16:6-10).
12 Hoy Jehová también dirige la predicación mundial mediante su espíritu. Aunque ya no concede visiones milagrosas, sigue empleando su fuerza activa para guiar a los ungidos. Y también la usa para impulsar a todos los cristianos a trabajar con celo en la predicación y la enseñanza. Aunque seguramente ya estemos participando en esta obra, tal vez podamos tener la dicha de ampliar nuestro servicio.
13. Explique con un ejemplo qué otra forma tenemos de someternos a la guía del espíritu.
13 Otra forma de someternos a la dirección del espíritu santo es aplicar las directrices que recibe el pueblo de Dios. Tomemos por ejemplo a una joven de Japón llamada Mihoko. Cuando comenzó el precursorado, se sentía incapaz de hacer revisitas, pues pensaba que no lograría mantener el interés de sus oyentes. Pero luego leyó consejos prácticos sobre ese tema en Nuestro Ministerio del Reino, y más tarde se publicó el folleto Cómo lograr una vida llena de satisfacción, que ha sido de especial utilidad en el campo japonés. La hermana puso en práctica las recomendaciones sobre el uso del folleto y, particularmente, sobre cómo hacer visitas de seguimiento breves. Enseguida vio cómo aceptaba un estudio bíblico mucha gente que hasta entonces lo había rechazado. Llegó a decir: “Tenía tantos estudios —a veces hasta doce—, que tuve que poner a algunas personas en lista de espera”. Ciertamente, cuando los siervos de Jehová seguimos las instrucciones que recibimos, demostramos que estamos andando por espíritu y además cosechamos grandes bendiciones.
Apoyémonos en el espíritu de Dios
14, 15. a) ¿Cómo es posible que una persona imperfecta viva a la altura de su dedicación? b) ¿Cómo podemos encontrar los mejores amigos que existen?
14 Dado que Dios nos ha concedido un ministerio, tenemos que cumplirlo (Rom. 10:14). Quizás no nos sintamos preparados, pero Dios nos capacita para la labor, seamos o no cristianos ungidos (léase 2 Corintios 3:5). Si hacemos todo lo que está a nuestro alcance y nos apoyamos en el espíritu, lograremos vivir a la altura de nuestra dedicación.
15 Siendo imperfectos como somos, no nos resulta fácil cumplir con los deberes de nuestra dedicación a Jehová, el Dios perfecto. Algunos de nuestros anteriores compañeros tal vez se molesten al ver los cambios que hemos hecho y “[hablen] injuriosamente” de nosotros (1 Ped. 4:4). Pero no olvidemos que ahora tenemos nuevos amigos, los más importantes de los cuales son Jehová y Jesucristo (léase Santiago 2:21-23). Y es fundamental que estrechemos nuestros lazos con los cristianos de nuestra congregación, quienes forman parte de “la asociación [mundial] de hermanos” (1 Ped. 2:17; Pro. 17:17). Mediante su espíritu, Jehová nos ayudará a encontrar amistades sanas y edificantes.
16. ¿Por qué podemos decir como Pablo: “Me complazco en debilidades”?
16 Incluso con la ayuda de los hermanos, es difícil afrontar los problemas del día a día. Hay ocasiones en que la situación es tan complicada que nos sentimos desorientados, como si fuéramos por un túnel sin divisar la salida. En estos casos, más que nunca, hay que acudir a Jehová y pedirle su espíritu. Fijémonos en el ejemplo de Pablo, quien escribió: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso” (léanse 2 Corintios 4:7-10 y 12:10). Él sabía muy bien que el espíritu nos fortalece cuando nos sentimos débiles y desvalidos, y que compensa nuestras flaquezas. Pero ¿por qué dijo: “Me complazco en debilidades”? Porque cuando le fallaban las fuerzas, observaba cómo lo sostenía el espíritu. Y todos nosotros podemos experimentar lo mismo en nuestra vida (Rom. 15:13).
17. ¿Cómo nos ayuda el espíritu santo a llegar a nuestro puerto de destino?
17 Como hemos visto, la fuerza activa de Dios es imprescindible para vivir fieles a nuestra dedicación. Somos como el capitán de un barco que viaja hacia la vida eterna, la cual nos permitirá servir a Jehová para siempre. Y el viento que necesitamos para llegar sanos y salvos es el espíritu santo. Tenemos que buscar este viento y orientar nuestras velas hacia él. En ningún caso queremos que nos saque de trayectoria el espíritu del mundo de Satanás (1 Cor. 2:12). Con la guía de la Biblia y de la organización de Jehová, lograremos mantener el rumbo debido.
18. ¿Cuál debe ser nuestra determinación, y por qué?
18 ¿Lleva usted tiempo estudiando con los testigos de Jehová y disfrutando de su compañerismo, pero aún no se ha dedicado ni se ha bautizado? Si así es, pregúntese: “¿Qué me está frenando?”. Si reconoce el papel que desempeña hoy el espíritu en el cumplimiento de la voluntad de Jehová y está agradecido por la ayuda que brinda, entonces dé los pasos que sabe que debe dar. Jehová lo bendecirá abundantemente. Le concederá a manos llenas su espíritu. Y si usted se bautizó hace años o incluso décadas, de seguro ya ha podido ver la influencia del espíritu en su vida. Ha notado y sentido cómo Dios lo sostiene con su fuerza activa. Y puede seguir disfrutando de esa bendición por toda la eternidad. ¡No pierda jamás la resolución de seguir andando por espíritu santo!
¿Hemos captado estas ideas?
• ¿Qué significa seguir “andando por espíritu”?
• ¿Qué nos ayudará a continuar “andando por espíritu”?
• ¿Cómo lograremos vivir fieles a nuestra dedicación?
[Ilustración de la página 15]
Cultivar la tierra del corazón exige esfuerzo
[Ilustraciones de las páginas 16 y 17]
¿Dejamos que el espíritu de Dios influya en nuestra vida?