Eduque bien a sus hijos: cuando son adolescentes
“Jesús siguió progresando en sabiduría y en desarrollo físico y en favor ante Dios y los hombres.” (LUC. 2:52)
1, 2. a) ¿De qué se preocupan muchos padres de hijos adolescentes? b) ¿Qué oportunidades se les presentan a los jóvenes cristianos?
POCAS cosas les causan más alegría a los cristianos que ver bautizarse a sus hijos. “Fue una experiencia inolvidable. Estábamos encantados de que nuestros hijos quisieran servir a Jehová —cuenta Berenice, madre de cuatro hijos que se bautizaron antes de cumplir los catorce—. Pero también sabíamos que les esperaban años muy difíciles en la adolescencia.” Si sus hijos son adolescentes o pronto lo serán, sin duda comprenden a la perfección las palabras de Berenice.
2 Aunque un especialista en la materia reconoce que la adolescencia puede ser muy difícil para los hijos y sus padres, aclara que “no es un período de locuras e inmadurez; más bien, es un período en el que se desarrollan la creatividad, las emociones y la capacidad de interactuar con los demás”. Durante la adolescencia, sus hijos pueden alcanzar metas en la predicación, fortalecer su amistad con Jehová, dedicarse a él y madurar. Esta puede ser una hermosa etapa de crecimiento espiritual, como lo fue para Jesús (lea Lucas 2:52). ¿Qué se espera de ustedes, padres, durante esos años decisivos? De nuevo, que sigan el ejemplo de cariño, humildad y perspicacia de Jesús. Eso les será muy útil para educar a sus hijos cuando son adolescentes.
SEAN CARIÑOSOS
3. ¿Cómo sabemos que Jesús era amigo de sus apóstoles?
3 En tiempos bíblicos, no era normal que un amo hablara de sus sentimientos o pensamientos con sus esclavos. En cambio Jesús, además de ser amo de sus apóstoles, era su amigo, un amigo cariñoso y fiel (lea Juan 15:15). Pasaba tiempo con ellos, les contaba lo que sentía y los escuchaba con atención cuando le abrían el corazón (Mar. 6:30-32). Esta comunicación tan abierta creó profundos lazos de amistad entre ellos y preparó a los apóstoles para encargarse de las responsabilidades que Jehová les daría en el futuro.
4. ¿Cómo pueden hacerse amigos de sus hijos sin perder autoridad? (Vea la ilustración del principio.)
4 “Aunque los padres no deben renunciar a su autoridad, pueden ser amigos de sus hijos”, afirma Michael, que tiene un hijo y una hija. ¿Y no es cierto que los amigos pasan tiempo juntos? Vean si pueden dedicarles menos tiempo al empleo o a otras actividades para dedicárselo a sus hijos; oren sobre el tema. Los amigos también tienen los mismos gustos. Eso significa que ustedes deben tratar de que les gusten la música, las películas y los deportes que les gustan a sus hijos. Los padres de Ilaria, que vive en Italia, hicieron precisamente eso. Ella cuenta: “Mis papás se interesaron en la música que me gustaba; de hecho, papá se convirtió en mi mejor amigo. Podía hablarle de cualquier cosa”. No piensen que si se hacen amigos de sus hijos a fin de ayudarlos a acercarse a Dios perderán autoridad (Sal. 25:14). Más bien, se ganarán su confianza, pues ellos notarán que ustedes los aman, los respetan y están dispuestos a escucharlos. Como resultado, es más probable que se acerquen a ustedes cuando algo les preocupe.
5. ¿Qué hizo Jesús para que sus discípulos pudieran ser felices?
5 Jesús sabía que servir de lleno a Jehová produce gran felicidad y quería que sus discípulos fueran felices. Por eso los animaba tanto a mantenerse ocupados predicando y haciendo discípulos. Además, les aseguró que siempre estaría pendiente de ellos para ayudarlos a tener éxito en su labor (Mat. 28:19, 20).
6, 7. ¿Por qué es una muestra de cariño insistir en que los hijos tengan una rutina espiritual?
6 Obviamente, ustedes quieren que sus hijos se mantengan cerca de Dios, y Dios quiere que los guíen y eduquen en sus caminos (Efes. 6:4). Aprovechen la autoridad que les ha dado para instruirlos con regularidad. Pongamos una ilustración: un buen padre quiere que sus hijos vayan a la escuela porque la educación es importante, los prepara para la vida y les enseña a aprender. De igual modo, los padres cristianos desean que sus hijos conozcan los caminos de Jehová, ya que eso puede darles la sabiduría que necesitan para hacerle frente a la vida. Por eso insisten en que no se pierdan las reuniones, las asambleas ni la Noche de Adoración en Familia (Prov. 24:14). Tal como Jesús ayudó a sus discípulos, ustedes deben ayudar a sus hijos a tener éxito en la predicación. ¿Cómo? Para empezar, acostúmbrelos a salir a predicar. Además, hagan crecer en ellos el deseo de hablar de la Biblia con la gente.
7 ¿De verdad ayuda a los hijos participar con regularidad en actividades espirituales, como predicar, estudiar y asistir a las reuniones? Dejemos que Erin, una hermana de Sudáfrica, nos conteste: “A mis hermanos y a mí no nos gustaba mucho estudiar la Biblia, ir a las reuniones ni salir a predicar. A veces hasta tratábamos de sabotear la adoración en familia. Pero mis papás nunca se dieron por vencidos”. ¿Qué resultado tuvo la firmeza de estos padres? “Aprendí a ser perseverante —cuenta Erin—. Ahora, cuando algo me saca de mi rutina, siento la necesidad urgente de volver a ella. Si no hubieran insistido como lo hicieron, estoy casi segura de que no me dolería tanto perderme las reuniones, por ejemplo”.
SEAN HUMILDES
8. a) ¿Qué ejemplo de humildad dio Jesús? b) ¿Cómo ayudó a los discípulos su ejemplo?
8 Aunque Jesús era perfecto, reconocía que tenía limitaciones y que necesitaba la ayuda de Jehová (lea Juan 5:19). ¿Lo respetaban menos por eso sus discípulos? Todo lo contrario. Mientras más se apoyaba en Dios, más confiaban en él. Lo veían como un ejemplo de humildad (Hech. 3:12, 13, 16).
9. ¿Qué ventajas tienen los padres que reconocen sus errores y limitaciones?
9 Nosotros también tenemos limitaciones y además somos imperfectos. Padres, sean humildes y reconozcan sus errores (1 Juan 1:8). ¿A quién respetarían más ustedes? ¿A un jefe que admite sus errores o a uno que no? A sus hijos les pasa lo mismo: los respetarán más si se disculpan cuando se equivoquen. Además, aprenderán a admitir sus propios errores. “Como nosotros admitíamos nuestras equivocaciones, nuestros hijos tenían la confianza de contarnos sus problemas —cuenta Rosemary, madre de tres hijos adultos—. Reconocíamos que no teníamos la respuesta para todo, y les enseñamos dónde buscar la solución a sus problemas. Cuando necesitaban ayuda, los dirigíamos a las publicaciones bíblicas y orábamos juntos.”
10. ¿Cómo demostró humildad Jesús al dar órdenes a sus discípulos?
10 Jesús tenía la autoridad de dar órdenes a sus discípulos, pero con frecuencia les daba razones para obedecer, lo que requería humildad. Por ejemplo, no se limitó a decirles que buscaran primero el Reino y la justicia de Dios, sino que les dijo: “Y todas estas otras cosas les serán añadidas”. En otra ocasión, les dijo que dejaran de juzgar a los demás. ¿Por qué razón? “Para que no sean juzgados —explicó—; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, se les medirá” (Mat. 6:31–7:2).
11. ¿Por qué deben explicar sus decisiones los padres siempre que sea posible?
11 Si un adolescente entiende las razones por las que sus padres toman alguna decisión o establecen ciertas reglas, le será más fácil obedecer. Por eso padres, si es posible, expliquen sus razones. Barry, que tiene cuatro hijos, nos cuenta su experiencia: “Los adolescentes confían más en sus padres cuando se dan cuenta de que son razonables y de que no toman decisiones por capricho”. Recuerden que sus hijos ya no son niños; necesitan saber el porqué de las cosas. Están madurando y desarrollando su “facultad de raciocinio”, es decir, la capacidad de razonar (Rom. 12:1). Barry continúa: “Tienen que aprender a decidir sin dejarse llevar por las emociones” (Sal. 119:34). Por lo tanto, sean humildes y expliquen por qué toman sus decisiones. Así, sus hijos se sentirán respetados y aprenderán a tomar las suyas.
SEAN PERSPICACES
12. ¿Cómo mostró perspicacia Jesús al corregir a Pedro?
12 Jesús conocía las debilidades de sus discípulos. Por ejemplo, en una ocasión, Pedro le dijo que no tenía por qué dejarse matar. Jesús sabía que las intenciones de Pedro eran buenas, pero que su razonamiento era equivocado. ¿Cómo los ayudó a él y a los demás discípulos? Primero, corrigió a Pedro, luego explicó lo que les pasaría a quienes se negaran a hacer la voluntad de Dios cuando se presentaran dificultades, y por último dijo cuáles serían las recompensas de estar dispuesto a sacrificarse (Mat. 16:21-27). Sin duda, el apóstol aprendió la lección (1 Ped. 2:20, 21).
13, 14. a) ¿Cuáles podrían ser los síntomas de que la fe de sus hijos se está debilitando? b) ¿Qué pueden hacer los padres para descubrir lo que piensan y sienten sus hijos?
13 Pídanle a Jehová que los ayude a entender cómo y cuándo ayudar a sus hijos (Sal. 32:8). Por ejemplo, ¿podrían detectar los síntomas si la fe de sus hijos se estuviera debilitando? Quizás su entusiasmo haya disminuido, se aíslen demasiado, hablen mal de otros hermanos o actúen como si estuvieran ocultando algo. Aunque no deben precipitarse a concluir que sus hijos llevan una doble vida o han cometido un pecado grave, tampoco deben ignorar esos síntomas ni pensar: “Ya se les pasará”.a
14 Para descubrir lo que está sucediendo, háganles preguntas, pero con tacto y respeto, igual que Jesús. Pongamos una ilustración: ¿Qué pasa si alguien saca agua de un pozo pero tira de la cuerda demasiado rápido? Pues que se derramará parte del agua. Lo mismo puede suceder si tratan de obligar a sus hijos a expresarse. Pueden “derramar” una valiosa oportunidad de descubrir lo que piensan y sienten (lea Proverbios 20:5). Ilaria, a quien mencionamos antes, relata una experiencia personal: “Cuando era adolescente, tenía un dilema: quería estar con los hermanos de la congregación pero también con mis compañeros de clase. Esa lucha interna me estaba afectando, y mis papás se dieron cuenta. Una noche me dijeron que me veían triste y me preguntaron si tenía algún problema. Me puse a llorar, les conté lo que me estaba pasando y les pedí que me ayudaran. Me abrazaron, y dijeron que me entendían y que podía contar con ellos”. De inmediato los padres de Ilaria pusieron manos a la obra y la ayudaron a hacer buenos amigos en la congregación.
15. Mencione un caso que demuestre que Jesús era perspicaz y conocía los puntos fuertes de la gente.
15 Jesús no solo conocía los puntos débiles de sus discípulos, sino también los fuertes, como lo demuestra el caso de Natanael. Cuando este futuro discípulo se enteró de que Jesús venía de Nazaret, dijo: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (Juan 1:46). ¿Le suena despectivo este comentario? ¿Habría pensado que Natanael no tenía fe o que era negativo? Jesús no lo hizo; vio más allá de las apariencias, buscó sus cualidades y lo llamó un hombre íntegro, “en quien no hay engaño” (Juan 1:47). Él podía leer los corazones y usó esa habilidad para ver las cualidades de las personas.
16. ¿Cómo pueden ayudar a sus hijos a desarrollar todo su potencial?
16 Ustedes no pueden leer los corazones, desde luego, pero Jehová puede ayudarlos a ver más allá de las apariencias. Traten de ver las cualidades de sus hijos. Nunca les digan ni les hagan creer que son rebeldes o problemáticos. Aun si les cuesta hacer las cosas bien, díganles que les ven mucho potencial y que están seguros de que quieren hacer lo correcto. Felicítenlos por sus progresos y ayúdenlos a desarrollar su capacidad dándoles poco a poco más responsabilidades. Eso fue precisamente lo que hizo Jesús con sus discípulos, entre ellos Natanael (también llamado Bartolomé). Más o menos un año y medio después de conocerlo lo nombró apóstol, y Natanael cumplió fielmente la asignación que recibió (Luc. 6:13, 14; Hech. 1:13, 14). Por lo tanto, padres, no dejen de animar y felicitar a sus hijos. Así, en lugar de pensar que nada de lo que hacen es suficiente, sentirán que pueden ser útiles para Jehová.
EDUCAR BIEN A SUS HIJOS LES DARÁ MUCHAS ALEGRÍAS
17, 18. ¿Cuál puede ser el resultado de educar bien a los hijos?
17 El apóstol Pablo fue como un padre para muchos cristianos, entre ellos los de la ciudad de Corinto. Como tal, a veces se sintió muy preocupado y angustiado, pues tenía un amor inmenso por ellos. ¿Verdad que muchos padres se identifican con los sentimientos del apóstol? (2 Cor. 2:4; 1 Cor. 4:15). Fíjense, por ejemplo, en lo que dice Victor, que crió dos hijos y una hija: “La adolescencia no fue la etapa más fácil, pero hubo muchas más cosas buenas que malas. Jehová nos ayudó a hacernos buenos amigos de nuestros hijos”.
18 No se den por vencidos nunca. Enseñen a sus hijos a permanecer cerca de Dios y demuéstrenles siempre su amor. Deseamos de todo corazón que los vean crecer y convertirse en siervos fieles de Dios, y que puedan decir con gran alegría que sus hijos “siguen andando en la verdad” (3 Juan 4).
a Encontrarán sugerencias útiles en el volumen 1 de Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, página 317, y en el volumen 2, páginas 136 a 141.