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  • El problema de las madres solteras
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¡Despertad! 1972
g72 8/12 págs. 8-12

El problema de las madres solteras

PARA una pareja casada, el nacimiento de un bebé anhelado representa un momento feliz en su vida. ¡Qué contentos y orgullosos se sienten de tener el hijo que desean!

Pero para un número cada vez mayor de personas, en particular mujeres, el nacimiento de un bebé es una gran tragedia. Característica entre tales mujeres es ésta, cuya historia de la vida real ya no es cosa rara:

“Mi amigo y yo íbamos juntos a la escuela y mi abuela, que me crió, lo quería mucho. Le permitía visitarme, y nos las arreglábamos para quedarnos solos bastante tiempo. Tenía unos 20 años de edad cuando llegamos a tener relaciones íntimas.

“Al principio estaba temerosa y renuente, pero mi amigo instó, asegurándome que él no permitiría que nada pasara. Y por un tiempo nada pasó. Pero un día me di cuenta de que estaba embarazada, y después de eso el miedo y la infelicidad fueron mis constantes compañeros.

“Cuando estuve segura de estar embarazada tuve que contárselo a mi abuela. Jamás he podido olvidar su reacción a mis noticias. Me echó una mirada conmovedora y exhaló un grito como si su corazón fuera a romperse. Desde entonces en adelante llegué a estar cada vez más consciente de cuánto la había lastimado y de cómo mis acciones afectarían tanto su vida como la mía.

“Puesto que vivíamos en un pueblo pequeño, lo que había hecho pronto llegó a ser del dominio público. Mi abuela siguió cuidando de mí pero me trataba con frialdad y desde ese entonces a duras penas se cambió entre nosotras una palabra amable. Cada vez que miraba sus ojos veía esa mirada herida.

“Tan pronto como mi embarazo se hizo evidente a otros, conocí lo que eran la verdadera infelicidad y vergüenza. Cada vez que salía veía dedos señalándome y oía risas ahogadas a mis espaldas. Después de un tiempo solo salía cuando era absolutamente necesario.

“Para este tiempo todas mis amistades, sin excepción, dejaron de hablarme. Para empeorar las cosas, mi amigo y yo dejamos de vernos después de quedar embarazada, puesto que no estábamos en posición económica para casarnos y porque ambos estábamos confusos en cuanto a cómo nos sentíamos ahora el uno hacia el otro. Así es que llegué a estar extremadamente sola.

“Pero fue cuando comencé con mis dolores de parto que repentinamente me envolvió el completo significado de lo que había hecho. No tenía a nadie de quien esperar comprensión, nadie que sostuviera mi mano y me confortara. No tenía un esposo que me asegurara su amor en este momento crucial. No tenía nada más que mi dolor por compañía. No me puedo recordar de un momento más angustioso en mi vida.

“¡Cómo me pesaba lo que había hecho! Pero no se podía deshacer el pasado. Era algo con lo que tendría que convivir por el resto de mi vida. También llegué a comprender que aunque se requieren dos para tener un bebé, es a la mujer a quien le toca el mayor sufrimiento. Llegué a ser más sensata, pero era demasiado tarde.”

Esas expresiones reflejan la ansiedad y vergüenza que muchas mujeres sienten al saber que están embarazadas sin estar casadas.

¿Cuán grande es el problema?

La ilegitimidad es uno de los problemas sociales más serios y apremiantes de nuestro tiempo. Tan solo en el estado de Nueva York los nacimientos ilegítimos se han cuadruplicado desde 1946. En un año reciente 20 por ciento de todos los nacimientos fueron ilegítimos, y el 34 por ciento de éstos fueron de madres adolescentes. Muchas otras zonas a través de los Estados Unidos siguen muy de cerca.

Algunos expertos gubernamentales predicen que para 1980 el número de los bebés no deseados que nacerán en los Estados Unidos alcanzará a 400.000 cada año. Y por supuesto, ¡eso no incluye a los bebés muertos por abortos!

En Inglaterra, el número de partos tenidos por jóvenes menores de dieciséis años ha aumentado en un 200 por ciento en la última década. En Suecia cerca de un quinto de todos los bebés ahora nacen fuera del yugo matrimonial. Otros países informan aumentos similares.

Las razones

Una de las razones dadas por el aumento de los nacimientos ilegítimos es el desplome moral en la sociedad. Este ha introducido una ‘revolución sexual,’ especialmente para las mujeres. Aunque en el pasado muchos hombres sentían que podían “calaverear” antes del matrimonio, se esperaba que las mujeres preservaran su virginidad hasta entonces.

¡Pero ahora todo ha cambiado! Más y más mujeres, en particular las jóvenes, participan en fornicación. Esto ha resultado en un fenomenal aumento epidémico [algunos lo llaman “pandémico,” es decir, universal] de las enfermedades venéreas. En país tras país se admite que éstas están “fuera de control.” Un subproducto de esto es la gran cosecha de bebés no deseados.

Otra razón para esta creciente marea de enfermedad y embarazos no deseados es la temprana edad en que los padres permiten que sus hijos tengan citas. En generaciones anteriores, el hacer citas se permitía solo cuando los jóvenes estaban preparados para las responsabilidades del matrimonio. Y en muchos países esas citas eran cuidadosamente supervisadas y acompañadas.

Sin embargo, en la actualidad a muchos jóvenes se les permite tener citas en su adolescencia temprana sin estar acompañados. Al estar solos a menudo participan en actividades que estimulan el deseo de ayuntamiento. El resultado final es un problema. En este asunto son típicos los comentarios de una jovencita:

“No pensaba llegar hasta donde llegué, palabra que no. Pensé que podría controlarme, pero una vez que comenzamos a abrazarnos y a acariciarnos, no quise detenerme. Entonces antes de darme cuenta, habíamos . . . Ahora estoy embarazada. Oh, ¿qué voy a hacer?”

De igual manera, otra adolescente cuenta de cómo ella quedó embarazada:

“Todo comenzó de manera muy inocente. Al principio nos veíamos cuando había otros presentes. Pero pronto encontramos razones y oportunidades para estar solos. A veces dejaba de ir a las clases para estar con él y otras veces le mentía a mi madre acerca de adónde iba.

“No pasó mucho tiempo antes que comenzáramos a jugar con la inmoralidad. Así es que como cuatro meses después de comenzar a darnos cita, llegamos a tener relaciones. Después de esto me sentí avergonzada y decidí que esto debía terminar. Pero yo lo quería a él y él me quería y pronto volvimos a estar juntos.

“En una o dos semanas espero dar a luz. Si mi relato puede ayudar tan siquiera a una niña confundida y asustada como yo, habrá valido la pena contarlo. Sé que hay muchos jóvenes que sienten que aunque tienen citas sin estar listos para el matrimonio, no harán nada incorrecto. Piensan que pueden besarse y acariciarse sin llegar a tener relaciones. Yo pensaba así. Pero ahora sé que no es así. Una cosa lleva a la otra.”

Por lo tanto, al estar solos, sin compañía, y sin apreciar cabalmente la manera en que sus cuerpos funcionan, muchos jóvenes se han visto envueltos en problemas. De hecho, los sociólogos dicen que muchos jóvenes están en total ignorancia en cuanto al resultado inevitable de jugar con la inmoralidad sexual. Algunos ni siquiera están al tanto de que una joven puede quedar encinta la primera vez que se participa en relaciones sexuales.

¿Qué soluciones se ofrecen?

¿Qué se puede hacer para prevenir la agonía que resulta de ser una madre soltera? ¿Cómo se puede evitar el embarazo? ¿Cuál es la solución?

Algunos jóvenes declaran que si se les hubiera dado mayor educación sexual, no se hubieran producido los embarazos no deseados. Pero ahora la educación sexual es parte del plan de estudios en las escuelas de muchos países. Sin embargo, esto no ha refrenado la marea de enfermedades venéreas o embarazos no deseados.

Los métodos de control de la natalidad para prevenir los embarazos son también parte de la educación sexual. Se usan muchos dispositivos para tratar de lograr ese propósito. Hay dispositivos para el control de la natalidad diseñados para el uso del hombre; y las mujeres tienen diafragmas, dispositivos intrauterinos y píldoras para el control de la natalidad. También se usa la esterilización en hombres y mujeres, pero por lo general no en la gente más joven.

Sin embargo, a pesar de toda esta supuesta educación e información acerca del control de la natalidad, las mujeres solteras continúan quedando embarazadas en números cada vez mayores. Muchas de éstas ahora se hacen abortos. Muchas naciones han liberalizado sus leyes de aborto y cada vez más mujeres lo consideran ahora como la única manera de deshacerse de un bebé no deseado. Se calcula que tan solo en los Estados Unidos los abortos ahora ponen fin por lo menos a un millón de embarazos cada año.

Los abortos representan la pérdida de vidas inocentes, no por un accidente, sino por acción premeditada y deliberada. Y de paso, esa es la definición de “asesinato.” Pero, ¿está esto solucionando el problema de la ilegitimidad? ¿Elimina la causa, la raíz del asunto? Difícilmente. Sucede todo lo contrario. El acceso más fácil que las mujeres ahora tienen al aborto les permite mayor libertad para participar en relaciones sexuales con la idea de que ‘si sucede algo, siempre queda el aborto.’ Se nota aun en las clínicas de abortos que hay ‘pacientes repetidoras’ que se hacen más de un aborto.

La Iglesia Católica Romana desde hace mucho se ha opuesto a los abortos. La arquidiócesis de Nueva York hasta ha organizado un programa especial conocido como El derecho de nacer, para proveer una “alternativa positiva” a los abortos. Suministra consejos a las mujeres embarazadas para ayudarlas a retener sus bebés o darlos para ser adoptados. Pero esto no es nada nuevo. Está haciendo lo que instituciones católicas y otras han hecho por décadas.

En segundo lugar, trata el aborto como el gran mal, y no a la fornicación y el adulterio que son las que crean el problema. No habría nacimientos ilegítimos ni ninguna necesidad para la mayoría de los abortos si las relaciones sexuales no fueran practicadas fuera del matrimonio. Así es que si el problema va a resolverse, hay que atacar la causa, la raíz, y los abortos no son la causa. Solo es un método insatisfactorio de tratar el problema.

Tratando con las madres solteras

A pesar de la educación sexual, esterilizaciones, anticoncepcionales, y abortos, muchos bebés nacen de madres solteras. En la mayoría de los países, existen programas locales o federales diseñados para ayudarlas.

La madre soltera que puede apoyarse en su familia es afortunada. Pero otras no pueden. Para éstas quizás hayan hogares de maternidad y otras agencias instaladas para brindar ayuda durante y después del embarazo. En estas agencias pagadas por la localidad o por el Estado se brinda ayuda física a la madre, y se le da consejo para ayudarla a través de este episodio trágico de su vida. A menudo también se le ayuda a aprender un oficio que puede usar como un medio futuro para mantenerse a sí misma y a su hijo. Pero si no tiene medios de mantenimiento, entonces se le hace disponible dinero de “asistencia social,” dinero que en última instancia sale del bolsillo del contribuyente.

A pesar de esa ayuda, si no se brinda una ayuda adecuada para rehabilitar a la madre, puede volver a ocurrir un embarazo. Como declaró una madre: “Cuando una está embarazada, en realidad cree que jamás permitirá que un hombre la vuelva a tocar. Pero una vez que nace el bebé, se vuelve a ser mujer, con los mismos temores, las frustraciones y la necesidad de ser amada. Y antes de darse cuenta, puede estar de vuelta en el mismo lugar donde empezó.”

Otra manera en que los gobiernos ahora tratan con las madres solteras y sus hijos es tratando de remover el estigma vinculado con la ilegitimidad. Anteriormente, la madre soltera tenía casi una labor ímproba en continuar su vida como antes. Llegaba a ser blanco de abusos, el certificado de nacimiento de su hijo era marcado como “ilegítimo” y ambos eran condenados y excluidos del trato social. Pero recientes legislaciones y reformas sociales en muchos países han mejorado grandemente la condición legal de ella y la de su hijo.

En Austria una nueva ley elimina toda discriminación en contra de la ilegitimidad. Estos niños ahora tienen más derechos que nunca antes. En Noruega la madre soltera ahora recibe atención sin costo bajo un programa de seguro para la salud. En Dinamarca se les atiende en centros para la Ayuda Materna. En muchos países europeos los hijos ilegítimos tienen los mismos derechos legales y de herencia que los hijos legítimos. Y en la U.R.S.S. no hay diferencia legal o social entre los dos. En Suecia a un hijo nacido fuera del matrimonio se le asigna un guardián para el bienestar del niño que protege los derechos del niño, además de proteger los derechos de la madre. Y en Suecia una madre soltera tiene el derecho de llamarse “señora.”

La solución

Sin embargo, nada de lo susodicho realmente llega a la raíz del problema. Y las enfermedades venéreas, la ilegitimidad y la angustia continúan aumentando a medida que más y más mujeres solteras quedan embarazadas.

Pero hay una solución. Y no es solo una solución teórica. Es una que da buenos resultados. ¿Cuál es esa solución?

Implica el vivir conforme a las normas de moralidad de Dios según están expuestas en Su Palabra, la Santa Biblia. Esas normas muestran que la completa solución al problema de las madres solteras es no incurrir en la fornicación. Las relaciones sexuales deben estar reservadas al único lugar donde son apropiadas a la vista de Dios... dentro de los límites del matrimonio.

“Es imposible vivir conforme a ellas,” dirán muchos. Pero no es así. Grandes cantidades de personas, de hecho, cientos de miles, ya están adhiriéndose a estas normas. En más de 200 países, los testigos cristianos de Jehová son prueba viviente de que las personas pueden poner su vida en armonía con las leyes de Dios.

Las verdades de la Biblia pueden y de hecho transforman las vidas de aun esas personas que en el pasado eran promiscuas. Note esta experiencia de una mujer:

“Mi infancia fue básicamente infeliz y desprovista de verdadero amor y afecto. Mis padres trabajaban y mis tres hermanos y yo nos quedábamos completamente por nuestra cuenta después de las clases y todo el día durante los meses de verano. Es innecesario decir que con frecuencia nos metíamos en problemas.

“Tenía ocho años de edad cuando comencé a besarme y acariciarme con varones y para cuando tuve diez años, estaba practicando juegos sexuales. Tenía unos dieciocho años de edad cuando por primera vez tuve relaciones sexuales. Parece extraño ahora que pienso en ello, pero a menudo lloraba después de haber tenido relaciones porque de algún modo sabía que estaba procediendo mal.

“Tuve mi primer bebé a los 19 y el segundo menos de dos años después, por dos hombres diferentes. Mantuve a mis hijos conmigo pues sentía que era mi culpa el que estuvieran vivos y que dependía de mí el mantenerlos y criarlos. No quería que mis hijos tuvieran la misma vida que yo había tenido, y sin embargo no veía la manera de romper el patrón.

“Con frecuencia le oraba a Dios por ayuda. Un día ésta llegó. Vi a un hombre de mediana edad en la calle con una Biblia en su mano. Aunque no sabía que era un testigo de Jehová, me acerqué y le hice algunas preguntas. Eran referente al matrimonio y lo que la Biblia decía sobre ello, dado que ahora estaba comprometida. Paso como una hora contestando mis preguntas, y se hicieron arreglos para que él trajera a una Testigo a mi casa para un estudio de la Biblia.

“El conocimiento de la Biblia me permitió saber que había algo mejor que la vida que conocía. Y también quería la felicidad que irradiaba la Testigo al hablar de la Biblia. Llamé a mi prometido y le informé que iba a vivir conforme a las normas de la Biblia. De ahí en adelante, cada vez que me sentía tentada a tener relaciones con mi prometido, venían a mi mente las enseñanzas de la Biblia y rehusaba. No es necesario decir que él no estaba contento con mi nueva moralidad y pronto terminó nuestra relación, ¡muy para mi alivio! ¡Ahora estaba libre y dispuesta a seguir tras mi nuevo derrotero en la vida!

“Me dediqué sin reservas a aprender más acerca de las normas de Jehová Dios y esto logró un gran cambio en mí. Empecé a asociarme con los que viven de acuerdo con estas elevadas normas morales, ¡y qué alegría era el estar alrededor de ellos! Eran personas que llevaban vidas limpias, morales, personas cuya existencia cotidiana no giraba en torno al sexo. Y algo sorprendente para mí, hasta los solteros y las solteras estaban felices y satisfechos.

“Todos mostraban un interés genuino en mí y en mis hijos. Contribuían con alimentos y ropa cuando era necesario así como con ayuda monetaria. Cuando empecé a decir a otros las cosas que había aprendido por medio de participar en el ministerio con los testigos de Jehová, cuidaban de mis hijos. Hicieron todo lo que pudieron para ayudarme a desarrollar verdadero amor por Jehová.

“También era maravilloso saber que Jehová me había perdonado por mi pasado y estaba proveyendo muchas ayudas para ayudarme a permanecer limpia: Su Palabra la Biblia que bosquejaba el camino a seguir; su organización limpia; y la asociación con hermanos cristianos que estaban orientados para animarse uno al otro en el camino a la vida.

“Con el tiempo conocí a un hombre que iba a llegar a ser mi esposo. Era un testigo de Jehová que se había bautizado recientemente. ¡Cuán feliz era! Ahora había encontrado a un hombre que no solo estaba tratando de desarrollar amor piadoso, sino que también se preocupaba por mí y por mis hijos. Nos casamos dos años después de haberme bautizado.

“Ahora después de servir a Jehová por cuatro años y de vivir conforme a sus justas normas, y más de dos años de matrimonio, honradamente puedo decir que mi vida realmente comenzó cuando conocí a ese Testigo en la calle.

“El vivir según los principios divinos también ha mejorado mi relación con los niños. Aunque antes los amaba, acostumbraba a pegarles severamente, descargando mi culpa y vergüenza sobre ellos. Ahora hacemos las cosas juntos como una familia. Comemos, jugamos, asistimos a las reuniones y estudiamos la Biblia juntos. ¡Qué agradecida le estoy a Jehová de haber encontrado un modo de vivir que produce amor, paz y seguridad dentro del arreglo matrimonial, donde el amor es el fundamento sobre el cual los hijos crecen y maduran!

“Cuán ciertas son las palabras de Jesús cuando dijo: ‘La verdad los libertará.’”

Esta experiencia pone de relieve la fuerza y el poder de la Palabra de Dios en la vida de la gente. ¡Y qué gozo será cuando en el futuro toda “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar”!—Isa. 11:9.

En el nuevo orden de Dios, después de que en breve él le ponga fin al actual sistema inicuo, no habrá más enfermedades venéreas, ni tampoco nacimientos ilegítimos, ni embarazos no deseados ni tampoco abortos para terminarlos. No habrá necesidad de los varios servicios para cuidar a las madres solteras y a sus bebés. Porque ya no habrá más mujeres que sean madres solteras, ni nacerán más bebés no deseados. ¡Entonces la ilegitimidad y sus terribles consecuencias serán para siempre una cosa del pasado!

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