Reflexionando sobre una educación superior
EN TIEMPOS pasados, la mayoría de la gente opinaba que el camino al éxito y la felicidad era adquirir una educación superior universitaria. Pero ahora muchos están reflexionando en cuanto a esto.
¿Por qué este cambio de actitud? Por una combinación de factores que no eran tan obvios hace una década o dos. Ahora estos factores se han acumulado a tal grado que la educación ‘superior’ se halla en una condición de crisis en muchos países.
La Corporación Carnegie de los Estados Unidos recientemente efectuó uno de los estudios más abarcadores sobre los problemas que afronta la educación. Un participante, Charles Silberman, director de una publicación y ex-maestro universitario, dijo del estudio: “Cuando comenzamos, yo creía que los críticos más severos de las escuelas estaban exagerando las cosas. Pero ahora me parece que decían menos de lo que la situación indica.”
Cursos inadecuados
Un campo de la crítica tiene que ver con los cursos de estudio de muchos colegios de enseñanza superior. A algunos educadores les parece que a menudo los cursos no preparan a los jóvenes para los campos en los que entrarán, o para la vida en general.
Por ejemplo, es cosa fundamental para la entera estructura de la educación el entrenamiento de los maestros. Pero acerca de este campo vital dijo el Sr. Silberman: “No he conocido todavía a un maestro de escuela suburbana de clase media que considerase su preparación aun remotamente adecuada. Al contrario, la gran mayoría concuerda con la opinión de Seymour Sarason, de Yale, de que ‘el contenido y los procedimientos de la educación del maestro con frecuencia no tienen pertinencia demostrable a la tarea docente misma.’”
Esta misma crítica se dirige también a otros campos de la educación, no solo al entrenamiento del maestro. Muy a menudo se estudian cursos que tienen poca relación o ninguna con lo que el estudiante va a hacer después de graduarse. Es por eso que a muchos educadores les parece que, para un título de artes liberales, en particular, se debe dar más énfasis a cómo aprender en vez de aprender datos que jamás se utilizarán. Pero para eso se requiere habilidad considerable de parte de los maestros. Y como muestra el informe de Carnegie, los maestros mismos reconocen que no están preparados.
También, lo que hace más complejo el asunto es que al maestro de término medio se le va haciendo cada vez más difícil dar a los estudiantes la atención personal que necesitan. ¿Por qué? “En los enormes colegios de enseñanza superior de hoy día, el estudiante se pierde en un laberinto de condiscípulos. Los días en que los maestros tenían clases pequeñas y efectuaban sesiones de preguntas y respuestas con aproximadamente una docena de estudiantes a la vez han sido reemplazados por condiciones de apiñamiento. Las clases son grandes, los terrenos están congestionados como las calles de las ciudades grandes, los dormitorios están atestados y algunos están lejos de ser lugares tranquilos donde se pueda estudiar.”—U.S. News & World Report.
En consecuencia, las universidades se van pareciendo cada vez más a enormes fábricas que producen graduados no preparados, o inseguros, en cuanto al trabajo de su vida.
Dificultades financieras
En vez de que haya más maestros y mejores comodidades, la situación va en la dirección contraria. ¿A qué se debe esto? El presidente del Colegio Dartmouth, John G. Kemeny, contesta: “La educación superior, tanto pública como privada, está afrontando su más grave crisis financiera de la historia.”
Los gastos de mantener en funcionamiento los colegios universitarios aumentan velozmente, pero los ingresos no. En consecuencia, muchos colegios han tenido que disminuir el personal y las comodidades cuando más se necesita la expansión. Ya 500 colegios universitarios estadounidenses se encuentran en intensa dificultad financiera. El doble de ese número va encaminándose a lo mismo. “Ya algunos colegios particulares pequeños han cerrado por falta de fondos, y otros están en peligro de caer. Casi todas las universidades públicas apenas la van pasando. Y las instituciones más grandes y más ricas y de mayor prestigio están teniendo grandes déficits,” dice The Wall Street Journal.
Princeton prevé un déficit de más de dos millones de dólares este año, el déficit de Columbia para el año escolar que comenzó en el otoño de 1969 fue de once millones de dólares y el de 1970 es aun mayor. Los déficits de Yale en recientes años escolares han sido como sigue: 1967... 300.000 dólares; 1968... 900.000 dólares; 1969... 1.250.000 dólares y se calcula que en 1970 fue de 1.750.000 dólares. El presidente de Yale, Kingman Brewster, Jr., advierte: “Si fuese a continuar la presente merma de fondos . . . tendríamos que abandonar la calidad de lo que estamos haciendo, abandonar grandes zonas discernibles de actividad o abandonar el esfuerzo de ser accesibles según los méritos del talento, no de la riqueza o de la raza o de la herencia.”
Por supuesto, no todos los colegios o universidades tienen severas dificultades financieras. Pero una cantidad cada vez mayor las va teniendo. También, el costo, para cada estudiante, está subiendo vertiginosamente. Es por eso que algunos padres se están haciendo preguntas escrutadoras en cuanto a si sería aconsejable enviar a sus hijos a instituciones costosas que tienen un futuro tan oscurecido sin ningún mejoramiento a la vista.
Violencia y cinismo
El desorden en los terrenos universitarios es otro factor que perjudica a la educación ‘superior.’ En colegios universitarios de todas partes del mundo ha habido violencia a causa de diversas cuestiones como la guerra de Vietnam, el nacionalismo, la injusticia racial y el papel que desempeña el colegio mismo.
Los jóvenes universitarios tienen fuertes opiniones. Algunos no titubean en dar a conocer sus opiniones aunque signifique violencia y revuelta. Esto a menudo ha desbaratado el procedimiento en las salas de clase. En los Estados Unidos, “el año escolar de 1969 a 1970 cerró en la primavera de 1970 con seis estudiantes muertos y docenas de heridos en los levantamientos que ocurrieron en los terrenos universitarios, con 125 escuelas cerradas por diversos períodos debido a huelgas estudiantiles, de modo que la educación superior afrontaba su más severo desafío, una lucha por su existencia,’ informó el Sunday News de Nueva York. Algunos padres y estudiantes exigieron un reembolso de su pago de matrícula y enseñanza debido a que no se celebraron las clases.
En un estudio de los desórdenes en los terrenos universitarios, una comisión gubernamental dijo: “Encontramos informes amenazadores y sumamente alarmantes y desagradables de que los estudiantes se están proveyendo de abastecimientos de armas, y que otros se están preparando para tomar la ley en sus propias manos contra los manifestantes.”
De modo que, en el caso de muchos jóvenes, el colegio universitario está suministrando otra clase de educación, una educación en revuelta y violencia. Muchos son los padres que enviaron sus hijos a la universidad con elevadas esperanzas, solo para horrorizarse al ver cómo salieron.
Cuando se abrieron los colegios de enseñanza superior en el otoño de 1970, los oficiales de éstas contuvieron el aliento con algún temor. Sin embargo, no hubo tanta violencia como el año anterior. ¿Por qué no? Personas en estrecha relación con los estudiantes opinan que muchos de ellos se han caído en una disposición de ánimo de intenso cinismo, habiendo perdido toda fe en que su gobierno, sus mayores y oficiales escolares hayan de efectuar cambio significativo.
Los peritos advierten que ese profundo cinismo, aunque resulte en un terreno universitario más tranquilo por algún tiempo, puede resultar mucho más peligroso a la larga. En otra crisis, ese cinismo puede convertirse en acción mucho más grave que todo lo que ha pasado hasta ahora.
¿Qué clima moral?
La violencia y la rebelión no son la única clase de actividad revolucionaria que hay en las universidades. Hay otra clase de revolución que se está esparciendo. Esta tiene que ver con los arreglos de alojamiento. Se está haciendo más frecuente el que a hombres y mujeres se les permita compartir sin supervisión los mismos edificios con dormitorios. En otros lugares a menudo unos pueden visitar libremente los cuartos de otros y viceversa a cualquier hora del día o de la noche.
Unos cuantos educadores han concluido que esto no resulta en que la moralidad sexual degenere. Por ejemplo, cuando unos padres consternados preguntaron si era correcto el tener edificios coeducativos de dormitorios en el colegio al que asistía su hija, un oficial del colegio contestó: “¿No se les ha ocurrido a ustedes alguna vez que los muchachos que estén en el edificio de dormitorios de su hija la consideren como una hermana en vez de simplemente como un objeto sexual?”
Ese punto de vista es ingenuo en sumo grado. El pensar que a los jóvenes y las jóvenes de hoy, criados con consentimiento, se les pueda poner juntos en la misma casa sin supervisión y entonces que ellos se hayan de considerar unos a otros solo como hermano y hermana es increíble, pura fantasía.
A algunos adultos les parece que si los estudiantes no han aprendido a distinguir entre lo bueno y lo malo antes de ir al colegio universitario, entonces es demasiado tarde una vez que llegan allí. Pero aunque hayan aprendido lo que es bueno, aplica el sólido principio bíblico de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” (1 Cor. 15:33) Bajo la presión de las circunstancias, el estar alrededor de otros jóvenes de ambos sexos que no ven nada malo en la conducta sexual relajada, puede corromper las normas morales elevadas que previamente hayan tenido ciertos jóvenes.
Por supuesto, a algunos oficiales escolares, padres y estudiantes no les importa la moralidad sexual elevada. Pero si usted es padre o madre y tiene un hijo o una hija que está en la escuela secundaria, y piensa enviar a él o a ella a la universidad, ¿le importa? Si le importa, tiene que considerar este hecho escueto: sin duda, el colegio de enseñanza universitaria tiende a corromper la moralidad sexual. Pregunte a los que han estado allí. Si son veraces, rara vez hallará a alguno que diga que su moralidad ha sido mejorada.
El Dr. L. T. Woodward, autor y graduado de la Escuela Médica de la Universidad de Nueva York, dice que aunque la inmoralidad sexual ha aumentado muy rápidamente en la escuela secundaria, “las relaciones sexuales en el colegio universitario están aun más esparcidas. Es posible entrevistar a grupos enteros de estudiantes de último año de colegios universitarios, tanto a muchachos como a muchachas, y hallar solo un pequeño porcentaje de estudiantes que jamás haya tenido coito sexual.” Hizo notar que aunque muchos entran en el colegio vírgenes, “para cuando se gradúen, cuatro años después, un porcentaje muy elevado de los estudiantes universitarios ya no serán vírgenes.”
La verdad del asunto es ineludible: para los estudiantes jóvenes, impresionables, quizás ausentes de casa por primera vez, el colegio por lo general es devastador para la moralidad sexual. No hay razón alguna para creer que su hijo o su hija será la excepción.
La escena de las drogas
La desintegración de la moralidad sexual está empeorada por la actual manía de las drogas. La mayoría de los estudiantes universitarios por lo menos ha experimentado con alguna clase de droga. Aumenta el número de los que recurren al mortífero hábito de la heroína.
En un terreno universitario de Nueva York, Marshall Berman, profesor auxiliar de ciencia política, declaró: “Lo que me parece que está envuelto en el asunto es que muchos jóvenes sufren amargura en silencio viendo que sus vidas se desintegran, de modo que usan heroína para poder observar la desintegración y divertirse.”
Tan común ha llegado a ser el uso de las drogas en los colegios universitarios que el Times de Nueva York dice: “Con la misma franqueza con que algunos estudiantes . . . hacen su tarea en el césped principal del terreno del City College, otros se congregan allí para comprar y usar heroína. . . . la presencia de usuarios en ciertas secciones, como el césped y la cafetería, es dramáticamente visible. Durante un período de 15 minutos después del cambio de clases del mediodía, se observó que 12 personas estaban efectuando compras.”
Habría de esperarse
Es verdad que actitudes similares para con la violencia, las relaciones sexuales y las drogas existen en ciudades y naciones en general. Pero en el colegio universitario están más concentradas y se presentan en una edad en que los jóvenes tienden a experimentar y están lejos de la restricción doméstica.
¿El resultado? Una ola enorme de comportamiento que pocos padres quieren. A menudo se produce un cambio de personalidad que hace llorar a los padres. Los jóvenes están expuestos a un clima de violencia, cinismo, inmoralidad sexual con sus concomitantes enfermedades venéreas y preñeces indeseables, desilusión y el recurrir a las drogas. ¿Es ésa la clase de ambiente que usted quiere para sus hijos?
Sin embargo, ¿qué más podría esperar? Impera una filosofía atea en casi todos los colegios. Están dominados por el pensamiento evolucionista, que hace a la gente más sensual en su punto de vista. Hay poca o ninguna fuerza restringente o guía para sus vidas. Esto resulta en abandono de los elevados principios de la Biblia que han demostrado ser de gran beneficio en la vida de las personas que temen a Dios, como pueden atestiguar los testigos de Jehová, que creen y practican esas normas.
Oportunidades de trabajo
Por otra parte, ¿qué hay de una de las razones principales que la gente tenía para ir a la universidad... la de que lo preparaba a uno para un trabajo mejor? Ahora hasta eso está en tela de juicio. Las oportunidades de trabajo para los graduados universitarios jamás han sido más escasas en muchos países.
Consejeros que hay en los colegios universitarios y que buscan colocaciones informan que ha habido un descenso agudo en el número de casos de graduados que han sido contratados por compañías. El director de colocaciones del estado de Michigan lo llama “el peor mercado de trabajos en la historia de 26 años de la agencia de colocaciones aquí.” Y los colegios están graduando un número marca de estudiantes que están compitiendo por la cantidad disminuyente de empleos vacantes.
Aun los que tienen títulos que se destacan por su superioridad tienen dificultades. Robert Brocksbank, jefe de los esfuerzos de la Mobil Oil Corporation por reclutar graduados de colegio, dijo: “Muchos individuos que fueron a la escuela comercial para alcanzar su meta lucrativa van a quedar desilusionados este año. Muchas compañías están reduciendo el número de aceptaciones de los MBA [título de académico en administración comercial] por primera vez en años.”
Millares de personas con títulos académicos y doctorados, como científicos, educadores, ingenieros y ejecutivos de corporaciones, han perdido sus trabajos en estos tiempos de dificultad económica. “El desempleo entre los trabajadores profesionales y técnicos ha subido en 67% en el último año,” informa The Wall Street Journal. Un químico que había estado ganando 40.000 dólares al año fue despedido porque la compañía estaba eliminando gastos. Dijo: “He escrito más de 600 cartas y no he obtenido una sola oferta firme de trabajo.”
Otro problema es que hay compañías que vacilan en cuanto a emplear a un hombre que les parece demasiado capacitado para un trabajo. El individuo con doctorado, desesperado, quizás solicite trabajo con menos sueldo. Pero por lo general las compañías evitan emplear a ese individuo. Les parece que fácilmente puede quedar descontento, y que tan pronto como tenga oportunidad de obtener mejor trabajo renunciará.
Algunos no han sido despedidos de trabajos bien remunerados. Ellos han renunciado. ¿Por qué? The Wall Street Journal dice: “La mayoría de los hombres que han soltado su agarro de la escalera corporativa y se han bajado de ésta dicen que si tienen algún pesar por ello es raro, y fugaz. Su desilusión con su anterior modo de vivir y trabajo es tan fuerte que sobrepuja a todo pensamiento de volver. Eso aplica aun a los que no están seguros de adónde van y a los que están luchando por permanecer solventes.”
Sí, tal como muchos estudiantes están ‘saliéndose’ de lo que llaman la ‘carrera de ratas’ universitaria, así, también, muchos ejecutivos están saliéndose de la ‘carrera de ratas’ ejecutiva o profesional en la cual entraron con tan elevadas esperanzas después de salir de la universidad. Esto habla lamentablemente del modo de vivir que promete una educación universitaria.
En realidad, la desilusión con el propósito y los resultados de la enseñanza universitaria es tan grande ahora que solo aproximadamente la tercera parte del número de estudiantes que entra en el colegio de enseñanza universitaria completa un curso de cuatro años. En un “Informe sobre la educación superior” publicado en la Universidad de Stanford en marzo de 1971 se hizo notar lo siguiente: “La mayoría de los que se salen citan el descontento con la enseñanza superior y el deseo de hacer una nueva consideración de sus metas e interés personales como las razones principales por las cuales han abandonado la escuela. . . . El colegio universitario no está captando la atención ni ganándose el entusiasmo de muchos estudiantes. Para algunos, es una experiencia decididamente negativa.”
Otro trabajo
En días pasados, la universidad ayudaba a muchos a encontrar mejores puestos. Pero los tiempos están cambiando. Hoy hay muchos trabajos que no requieren educación universitaria y que son remunerativos. Habilitan a una persona a adquirir un oficio que se puede utilizar en muchos lugares.
Hasta hace poco se hacía que pareciera que la persona que efectuaba trabajo manual no estaba efectuando trabajo respetable. No se le veía como persona que hubiera alcanzado buen éxito. Pero muchos graduados de enseñanza universitaria y personas profesionales llamados ‘respetables’ hoy se preguntan de dónde vendrá su siguiente comida, mientras que los carpinteros, plomeros, oficinistas, electricistas y otros que tienen un oficio y efectúan trabajo manual tienen empleo. En la actualidad algunos recogedores de basura están ganando 10.000 dólares al año.
No es ninguna deshonra el que uno aprenda un oficio y trabaje con las manos. De hecho, en estos días está llegando a ser lo práctico. Esa es otra razón por la cual algunos padres ahora han reflexionado sobre este asunto de una educación de universidad. Optan por encauzar a sus hijos e hijas a oficios más útiles en la escuela secundaria donde éstos se pueden aprender, por lo menos parcialmente. Después de graduarse de la escuela secundaria, pueden continuar brevemente en una escuela de artes y oficios u obtener valioso entrenamiento en el trabajo mismo. Entonces llenan los requisitos para un oficio y evitan la angustia que a menudo se sufre en los puestos del tipo de ejecutivo.
Los padres que son testigos de Jehová tienen otra razón muy sólida para encauzar la vida de sus hijos a oficios útiles. Saben, por la profecía bíblica cumplida, que la sociedad industrial de hoy se acerca a su fin. Pronto el Dios Todopoderoso mismo le asestará su golpe de muerte. (Pro. 2:20, 21; 1 Juan 2:17) Después de eso, en el nuevo orden de Dios, se efectuará una obra de reconstrucción para transformar toda esta Tierra en un paraíso. (Luc. 23:43) Entonces serán muy útiles los oficios de muchas clases, así como habilidades en la agricultura y en los quehaceres domésticos. De modo que, al alejar a sus hijos de la llamada educación ‘superior’ de hoy, estos padres les ahorran a sus hijos el exponerse a un ambiente cada vez más desmoralizante, y al mismo tiempo los preparan para la vida en un nuevo sistema.
[Ilustración de la página 5]
¿SUMINISTRARÁ REALMENTE MEJORES OPORTUNIDADES DE TRABAJO?
¿TE MEJORARÁN MENTAL Y MORALMENTE LAS ASOCIACIONES EN LOS TERRENOS UNIVERSITARIOS?
¿Cuán provechosa es una educación universitaria?