JUAN
Notas de estudio. Capítulo 15
Yo soy la vid verdadera. Esta metáfora de Jesús se parece a otras que se mencionan en las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, en la profecía de Isaías se llama a la casa de Israel “la viña de Jehová de los ejércitos” (Is 5:1-7). Jehová también comparó a la infiel Israel a “una vid que se degeneró” y que se convirtió “en brotes de una vid ajena” (Os 10:1, 2; Jer 2:21). En cambio, Jesús es “la vid verdadera” y su Padre es “el agricultor”. Después de comparar a sus discípulos a “ramas” o sarmientos de la vid, los animó a mantenerse unidos a él. Las ramas de una vid literal tienen que estar unidas al tronco para vivir y dar fruto. Del mismo modo, los discípulos tenían que estar unidos a Jesús para mantenerse vivos y productivos en sentido espiritual. Este ejemplo también enseña que, tal como un agricultor espera que la vid produzca fruto, Jehová espera que los que están en unión con Cristo produzcan fruto espiritual. Esta metáfora destaca la unidad que existe entre Jesús y sus verdaderos discípulos, así como la que existe entre los discípulos y el Padre de Jesús (Jn 15:2-8).
limpia. O “poda”. Aquí se usa la forma verbal de la palabra griega que se traduce como “limpios” en Jn 15:3.
vida. O “alma”. El sentido del término griego psykhḗ, que tradicionalmente se traduce como “alma”, depende del contexto. Aquí se refiere a la vida de una persona. Ver glosario, alma.
Ya no los llamo esclavos. Por lo general, el término griego para “esclavo” (dóulos) hace referencia a personas que pertenecen a otros (Mt 8:9; 10:24, 25; 13:27). También se usa en sentido figurado para referirse a los siervos leales de Dios y de su Hijo, Jesucristo, tanto si son seres humanos (Hch 2:18; 4:29; Ro 1:1; Gál 1:10) como si son ángeles (Ap 19:10, donde aparece el término relacionado sýndoulos). También se emplea en sentido figurado para hablar de personas esclavizadas al pecado (Jn 8:34; Ro 6:16-20) o a la corrupción (2Pe 2:19). Al sacrificar su vida perfecta, Jesús usó el valor de su sangre para comprar las vidas de todos sus discípulos. Por eso los cristianos no se pertenecen a sí mismos, sino que son “esclavos de Cristo” (Ef 6:6; 1Co 6:19, 20; 7:23; Gál 3:13). Aunque Jesús llamó amigos a los apóstoles, cuando él pagó el precio para liberarlos del pecado, ellos se convirtieron en sus esclavos. A veces el propio Jesús llamó esclavos a sus seguidores (Jn 15:20).
mundo. En este contexto, la palabra griega kósmos se refiere a los seres humanos que no son siervos de Dios, es decir, a la sociedad humana que no obedece a Dios y está apartada de él. Juan es el único escritor de un Evangelio que cita las palabras de Jesús de que sus seguidores “no son parte del mundo”, no le pertenecen al mundo. Jesús repitió esta misma idea dos veces más durante la última oración que hizo con sus apóstoles fieles (Jn 17:14, 16).
Por causa de mi nombre. En la Biblia, el término nombre a veces se refiere a la propia persona que lo lleva, a su reputación y a todo lo que la persona representa (ver la nota de estudio de Mt 6:9). En el caso de Jesús, su nombre también se refiere a la autoridad y el puesto que su Padre le ha dado (Mt 28:18; Flp 2:9, 10; Heb 1:3, 4). En este versículo Jesús explica por qué el mundo maltrataría a sus discípulos: “Porque no conocen al que me envió”. Si conocieran a Dios, entenderían y reconocerían lo que representa el nombre de Jesús (Hch 4:12). Entre otras cosas, representa su puesto como gobernante nombrado por Dios, es decir, como Rey de reyes, ante quien todos deben inclinarse en muestra de sumisión para obtener la vida (Jn 17:3; Ap 19:11-16; comparar con Sl 2:7-12).
en la Ley de ellos. Esta expresión se refiere aquí a todas las Escrituras Hebreas. La cita que le sigue está tomada de Sl 35:19; 69:4. La palabra “Ley” se usa con el mismo sentido en Jn 10:34; 12:34.
ayudante. Vea la nota de estudio de Jn 14:16.
ese. El pronombre demostrativo griego ekéinos tiene género masculino y se refiere al “ayudante”, que también tiene género masculino en griego. Ver las notas de estudio de Jn 14:16; 16:13.
desde el principio. O “desde que comencé”, es decir, desde que Jesús comenzó su ministerio.