¿Quién se beneficia más de la “revolución verde”?
¿A QUÉ conclusión llega la persona de término medio al leer acerca de la manera espectacular en que la “revolución verde” ha aumentado los rendimientos? Probablemente piensa que más y más personas pobres están siendo alimentadas y que el número de éstas está decreciendo.
¿Es ése el caso? Desafortunadamente no lo es. No son los más necesitados los que más se benefician. Podemos ver el porqué cuando los expertos agrícolas explican lo que hay que hacer para producir los nuevos cultivos de gran rendimiento.
Entre otras cosas, explica Dean Fraser, profesor de virología de la Universidad de Indiana, las nuevas semillas producen abundantemente “solo si se les aplica grandes cantidades de fertilizantes.” Por lo tanto los fertilizantes también deben estar disponibles. Pero los abastecimientos de fertilizantes no siempre son abundantes en los países subdesarrollados.
Aun cuando tales abastecimientos sí están disponibles, el agricultor tiene que tener los medios para comprar el fertilizante. En la mayoría de los países más pobres los mismos agricultores son pobres. Por consiguiente, es el agricultor que ya está en mejor situación y que tiene los medios para comprar el fertilizante el que por lo general extrae los mayores beneficios, no el que sufre de mayor hambre.
Hay algo más que es necesario y que es aun más crítico que los fertilizantes. En India’s Green Revolution el autor F. R. Frankel declara: “El cultivo con buen éxito de los trigos enanos depende aun mucho más de abastecimientos de agua seguros. De hecho, el riego es algo esencial en el ciclo de crecimiento de la planta para la realización de su potencial fecundidad.” Y el arroz necesita aun más agua que el trigo.
El riego no es lo mismo que la caída de lluvia. Las nuevas variedades no pueden depender de las inconstantes lluvias. Requieren riego con regularidad. Por lo tanto un seguro abastecimiento de agua es una necesidad. El agua de riego puede venir por un sistema de canales de río. Pero en los países más pobres, a menudo éstos no han sido construidos. En la mayoría de los casos se requiere el uso de bombas para extraer el agua de la profundidad de la tierra.
Para hacer todo esto se necesita tecnología; se necesitan máquinas para excavar los canales, y fábricas para hacer bombas. Además, dice Frankel: “Los nuevos trigos también requieren un equipo agrícola más complicado para producir los rendimientos óptimos: mejores arados, discos y gradas de dientes para nivelar la tierra apropiadamente [de otro modo el riego no sería práctico]; máquinas para sembrar y fertilizar, y para plantar a poca profundidad y para espaciar exactamente las semillas; y equipo para proteger a las plantas del añublo y otras enfermedades.”
¿Quién tiene los medios para comprar todo esto? De nuevo, es el agricultor que ya es más próspero.
Note que se necesita equipo para la protección. Esto incluye el uso de grandes cantidades de insecticidas para proteger los nuevos granos. No solo se necesita dinero para obtenerlo, sino que éste también es un agente contaminador. Sin embargo, se excusa su uso en grandes cantidades como el menor de dos males. Se piensa que un hombre hambriento no está tan preocupado por los daños a plazo largo que el insecticida produce. Quiere poner alimento en su estómago. Sin embargo, a la larga de todas maneras hay que pagar el precio.
Resumiendo estas necesidades, U.S. News & World Report declaró: “Sin embargo, las nuevas semillas de por sí no pueden revolucionar la agricultura. Todo su pleno potencial genético no se puede realizar sin riego y grandes cantidades de fertilizantes e insecticidas.” Todo eso requiere dinero. No son los pobres y los hambrientos los que lo tienen.
Debido a estas razones, el libro India’s Green Revolution declara: “Los beneficios de la nueva tecnología han sido distribuidos muy desigualmente.”
Esta conclusión está respaldada en el libro The Survival Equation, que dice:
“Hay que decir que la revolución es muy ‘selectiva,’ . . . Es suficiente con recordar que las tres cuartas partes de la tierra cultivada de la India no tiene riego, y predomina la agricultura ‘seca.’ Si no fuera por ninguna otra razón, vastas extensiones del país no han sido alcanzadas en absoluto por la transformación e igualmente vastas extensiones solo se pueden jactar de tener ‘pequeñas islas dentro de sí.’ . . .
“La revolución verde afecta a los pocos más bien que a los muchos no solo debido a las condiciones ambientales sino porque a la mayoría de los agricultores les faltan recursos . . . El esperar ser parte de ésta y sin embargo no poderlo lograr, crea situaciones sociales, económicas y políticas potencialmente perturbadoras. Y éste es el otro lado de la moneda en cualquier avalúo del curso de la revolución verde.”
Por consiguiente, aunque el total de las cosechas e ingresos puede aumentar, éstos no están distribuidos equitativamente Por ejemplo, en dos de las más grandes zonas trigueras de la India, Bihar y Uttar Pradesh, se calcula que 80 por ciento de todas las granjas tienen menos de tres hectáreas de extensión. Esto quiere decir que por lo general no tienen los recursos necesarios para aprovecharse de la nueva tecnología. Así es que solo se beneficia un porcentaje relativamente pequeño de los verdaderamente necesitados. De hecho, en toda la India, se dice que 185 millones de personas viven en granjas que tienen menos de dos hectáreas de extensión.
Además, en muchos países más pobres hay granjeros que no son dueños de sus granjas sino que las arriendan a los terratenientes. Y en años recientes el valor de la tierra ha aumentado. En zonas cercanas a donde la “revolución verde” ha estado en evidencia, los valores a veces aumentaron tres, cuatro o cinco veces. Como consecuencia, los alquileres subieron hasta las nubes, lo cual hace las cosas más difíciles para el arrendatario. Y algunos terratenientes, al ver las ganancias que se pueden obtener de las nuevas cosechas, deciden cultivar la tierra por sí mismos. Así es que echan al arrendatario de la tierra, reduciéndolo a la condición de trabajador sin tierra.
Es asombroso el número de trabajadores sin tierra en las zonas rurales. Se dice que tan solo en la India el número de los que no tienen tierra sobrepasa los 100 millones. Esto es sin contar a las millones de personas pobres apiñadas en las ciudades.
Estos trabajadores sin tierra de la India, junto con los 185 millones de los que cultivan menos de dos hectáreas, ¡representan casi 300 millones de personas! Esa es la mayoría de la población rural de la India. Y la mayoría de ellos viven en la más abyecta pobreza. El ingreso promedio de ellos se dice que es de solo 200 rupias (unos 21 dólares) por persona al año.
¿Con qué resultados? India’s Green Revolution declara que esto “de hecho ha conducido a la absoluta deterioración de la condición económica” de la gente más pobre. Y un economista escribe en The Survival Equation que ‘el rico se hace más rico, pero el pobre más pobre.’
Por lo tanto, la misma gente a la que la “revolución verde” iba a ayudar, es a la que menos está ayudando. Y en los países subdesarrollados del mundo, ese es un problema de enormes proporciones.
Puede volverse “roja”
El alcance del problema se puede ver al reparar en las palabras de la primer ministra de la India, Indira Gandhi. Dirigiéndose a los principales ministros de todos los estados de la India, dijo: “La advertencia de los tiempos es que a menos que la revolución verde sea acompañada por una revolución basada en la justicia social puede ser que la revolución verde no permanezca verde.”
Lo que se implica es que podría volverse “roja,” es decir, comunista, como una reacción en contra de la continua pobreza, hambre e injusticia. Eso ha sucedido antes cuando los pobres han visto deteriorarse su situación mientras que otros, especialmente los más adinerados, se beneficiaban.
Tampoco debe uno llegar a la conclusión de que ésta es solo la situación aislada de un país. Es la regla más bien que la excepción. Un funcionario agrícola de Colombia dijo a los invitados a una conferencia sobre nutrición en aquel país: ‘La “revolución verde” está pasando por alto a la gente, a la gente que más la necesita. Está ensanchando la brecha entre los que “tienen” y los que “no tienen.”’
También, The Bulletin, una revista semanal de Australia, dijo: “El fracaso de los alimentos en adelantarse a la población no es primariamente un problema agrícola sino un problema económico. La verdad del caso es que la mayoría de la gente es demasiado pobre para comprar los alimentos mejores que necesita, aun cuando éstos están disponibles.” Y esto hasta cierto punto también sucede en los Estados Unidos, donde el gobierno paga a los agricultores para mantener la tierra sin producir mientras que al mismo tiempo millones de americanos no reciben suficiente alimento, por no poder costear una dieta adecuada para la buena salud.
Resumiendo esta situación, un reciente informe suministrado por A. H. Boerma, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, declara: “Si ha habido algún cambio en la distribución de los beneficios adicionales en agricultura, es que ha llegado a ser más desigual, con el resultado de que con los años ha aumentado la población hambrienta y mal alimentada.”
[Ilustración de la página 8]
El libro “India’s Green Revolution” declara que solo una minoría se beneficia y que la mayoría de los pobres se hace más pobre