Las lenguas del hombre
POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN LAOS
¡CUÁN dividida está la humanidad por hablar diferentes lenguas! Los eruditos han contado alrededor de 3.000 idiomas hablados.a Si se añadieran todos los dialectos (formas locales de un idioma), la cifra anterior probablemente sería mucho mayor. Pero, hasta los expertos están en desacuerdo en algunos casos en cuanto a lo que es un idioma distinto y lo que es sencillamente un dialecto. ¿Por qué? Porque hasta cuando la gente habla lo que se llaman dialectos del mismo idioma, es posible que no puedan entenderse el uno con el otro.
No obstante en un tiempo todos los humanos hablaron el mismo idioma. Jehová Dios mismo, el Creador del hombre, originó los diferentes idiomas con el propósito de restringir la cooperación humana a un mal propósito. Su acción puso fin a la Torre de Babel que deshonraba a Dios y obligó a sus constructores a dispersarse a través de la Tierra.—Gén. 11:1-9.
La mayoría de los idiomas pueden ser agrupados en unas diez o más familias de idiomas (en esto también, las distintas autoridades dan distintas cantidades). Todos los idiomas de la misma familia han descendido de un antiguo idioma original, y, en muchos casos, ese idioma original se ha extinguido.
Muchas personas saben que el francés, portugués y varios otros idiomas son todos variaciones modernas de un latín muy cambiado. No muchas están conscientes de que hasta el latín está clasificado como solo un miembro de una familia de idiomas. Junto con muchos otros idiomas de Europa y de la India, se dice que se desarrolló de un perdido antepasado llamado indoeuropeo.
No sabemos exactamente cuántos idiomas originales puso Jehová en existencia en Babel porque parece que algunos idiomas, como el japonés y el vasco, no encajan en ninguna familia conocida, y muchos otros idiomas han desaparecido. Posiblemente hubo relativamente pocos idiomas originales. Con el tiempo la gente que hablaba el mismo idioma se separó y no tuvo comunicación una con otra durante siglos, así es que sus hábitos de habla divergieron y se llegaron a usar dos o tres idiomas donde solamente había existido uno solo.
Cualquier idioma vivo cambia constantemente; basta con leer la Versión Valera de la Biblia para ver cuánto ha cambiado el español en unos 370 años a pesar de la influencia estabilizadora de la imprenta y de las buenas comunicaciones. Así, gradualmente, los grupos separados dejaron de entenderse el uno con el otro. Aun así, los idiomas resultantes retuvieron suficientes características en común que hacen obvio el que están relacionados.
La familia indoeuropea
Demos una ojeada más detallada a una familia de idiomas. Aproximadamente la mitad de la población del mundo habla un idioma clasificado entre los que pertenecen a la familia indoeuropea. No es accidente que la palabra para tres, por ejemplo, sea tan parecida en ruso (tri), alemán (drei), francés (trois), danés (tre), holandés (drie), irlandés (trí), griego (treĩs), lituano (trys), sánscrito (trí), albanés (tre), y así por el estilo. Se dice que todos estos idiomas se derivan del perdido indoeuropeo.
Muchos de éstos, más que hijos de esa antigua habla son nietos, porque se dice que muchos se derivan de idiomas perdidos que a su vez habían descendido del indoeuropeo. Por ejemplo, el galés, el bretón, el gaélico, y así por el estilo, se alistan como descendientes de un antiguo idioma celta que brotó del indoeuropeo. El ruso, el polaco, el serbio, el checo, y otros, trazan sus linajes a través de un antiguo antecesor eslavo. El inglés, el holandés, el alemán y otros, tuvieron un origen germánico en común.
Clasificando los idiomas
Solo desde hace comparativamente poco tiempo, aproximadamente a fines del siglo dieciocho, comenzaron los lingüistas a analizar la historia y la relación entre los idiomas vivos. Antes de eso se inclinaban meramente a comparar las formas escritas de palabras en diferentes idiomas, pero hay mucho más que eso en las relaciones de familias. Aun cuando dos idiomas tienen pocas palabras parecidas, pueden construir las oraciones de tal manera que muestra una afinidad entre ellos.
Tome el ejemplo del laosiano y el chino. Sería difícil encontrar muchas palabras parecidas en estos dos idiomas, sin embargo tienen otras tres características importantes en común. Primero, una palabra en ambos idiomas puede tener varios significados distintos según el tono de voz que se usa al decirla. Por ejemplo, la palabra laosiana mu, dicha en un tono de voz bajo, significa amigo, mientras que dicha con un tono ascendente significa cerdo.
Segundo, la mayoría de las palabras tienen solo una sílaba o están formadas por varias palabras de una sílaba seguidas una detrás de la otra.
Tercero, al hablar de varios objetos uno tiene que usar en todos los casos una palabra llamada clasificador para identificar la clase de objeto a la cual pertenecen. Así, en laosiano no puede decir simplemente, ‘tres niñas,’ sino que tiene que decir, ‘niñas tres personas,’ para mostrar que las niñas pertenecen a la clase ‘personas.’ Estas tres características sugieren que el chino y el laosiano son parientes dentro de la misma familia de idiomas.
Por otra parte, no se da gran importancia a la escritura en que se escribe un idioma. Tanto el inglés como el vietnamés usan el alfabeto romano, el cual fue adoptado deliberadamente por los vietnameses en el siglo diecisiete, pero los idiomas son muy diferentes. El japonés y el chino usan escritura parecida, lo que hace que algunas personas los asocien. Sin embargo están clasificados en familias de idiomas totalmente diferentes. Por el contrario, el inglés y el ruso, alistados como parientes lejanos dentro de la misma familia, usan escrituras diferentes.
Aprendiendo las dificultades
Tal vez ahora uno pueda ver por qué algunos idiomas nos son mucho más fáciles de aprender que otros. Un idioma extranjero que pertenece a la misma familia que el nuestro por lo general tiene muchos sonidos, palabras o modelos de oraciones que nos son familiares. Cuanto menos relacionado esté otro idioma al nuestro, más extraño nos parecerá. Al principio hasta quizás seamos incapaces de pronunciar los sonidos, y el orden en que las palabras se siguen unas a las otras nos puede parecer muy raro.
Compare los números franceses del uno al diez con los españoles: un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf, dix. Especialmente si uno recuerda que la “x” francesa, cuando se pronuncia, suena como la “s” española, se puede ver de inmediato cuán parecidos son. Ahora mire a los números laosianos: neung, sohng, sahm, si, ha, hok, chet, bpaat, gow, sip. No hay un solo sonido parecido al español. ¡Cuánto menos sería el parecido si se pudiera mostrar por escrito que cada número laosiano debe ser dicho en cierto tono de voz que uno memoriza junto con la palabra!
Eche una mirada al orden de las palabras. En español uno puede preguntar: “¿Cuántas hijas tiene usted?” En francés eso sería “Combien des filles avez vous?” Aquí, la estructura es muy parecida a la del español. Pero en laosiano se dice: “Chow mi luk sow chag kon?” Lo que literalmente significa, “Usted tiene hija mujer cuántas personas?” Lo cual estructuralmente es completamente diferente al español.
A menudo las palabras que se encuentran en un idioma sencillamente no tienen equivalentes en los idiomas de otras familias. Por consiguiente es mucho más difícil traducir a un idioma que pertenece a una familia diferente. Por ejemplo, la revista La Atalaya en siamés usa la misma palabra para expresar el significado de las palabras españolas simpatía, empatía y consideración. No existen palabras separadas en siamés (o en laosiano, su pariente cercano) para expresar estas sutiles diferencias en significado. Por otra parte, el español usa la sola palabra llevar mientras que el laosiano y el siamés tienen distintas palabras que significan “llevar en la mano,” “llevar sobre el hombro,” “llevar en una pértiga,” “llevar en los brazos” o “llevar sobre la espalda.”
Para ayudar a los estudiantes a hacer frente a esta gran diferencia entre algunos idiomas, se han diseñado nuevos métodos de enseñanza. Uno de ellos a veces se llama el método directo. El estudiante aprende oraciones básicas y modelos o patrones de oraciones desde el mismo principio. Aprende la gramática a medida que ésta se relaciona con las oraciones que ya conoce en vez de avanzar trabajosamente desde el comienzo y aprender largas listas de vocabularios sin poder decir o entender la oración más simple.
En el primer siglo de nuestra era común Dios dio a algunos hombres la milagrosa habilidad de hablar idiomas que nunca habían aprendido. Nadie en la actualidad posee ese don de Dios. Pero, no se necesita. La gente que quiere ayudar a llevar las buenas nuevas del reino de Dios a un nuevo lugar debe aprender trabajosamente los idiomas que allí se hablan. Sin embargo, a medida que la gente de buena disposición de corazón responde, la mayoría de la obra de predicación es rápidamente asumida por hombres y mujeres locales, personas que hablan todas las familias de idiomas que hay en la Tierra. De esta manera la unificadora palabra de verdad triunfa sobre la desunidora confusión de lenguas entre los que desean cooperar en alabar a Jehová, Aquel que dio al hombre la dádiva del idioma.
[Nota]
a World Book Encyclopedia, Edición de 1970, tomo 12, pág. 62.
[Tabla de la página 13]
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